El Peluca

 

La vida está llena de incalculables misterios, y muchas personas aunque sean de conducta por demás intachable, no encuentran el camino justo, por donde deben transitar, y allí llegan los padecimientos inesperados. El Peluca era un hobre joven, de unos treinta y cinco años, de pelo bien negro y espeso, esto le valió el mote con el que se le conocía, además tenía un andar bien pausado, y que todo lo hacía más misterioso. Nadie sabe de donde salió, ni quien es, tiene un problema mental serio, vaga constantemente por la ciudad, pero tiene le dicha que es muy querido. Para El Peluca todos somos parientes, pero si le preguntás por sus orígenes, te hacés de un enemigo. Anda siempre con su valijita, su radiograbador y su música preferida el folklore latinoamericano, nadie sabe nada de él, y menos de su pasado, pero hemos sacado en conclusión que es uruguayo, por muchas cosas,   y una de ellas son sus dichos, muy de aquellos pagos.

Parece que El Peluca, en el fondo ha sido un gran luchador, su enfermedad y su abandono lo han llevado a esta situación, pero se nota que es una persona educada.

En una oportunidad se subió arriba de unos cajones que habían en la vereda, y comenzó con un discurso, de ha poquito se fué amontonando gente y comenzó diciendo:

He tenido la oportunidad de participar en numerosos actos, en que he podido ponerme de acuerdo con ambas comunidades.....Ahí la gente comenzó a retirarse, al ver que era una persona, que su cabeza no funcionaba bien. El invierno sueco es terriblemente cruel y por supuesto nadie puede aguantar mucho tiempo a la intemperie sin estar en movimiento y en ese momento nos encontramos con El Peluca que nos dice ¡Qué tornillo hace, hermano!   ¿he? Refregándose las manos. Dice con mucha autoridad ser especialista en “Partidas de truco” pero jamás lo hemos visto jugar. Un día como tantos lo encuentro colorado de cara, hablando sólo y sumamente nervioso, nunca falta alguien que se quiera pasar de listo con una persona enferma, lo tranquilizamos y lo llevamos a tomar un café.El Peluca nos cuenta que por las mañanas toma mate amargo, cuando lleva la radio apagada, según él,   es para no alertar a los “Corbatas Rojas”que lo persiguen, lo malo de todo esto es que lo dice con un terror asombroso.

En cierta ocasión lo encuentro parado y solitario, en la estación de trenes de la ciudad de Nässjö, me reconoció enseguida ¡Hola hermano! ¿Cómo andás? Ahí me dí cuenta que andaba mejor, a pesar que esa enfermedad como otras tantas, tienen sus altibajos. El Peluca es sumamente educado, como lo habíamos dicho párrafos arriba. Entre otras cosas me muestra lo que le mandaron desde muy lejos y me muestra dos mazos de naipes sin usar marca “Tatú” que guarda con mucho cuidado, dentro de su pequeña valijita. Alguien le oyó decir, que si tuviera una bicicleta todo le sería más fácil. La donación no se hizo esperar, y unos amigos la dejaron como nueva, hasta le colocaron dos carteras una de cada lado del portacargas.

Todo llevó cierto tiempo,   en esa época se le habia perdido los pasos a El Peluca, pero entre tanta gente algún amigo lo encontró y lo trajo a donde le iban a entregar la bicicleta. Cuando recibió la bicicleta, no podía creer, aunque escasos minutos, pensó como una persona sana y expresó: ¡Esto me emociona! Cuando le preguntamos si sabía andar manifestó: ¿ No te acordás que repartía diarios por el Cerro en bicicleta? Esto nos dió la razón, de que era un oriental más. Le entregamos la bicicleta, alguien le acomodó el asiento a su medida, montó y salió a los corcabos, como si hubiera montado un potro salvaje.. Varios de nosotros nos quedamos un rato más y luego marchamos cada cual para su lado.

A los pocos dias, lo volvimos a encontrar a El Peluca, pero en esta ocasión nos partió el carazón, su bicicleta estaba recostada a una columna y él con dos sobretodos puestos y durmiendo en un banco de la plaza. Parece que la policia le había advertido que no podía dormir en ese lugar. A todo esto, unos niños bastante grandecitos se entretenian tirándole pequeñas piedritas a su cuerpo, que no le hacian daño pero lo molestaba, no sólo los niños sino algunos mayores que encontraban en él, el modo de divertirse. Nos pareció una enorme tonteria, divertirse a costillas de un hombre enfermo, que era victimas de la circunstancias y nadie tenía derecho a molestarlo. Así fueron sucediendo las cosas en la vida de El Peluca, pero seguía siendo un misterio, que ni siquiera el nombre se le conocía. Nosotros teniamos interés en saber algo de su familia, pero de todas maneras estabamos seguros, que algún día se iba a saber. Muchas veces las desgracias, tienen un final feliz, ahora aquellos niños que le tiraban pequeñas piedritas, el cual le recriminamos su actitud, al otro día le trajeron ropa limpia y un poco de comida caliente. Con seguridad nuestras palabras, calaron hondo en la mente de los niños y llegaron con la promesa que el padre de uno de los niños, era médico psiquiatra y queria hablar con algún familiar del paciente. Allá fuimos sin tener implicancia alguna, ni grado de parentezco, fuimos a darle una mano, a quien lo considerabamos a un amigo en desgracia. El médico quería saber algo de su historia clinica, al no tener nada, el médico se encargó de todo. Dejamos a El Peluca en la clinica, pidiendo el médico que regresaramos no antes de las tres semanas, así lo hicimos con mucho gusto. El médico habló exclusivamente de su enfermadad, la recuperación va a ser lenta , pero segura y a los cinco meses se va a ir notando la mejoría, más o menos.

Hay muchas versiones en la vida de El Peluca. Pensamos que ninguna se ajusta a la verdad, varios aseguran que se enloqueció, porque su mujer lo abandonó, es simplemente una fantasía que lo creó alguien que no tenía nada para hacer. Ahora El Peluca está internado en un Centro Psiquiátrico, el médico nos asegura que en pocos meses vamos a sentir la mejoría, pero tendrá que seguir tomando las medicinas, un tiempo más. Ya lo han autorizado a tener visitas, nos recibe con un abrazo tremendo y se emociona un poco, su salud va cambiando. Mientras El Peluca este internado no hay motivo para preocuparse, por la razón de que lo pasa bien y tiene buena atención. Han pasado cinco meses, la mejoría se nota en forma notable, luego de la visita nos acompaña hasta la puerta, por el trayecto le preguntamos ciertas cosas, que nos contestó con razonamientos simples, pero correctos, lo vemos casi totalmente recuperado, pero las decisiones corren por cuenta del médico que lo atiende. Nos enteramos que tiene un pequeño apartamento que se lo paga la Seguridad Social. En una de esas visitas, El Peluca nos da un papel todo arrugado que con discresión lo hechamos al bolsillo. Al salir del Centro de Salud, miramos el papelito y tenía una dirección , nos pareció importante averiguar lo que era. Esa dirección quedaba a casi 300 km de distancia, del lugar que estabamos. Dejamos para ir el próximo sabado, lo haremos en tren por la cantidad de nieve que hay. Ese día partimos con el objetivo fijado, pero con tanta mala suerte que un anciano hombre, nos pasó contando sobre la colección de cuadros de la atriz francesa Jacqueline Delubac y que a nosotros no nos interesaba el tema en absoluto, despues siguió hablando como una cotorra , sobre los caprichos de Goya. Llegamos al lugar indicado, el cual nos dió bastante trabajo encontrar la dirección, en una ciudad que no conociamos, al final llegamos. Nos atendió una gentil señora, que por lo visto estaba en plena tarea de limpieza, le explicamos cual era la razón de nuestra visita. Nos sorprendió, era la señora de El Peluca, elegante   persona, maestra de primaria, lo que estabamos frente a una persona sumamente culta, pero inmediatamente cambió su cara y en un momento dado, llamó a un niño que jugaba con otros chicos en la nieve ¡Nene! Apareció papá, el niño es el retrato de El Peluca, viene y le interesa todo lo que se habla de su padre, escucha con mucha atención. Combinamos con la señora, el día para irlo a ver, primero hay que hablar con el médico, por las dudas que la emoción no le vaya afectar su salud.

Las sorpresas no sabemos si será bueno para él, pero si sabemos a ciencia cierta, que su mujer no lo abandonó, ni se fué de su casa por ningún motivo, salió y debido a su enfermedad no pudo regresar, al contrario se alejaba más. Fué buscado intensamente, pero todo fué inutil, nos referimos a su búsqueda. Queremos hacer un previo comentario a su reencuentro familiar, alguna autoridad le ofreció a El Peluca, un pasaje gratuito para radicarse en su pais de origen, que solución le daba, pero de todas formas, él rechazó de plano ese ofrecimiento tan indigno.

El Peluca está en su apartamento con el alta, llega su esposa y el hijo de ambos, la alegría es tremenda. Ayer era El Peluca, pero hoy es Alvaro, los abraza y llora como un niño, se ve a lo lejos que nunca los quiso abandonar. Hoy termina esaa historia, sacada de la vida misma y de quien no se sabía quien era. En su apartamento, no quiere quedarse ni un día más, quiere marcharse hoy mismo junto a su familia, que la quiere mucho. La señora nos agradece muchas veces, pero no es necesario, nos reconforta que todo haya salido bien, debido a la solidaridad de un pueblo, y que toda lucha tiene tarde o temprano, llega a su fin..

Venancio "Pocho" Rivero

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