No hay un orden visible para amarse

Pánico entre las hojas amarillas
piedras irregulares las calzadas...
perseguidas de cerca sin orillas
maletas de estaciones olvidadas.

¿A dónde van tan pobres sin hebillas
sus pequeñas cabezas limitadas?
como lunas andantes de rodillas
a perder su belleza condenadas.

No hay un orden visible para amarse;
del color sin color sus infinitos
pero no es peligroso aproximarse.

Del tiempo y de lo oculto los momentos;
son putrefactos cuerpos son benditos
y después de la furia nacimientos.

Sitios abandonados
Concepción Silva Bélinzon
Montevideo, 1979

Ir a página inicio

Ir a índice de poesía

Ir a índice de Silva Bélinzon, Concepción

Ir a mapa del sitio