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Declaración del asesino de la risa
Héctor Rosales

De El manantial invertido (1994)

Pedí perdón. En aquella estancia todas las paredes
fueron escritas. (Trazo negro, turbulento,
de rojizo sabor a urgencias). Irredento en la captura

pedí perdón a la efigie aniñada que los globos
elevaban. A los persuadidos del prado perpetuo
nacido de amapola y ruiseñor. A los que sacudían
la mañana examinando si un sol seguro sonaba dentro.

No hablaría más. Lisiado por sílabas impropias,
pésimo huésped de mi culpa, aserrado, quedé
escuchando al que dictaba tras mi nombre.

Héctor Rosales
Selección del autor / Barcelona, noviembre de 2002

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