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Angelelli: ¡no lo dejemos solo!
Juicio de lesa humanidad en La Rioja

Julio Saquero Lois
jslois@gmail.com

 
 

Este fin de semana atravesé  los llanos riojanos: montañas azuladas, arroyos secos, arenales interminables, montes achaparrados de algarrobos, rebaños de cabras, ranchos de adobe. Por allí, por esos parajes creció, luchó y murió el Chacho Peñaloza, y por allí deambulé hora tras hora, a través del paisaje que se filtraba por las ventanillas del micro,  pasando el peine fino a los recuerdos y fraternidades que quedaron esparcidos entre las jarillas, en sitios muy densos en historia colectiva y personal, 41 años atrás.

 

En el juicio que lleva adelante el Tribunal Criminal Oral Federal de La Rioja está el ex vice comodoro Estrella en el banquito de los acusados. Quien debía estar a su lado, Benjamín Menéndez,  sigue  la audiencia desde Córdoba, por videoconferencia. Los otros 3 acusados ya han fallecido. Al igual que varios de los testigos significativos del caso. Estrella es un hombre acabado. Rostro anguloso, traje gris, mirada huidiza, ya ha sido condenado a cárcel perpetua  en el caso de los  asesinatos de los curas de Chamical Carlos y Gabriel, secuestrados, torturados y fusilados por personal subalterno de la base de aeronáutica en la que revistaba el hoy procesado Estrella, y el fusilamiento de Wenceslao Pedernera, dirigente cooperativista del Movimiento Rural de Acción Católica, en Chilecito, pocos días antes del asesinato de Angelelli. Está acabado pero no inerme, durante toda la audiencia se mostrará activo, intercambiando papeles y confidencias con sus abogados defensores y tomando la palabra ante los jueces para sostener su inocencia. Tal vez ya no regrese a La Rioja. Ha sido autorizado por los jueces en el curso de la audiencia a trasladarse por razones de salud a lo que denomina su domicilio legal de Ascochinga, en Córdoba, donde la fuerza de aeronáutica posee instalaciones.

 

Es una de los procesos judiciales más tortuosos y cínicos de la historia jurídica argentina, me digo al recorrer las investigaciones realizadas durante años por Ricardo Mercado Luna y Luis Miguel Baronetto. La peripecia judicial empezó al día siguiente de la muerte del Obispo, acaecida el 4 de agosto de 1976 en el accidente provocado por la encerrona que le hicieron en un tramo de la ruta que atraviesa la provincia a pocos quilómetros de la localidad de  Punta de los Llanos y a media hora de camino de Chamical, donde aparecieran los cuerpos de los curas fusilados. El Obispo fue arrastrado con vida fuera de la camioneta en que viajaba y  ultimado a 25 metros del vehículo. Sobrevivió su acompañante Arturo Pinto. Principal testigo en la Causa. Esto se probó y sentenció hace 38 años por la Justicia riojana. Faltaba nombrar y encarcelar a los asesinos y cómplices.

 

-El 31 de agosto de 1976 a pocos días del asesinato, el Juez riojano Aldo Ramón Zalazar  Gómez resolvió disponer el archivo del Expediente Nº 125.731 – Letra A- Año 1976, ya que acepta el criterio de la Fiscal de que la muerte de Angelelli producto de un accidente de tránsito fortuito causado por una rueda desinflada, no amerita proseguir una investigación en el ámbito penal.

 

-Desvirtuada por testimonios múltiples y pericias técnicas forenses la versión  del accidente como causa del fallecimiento de Angelelli,  el Juez de La Rioja  Antonio Manuel Condado reabre la causa en 1983. 

 

-Al año siguiente el Juez Aldo Fermín Morales recaratuló la causa judicial como “Homicidio calificado y tentativa de homicidio calificado”.

 

-En 1986 el mismo Juez  riojano  Aldo Morales dictó sentencia afirmando: “La muerte de Enrique Angelelli no obedeció a un accidente de tránsito, sino a un homicidio fríamente premeditado y esperado por la víctima”.

 

-En 1988, el aún juez de la causa, Morales, rechaza la demanda de la fiscalía de que el proceso a los culpables sea llevado adelante por el Consejo supremo de las Fuerzas Armadas. Es  apelada esta resolución ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación que la deriva finalmente a la Cámara Federal de Córdoba.

 

-En 1988 el Fiscal de la Cámara Federal de Córdoba se pronuncia por la aplicación  de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final exonerando de cargos a varios de los militares implicados en el asesinato del obispo riojano.

 

-En 1990 la Cámara  Federal de Córdoba considera agotada la investigación y sobresee a los implicados aplicando la Ley de Punto Final, aunque los elementos obrantes en la investigación no le permiten el archivo total. Se volvió así a la versión inicial del “accidente automovilístico”. Es el momento que en el contexto político nacional se prepara el terreno para el Indulto presidencial a los máximos responsables de las violaciones a los derechos humanos. Lo jurídico quedó supeditado a lo político. La política oficial de “reconciliación” del Episcopado Argentino está confirmada. Se sigue sosteniendo en ambientes eclesiásticos esta versión a pesar del fallo de la justicia en 1986.

 

-En octubre de 2005, la situación política nacional cambia y el Juez Federal subrogante de La Rioja Franco Romano Grassi reabre la investigación y se produce la reapertura de la causa, que en la actualidad se encuentra en su etapa final de Juicio Oral, comprende 30 cuerpos,  6.500 fojas y ha recibido más de un centenar de testimonios.

 

La Secretaría del Tribunal ha solicitado documentación importante,  a la Conferencia Episcopal que aún no se ha entregado. Los archivos eclesiásticos relativos a la relación eclesiástica con la dictadura en Argentina y en el Vaticano están aún bajo siete llaves.

 

En la sala amplia y  silenciosa adecuada para el Juicio, en el edificio del Correo, en el amanecer frío y lluvioso del 9 de mayo sólo somos un puñadito. Al fondo los cuatro sillones de cuero donde se sentarán los Jueces están vacíos. Abogados y Fiscales van llegando con displicencia mientras los técnicos preparan el equipo de  filmación y varios policías van tomando posición. La escenografía teatral está casi completa, sólo faltan los protagonistas: acusados, jueces y  testigos.

 

Algo me llama la atención y me preocupa: el Juicio a Angelelli, en su 17ª audiencia, no fue mencionado por ninguno de los diarios riojanos y prácticamente estuvo ausente en la prensa porteña. En el diario-cooperativa El Independiente, que antes de ser intervenido y apropiado por la dictadura se había constituido en portavoz de los marginados y era fiel aliado de la política pastoral de la Iglesia riojana de Angelelli, la noticia más relevante en primera página del día, fue  la presencia del Gobernador Scioli en la provincia de Catamarca y en página central, se destacaba una noticia escandalosa: vecinos de los suburbios de la capital riojana estaban alimentándose con carne de perros…

 

En las primeras filas del auditorio dos monjitas  se refugian en la lectura. Lucía, una mujer de edad mediana, delgada, firme en su andar,  atraviesa la sala y saluda con familiaridad a cada uno de los presentes. Su rostro afable y bello parece esculpido en el dolor, como el de las viejas campesinas riojanas. Estuve 7 años en prisión durante la dictadura,  me consideraron irreductible, me confesará. Desafiante sostiene ahora en sus manos, frente a los cuatro jueces que acaban de ocupar sus sitiales, un afiche donde se ve al Obispo Enrique Angelelli pleno de vida y luz.

 

La 17 audiencia va a comenzar y  el público es escaso, apenas una veintena. Al viejo cura luchador y molesto lo dejaron sólo otra vez. ¡Lo dejamos solo, pienso! Y siento mucho dolor. Mucho. Por él, por nosotros, por mí. Por La Rioja.

 

Todavía se discute entre fiscales y abogados si fue un accidente o si fue un asesinato  planeado y perpetrado desde la base de aeronáutica de Chamical y desde la sede del ejército de Córdoba.      

 

Siento que a la Iglesia de la Conferencia Episcopal y de la Nunciatura no le preocupa demasiado  el Juicio de Angelelli. A los periodistas tampoco. Ni a los partidos políticos, ni siquiera se pronuncian los ciudadanos riojanos a quienes consulté por la calle. La mayoría de ellos, aparentemente, viven el día a día confrontados a las fuerzas policiales que reprimen todo intento de oposición con saña, como los asambleístas antiminería o los estudiantes. Muchos riojanos se manifiestan angustiados por conservar su trabajo, supeditados a lo que los grandes señores feudales riojanos aún les dictan desde las fincas o desde las bancas y con sujeción a una Iglesia Jerárquica que parece  más fiel a sus carriles medievales y a sus silencios cómplices con el poder que al Evangelio liberador. Afortunadamente hay testigos fieles y valerosos que acompañaron y acompañan, a pesar de las presiones, calumnias y amenazas el proceso en el que se está demostrando audiencia tras audiencia el itinerario que siguieron los culpables de la planificación y asesinato del Obispo de los pobres. De las culpabilidades y los encubrimientos, de eso se trata en esta audiencia.

 

El Gobernador Daniel Scioli no tenía evidentemente en su agenda el juicio. El estaba reunido ese mismo día en Catamarca con el gobernador de La Rioja y  su par catamarqueña, en congreso convocado por la Cámara Minera Nacional para reafirmar su apoyo incondicional ahora y mañana (?) a la “Gran Solución” para el país y el mundo: la extracción minera en Argentina.

 

La conducción Nacional de los maestros de CTERA, con su secretaria ejecutiva Stella Maldonado a la cabeza, que convocó ese mismo viernes 9 en la capital riojana a todos los dirigentes docentes del Noroeste argentino para un curso de capacitación sindical y política bajo la advocación de Paulo Freire, se tomó el tiempo para sacarse fotos en la casa de gobierno con Ministros de Beder, pero no consideró oportuno acercarse a los tribunales para recordar y solidarizarse con el Obispo E. Angelelli , maestro de maestros. Alguien que sí se tomó en serio la Pedagogía del Oprimido. Y luchó hasta dar la vida por los campesinos sin voz.

 

Un amigo riojano me explicó: la querella y el armado de este juicio es cosa del gobierno nacional, aquí el pueblo riojano ya se pronunció hace años y condenó a los culpables con nombre y apellido.

  

Lo mismo que oí en Trelew, de boca de una vieja luchadora trelewuense, Encarnación de Mulhall,  durante el juicio por la Masacre del 72, hace un par de años al iniciarse las audiencias: el pueblo de Trelew ya los condenó, refiriéndose a los asesinos de los 16 prisioneros, los marinos de la Base Almirante Zar

  

Sin embargo, en La Rioja, ex presos políticos, familiares, comunidades cristianas de base, trabajadores y estudiantes que apoyan las querellas y demandan desde hace 38 años Juicio y Castigo a los culpables, continúan desde la prensa alternativa y desde espacios radiales y asambleas insistiendo en sus consignas y atentos a la sentencia de este caso histórico que aparentemente finalizará con una sentencia que determinará responsabilidades y culpas verosímilmente a fines de junio.

 

Y aclaro, no fui a declarar a La Rioja. Fui porque me sentía mal y no sabía por qué. Ahora lo sé. Yo también estaba dejando solo al querido Pelado.

 

Y cuando, al finalizar la audiencia, sentí una mano que se  apoyaba en mi hombro, me volví y encontré a Lucho Gómez, más viejo, como yo, tal vez, que me sonreía emocionado, supe que mi viaje tenía sentido .Era ese mismo Lucho a quien conocí 41 años atrás en el Molino semi derruido de Suriyaco  donde pasé tres años inolvidables de mi vida compartiendo sueños de fraternidad con la comunidad  riojana de  Angelelli  y junto a Arturo Paoli, José Pineau, Enrique de Solan y tantos otros compañeros de lucha que ya no están.

 

Lucho y sus tres hermanos estuvieron ocho años en la prisión de Sierra Chica durante la dictadura,  y son hijos del artesano español que construyó el viejo molino donde se molió el trigo de los valles del norte riojano,  cuando en los valles aún se sembraba trigo.

 

Julio Saquero Lois
El Pedregoso, 13 de mayo de 2014
jslois@gmail.com
 

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