El Hada de la Luna

poema de Carlos Sabat Ercasty

Del libro "El vuelo de la Noche"

 

Ya no te aguardo, Sueño. No me borres la alcoba

ni me bebas el agua azul de la mirada.
Me acojo a la pereza del diván de caoba

hasta que llegue en sedas y desmayos, el Hada.

 

Cuando en la media noche de cobaltos profundos

las margaritas de oro hagan jardín los cielos,

vendrá de las distancias inmensas de los mundos

con ópalos lunares y vagos terciopelos

en su carroza de ópalos y de ágatas lechosas,

con rosas atenuadas en la luna y las rosas....

Es el Hada lunática, blanca en sutiles copos,

con glicinas de estrellas en las manos astrales,

plata en luna la frente de lilas y heliotropos,

y lirios de la luna azules en los chales.

 

En sus ojos de éter bebe luz el espacio.
Sus manos transfiguran todo terror nocturno.

Vierte un lúcido ensueño, construye mi palacio,

me marea con filtros astrales de Saturno.

 

Ya no te aguardan, sueño, mis pupilas.
Me acojo a la pereza del diván de caoba.
Cuando cierres el párpado de las vidas tranquilas,

entrará el Hada blanca, toda en luna, a mi alcoba.

 

Me extasiará una líquida sensación de distancias,

irradiaré mi sangre en luz hacia los astros,

y en fuego azul y en éter disolveré las ansias

de mi carne lunática de perlas y alabastros.

 

Ah, las olas cambiantes en el gris de sus mares

que llegan de sus pechos al diván de caoba,

y la flota ilusoria de navíos lunares

que transfigura en puertos fantásticos mi alcoba!

 

Ah, la carga de esencias y perfumes azules,

las rosas de otros astros más viejos y las rosas

de otros astros más nuevos, las sedas y los tules

que traes de tus largas estrellas amorosas!

 

Ah, mi alma que sufre sus enigmas de estrella,

y en un afán nocturno, perdida, alucinada,

aguardará en la noche al Hada, y sólo a ella,

para embriagarse en éxtasis con el amor del Hada!

 

Hada visitadora de los meditadores,

de los viejos astrólogos y los tristes poetas,

los cabellos de luna sobre un agua de flores

y un perfume lejano de noches y violetas.

 

De tu claro de luna bajan jardines blancos

y rozas con tu claro de luna mis ventanas.
Ah, si la carne cósmica de tu pecho y tus flancos

se abrazara a mi anhelo con intangibles lianas!

 

Yo estaré luminoso de estrellas y de luna.
Me embriagarán licores astrales en tu boca.
Y me hundiré en tu música de ensueño, y como en una

ebriedad del espacio se irá mi frente loca.

Ah, tu carne de ópalo nos hace delirar

y nos das el mareo de ilusión de tu viaje,

y tu eterna quimera y tu antiguo soñar,

y el camino de estrellas que tiembla en tu paisaje!

 

Ah, cuando el vaso cósmico me derrame tus vinos

y esté la media noche lunar toda extendida

en mis anhelos diáfanos, astrales, cristalinos,

y las constelaciones converjan a mi vida.

 

Presiento los desmayos de mi carne sensible

hasta la esencia última de los ojos del Hada,

y acaso quede muerto de una herida intangible

que a mis pupilas entre de su inmensa mirada.

 

Ya no te aguardo, Sueño. No me borres la alcoba

ni vendes el espejo de mis ojos abiertos.
Me acojo a la pereza dei diván de caoba.
Pronto el Hada en su nave llegará hasta mis puertos.

 

Sobre mis carnes fluyen unas sedas de oro.
En mis pupilas flotan lentos lotos lunares.
El lirio de la frente tiembla de azul sonoro

y el alma huye en la ola de los arcanos mares.

Es la hora ilusoria, sin realidad de vida,

cuando toda mirada tiende un camino incierto

entre el deseo cósmico y la estrella fluida.
Y el corazón de carne, de no ser luz, se ha muerto.

 

Se diluye la sangre en éteres de espacio,

y me exhalo en esencias de heliotropos y lilas.

Transfiguran los éxtasis la alcoba en un palacio.
Se atenúan en sedas nocturnas mis pupilas.

 

Hora en que lo más próximo se ve flotar muy lejos

y el desmayo nos miente sus distancias irreales.

Viajamos una senda de engañosos espejos.
Los ojos están húmedos de emociones astrales.

 

Ya es la noche indecible, imprecisa, exhalante.
El Hada de la Luna me ilumina la alcoba,

afelpa sobre mi alma su seda alucinante

hasta borrar mi peso del diván de caoba.

 

Sólo queda en mi cuerpo la ilusión de haber sido.

Ha caído a la alfombra mi carne desmayada.
En el diván mi vida sin sangre es un fluido

disuelto en los fluidos estelares del Hada.

Ah, las olas azules en la luz de sus mares.
Ahora de mi se irradian como surgen de ella,

y en la flota ilusoria de las naves lunares

mi alma va con el Hada intangible, a su estrella.

 

Viaja un río de plata en el claro lunar

y el agua es el reflejo de un agua de amatista.

La nave es el recuerdo de otra nave en un mar

que dormía sus franjas de turquesa en la vista.

 

Se me hizo de estrellas la ilusión de haber sido.

Una esencia de mundos nacientes me embriagaba.

A un astro iba la proa de mi barco encendido

y me sentí más diáfano cuanto más avanzaba.

 

Me aluciné en las luces más ténues e intangibles,

en selvas de reflejo y en bosques de ilusión.
Llegué hasta los perfumes de los mundos sensibles,

todo de llamas de astros tembló mi corazón!

 

Y arribamos entonces a la estrella deseada.
Ella besó mi frente en su nave de tul,

y yo entré en el fluido desmayado del Hada

y ella entró en mi fluido como una onda azul!

Después hubo una fuga de remotos navíos.
En su barca de plata volvió mi afán desde ella.
Sentí la suave huida del Hada en lentos ríos,

y la luz de su cuerpo tembló como una estrella!


Carlos Sabat Ercasty Año 1918
Del libro "El vuelo de la Noche"

Maximino García, editor

talleres Gráficos de la Escuela Industrial (hoy U.T.U)

Montevideo, 1925

 

Ver, además:

             Carlos Sabat Ercasty en Letras Uruguay

 

Editado por el editor de Letras Uruguay 

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