Peer Gynt

José Enrique Rodó

 

Este sentimiento de la vida que se acerca a su término, sin haber llegado a convertir, una vez, en cosa que dure, fuerzas que ya no es tiempo de emplear, ¿quién lo ha expresado como Ibsen[1], ni dónde está como en el desenlace de Peer Gynt, que es para mí el zarpazo maestro[2] de aquel formidable oso blanco? Peer Gynt ha recorrido el mundo, llena la mente de sueños de ambición, pero falto de voluntad para dedicar a alguno de ellos las veras[3] de su alma, y conquistar así la fuerza de personalidad que no perece. Cuando ve su cabeza blanca después de haber aventado el oro[4] de ella en vana agitación, tras de quimeras[5] que se han deshecho como el humo, este pródigo de sí mismo quiere volver al país donde nació. Camino de la montaña de su aldea, se arremolinan a su paso las hojas caídas de los árboles. "Somos, le dicen, las palabras que debiste pronunciar. Tu silencio tímido nos condena a morir disueltas en el surco". Camino de la montaña de su aldea, se desata la tempestad sobre él; la voz del viento le dice: "Soy la canción que debiste entonar en la vida y no entonaste, por más que, empinada en el fondo de tu corazón, yo esperaba una seña tuya". Camino de la montaña, el rocío que, ya pasada la tempestad, humedece la frente del viajero, le dice: "Soy las lágrimas que debiste llorar y que nunca asomaron a tus ojos: ¡necio si creíste que por eso la felicidad sería contigo!". Camino de la montaña, dícele la yerba que va hollando su pie[6]:

"Soy los pensamientos que debieron morar en tu cabeza; las obras que debieron tomar impulso de tu brazo; los bríos que debió alentar tu corazón". Y cuando piensa el triste llegar al fin de la jornada, el "Fundidor Supremo" —nombre de la justicia que preside en el mundo a la integridad del orden moral, al modo de la Némesis antigua,— le detiene para preguntarle dónde están los frutos de su alma, porque aquéllas que no rinden fruto deben ser refundidas en la inmensa hornaza[7] de todas, y sobre su pasada encarnación debe asentarse el olvido, que es la eternidad de la nada.

¿No es ésta una alegoría[8] propia para hacer paladear por vez primera lo amargo del remordimiento a muchas almas que nunca militaron bajo las banderas del Mal? ¡Peer Gynt! ¡Peer Gynt! tú eres legión de legiones.

Referencias:

La parábola Peer Gynt figura como capítulo XXV de MOTIVOS DE PROTEO. "Acaso le agradará a usted saber -escribe Ibsen al consejero Hegel, en 1867- que Peer Gynt existió en realidad. Vivía en el Guldbrandsdal (valle de Noruega), probablemente a fines del siglo último o a principios del actual. Su nombre es muy conocido de los habitantes de aquella región; pero, en cuanto a sus hazañas, no saben casi nada más que lo que puede leerse en los cuentos noruegos fantásticos de Asbjörnsen, Peter Christen (1812-1885)". (ALEERT, Salvador, "El Tesoro Dramático de Henrik Ibsen", Barcelona). Rodó escribió esta parábola con una técnica parecida a la empleada en La pampa de granito: la frase "camino de la montaña" se repite, poéticamente, precediendo las voces de la naturaleza, al paso de Peer Gynt, que retorna tras larga ausencia. Estas voces forman parte del acto V del poema dramático, en que la realidad y el desencanto aumentan en Peer Gynt la tristeza del retorno, hasta que, en el regazo y en el amor fiel, de Solveig, halla la paz y la dicha que, inútilmente, anduvo buscando por el mundo.

 

Notas:

[1] - IBSEN, Henrik (1828-1906). Es, sin disputa, uno de los más grandes dramaturgos contemporáneos. Después de una ardorosa lucha político-literaria, se alejó, voluntariamente de su patria, Noruega. Residió, durante varios anos. en Italia. Ya glorioso, regresó a su país, en la vejez. En la dramaturgia moderna, el teatro ibseniano ejerció una poderosa influencia.

[2] - Rodó participa de la opinión de quienes consideran a "Peer Gynt" como la obra más importante de la producción ibseniana. Algunos críticos, entre ellos Albert (ídem), estima que esta "epopeya lírica" es la menos personal y la mas nacional de las obras de Ibsen". El compositor noruego Eduardo GRIEC (1843-1907), musicalizó "Peer Gynt" en una "suite d'orchestre".

[3] - veras: fervoroso entusiasmo.

[4] - Figuradamente, Rodó alude al paso de la juventud, materializando la imagen de los cabellos rubios transformados en las canas de la vejez.

[5] - quimeras: ilusiones; fantasías; desvaríos.

[6] - Giro pleonástico, pues ''hollar" significa "pisar, poner el pie sobre algo".

[7] - hornaza: es horno pequeño que usan los fundidores de metales y, por esto, resulta sorprendente el epíteto rodoniano.

[8] - alegoría: figura representativa y simbólica.

José Enrique Rodó
Parábolas cuentos simbólicos
Ilustraciones de Santos Martínez Koch
Contribuciones americanas de cultura S. A.
Montevideo 1938

Ver, además:

 

              José Enrique Rodó en Letras Uruguay

Texto e imagen recopilados, escaneados y editados por el editor de Letras-Uruguay Carlos Echinope Arce Es uno de los autores elegidos, por marzo del 2003, para integrar la Letras Uruguay nacida el 23 de mayo del 2003.

Editado por el editor de Letras Uruguay

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