Comunicación intencional
Alba Marina Riverón Granese

La creación estaba a mis pies. El cielo mostraba su diáfano aspecto. Un sol radiante observaba la escena junto conmigo. Habíamos hablado mucho ese día; de la vida, del espacio, de lo eterno, de lo temporal, de todo lo que es. De su sustancia, de la mía, de otras, de la igualdad y de la unidad.

Pero la escena nos distrajo y acudimos al llamado de la curiosidad. Un pez salía de las aguas del océano y se sumergía. Miramos extasiados su cuerpo brillante y los dos supimos que en él había una intención. Nos conectamos, el sol y yo, para mandarle un mensaje de agradecimiento por su intención, él sintió nuestra energía y saltó dos veces seguidas.

Llegó a nosotros su contacto inmaculado, una sensación de frescura invadió nuestro espacio secreto. Yo temblaba de asombro y el sol inmutable esbozó una sonrisa.

Alba Marina Riverón

Inédito

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