Insomnio

poema de Carlos Sabat Ercasty

Del libro "El vuelo de la Noche"

Mar del insomnio bajo el cuerpo mío.
Anhelante viajar de olas y naves.
Velas negras hundiéndome su mástil en el pecho.
Y entre este no dormir que corre como un río,

el ala dolorosa de las perdidas aves

y el extraño flotar en el barco del lecho!

Más y más cada ola sube al hombre despierto

y roza los abismos de donde el sueño fluye.
Ah, cómo la esperanza feliz de entrar al puerto

contra las islas bruscas golpea y se destruye!

Hinchen los nervios raros

de un viento enloquecido de vértigos y fiebre,

la vela fascinada por los latidos claros

de alucinantes faros,
y se ansia que un golpe de mar, la proa quiebre!

Corazón retorcido de tinieblas

donde las noches hunden su garra constelada.

Hoy las estrellas muerden en las nieblas

de los ojos errantes.
Hoy la carne se agrieta sacudida y crispada

por sus llagas quemantes!

Satán de los insomnios, en tu negro astillero,

con maderas de nervios, de angustias, de locura,

trabajaste la barca de este pobre viajero

para que navegase la noche inmensa y dura!

Ah, subir hasta el borde de la cansada vida,

hasta las fatigadas orillas de la muerte,

para caer sangrando con la carne transida

y no dormir el alma bajo un reposo inerte!

Qué agudos vientos soplan? Qué arrecifes violentos

crispan sus manos náufragas y obscuras de amenazas?

Qué boca del peñasco sube antiguos lamentos?
Qué ríos de la muerte corren sobre mis brasas?
De qué ola colérica la sal agria me hiere?
De qué isla fantasma los recuerdos me gritan

mientras mi corazón se muere?
De qué costa erizada
los vientos del horror se precipitan
a esta vela de nervios, a esta nave cansada?

Siento como si todos los astros me tocasen.
Veo visiones nunca llegadas hasta el mundo.
Almas desencarnadas parece que rozasen,

incandescentes y ebrias, mi corazón profundo.

Ah, la barca encendida,

el lecho del insomnio que se quema en si mismo,

la noche en haz de brasas, el fuego de esta vida,

toda el alma encendida incendiando el abismo!

Desgarramiento puro en que el pecho está abierto

y se muestra a la noche como una horrible llaga!...

Todo este pobre pecho que un día estará muerto,

cansado de su sangre y de su sombra aciaga!
Ah, la barca encendida,                                                      

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