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Desde el ocaso
Poemario de Federico Rivero Scarani
fscarani24@yahoo.com

 
 

 

 

                         I

 

Soy hijo de un siglo impío

Donde se retuerce la mugre y la desidia

Camino solo por la avenida

Y veo a la grey enloquecida

Sus obligaciones la llevan al delirio

Y se empujan en el ómnibus

Como rebaño de vacas estúpidas

El sol es tapado por la bruma

De un otoño que llevo adentro

Y que no se despeja

Ni con brisas ni con viento

Los árboles sin hojas ya

Muestran su esqueleto

Y el río a lo lejos

Se encrespa como un gato

La miseria y la indigencia

Que se aprecia como un cuadro

Dan testimonio de una época podrida

Yo que amo el arte y la naturaleza

Me siento fatigado y deprimido

Encuentro, tal vez, en una mujer que pasa

Lo maravilloso que se traga el hastío.

 

                        II

 

Descendió un ángel del cielo

Y agarrándome de los pelos me dijo:

¡“Vicioso, apiádate de los demás

Y de tu alma manchada”!

Y sacudiéndome me tiró contra la pared

“Yo no estoy obligado a nada”, le respondí,

Vete al cielo donde las estrellas se tocan

Pero el ángel furioso me volvió a recriminar:

“¡Tenías que ser poeta para

Contener tanta maldad!”

Y se fue dejándome preocupado

¿Qué tendrá que ver la poesía

Con mis desafortunados arrebatos?

 

                        III

 

Soy extranjero en mi tierra de cielo gris;

He vivido entre la grey infinita de los hombres;

Los notaba a todos atrapados por el silencio y la muerte.

He deseado sumergirme en el hueco de mis abismos,

Y, parado bajo el ojo siniestro del pensamiento,

No halló mi corazón el bienestar del reposo;

Mi melancolía me hacía volver al mundo;

Por debajo de mí la vida huía como un sueño,

Y en el cielo estrellado brillaba eterno mi destino,

Que no estaba seguro de que fuera mío

Y volvía a la melancolía atroz otro día más.

 

                        IV

 

Te llevarán cálices oscuros y amargos

te nombrarán con palabras de acero

jugarán con tu cordura y tus sueños

ellos, los inefables seres sin tiempo

buscarán en la bruma tu nombre

para hacer que éste se embriague

y luchando como titanes saltarán

sobre tu sombra querida, sin vacilar …

pero a pesar de este sombrío augurio

yo te elevaré con mi canto y mis besos

a vos, querida princesa de un cuento

que escribirá una niña en mil años

y estaremos presentes alma con alma

más allá de la última sombra que lleva

y nos amaremos entre nubes y ríos

bajo el tibio sol y la luna llena.

 

 

                        V

 

Cae la helada en la noche eterna

Mientras la luna gira en el cielo

Es pasada la medianoche

Y los sueños comienzan a surgir

Pero a mí me invade el insomnio

Es una película en cámara lenta

Surgen recuerdos y quimeras

El frío lo abarca todo

Como una sábana invisible

Es la hora de los grafiteros anónimos

Es la hora de los muertos

De las hechicerías verdes

Juegan en los parques los duendes

Y algún travesti aburrido

Los ve danzar mientras su maquillaje

Se perla por las gotas de rocío

Un indigente se revuelca

En la cama de la pobreza

Junto a los duendes los autos paran

Árboles oscuros contemplan la escena

El travesti se acerca

Conversa gesticula y sube al coche.

 

                        VI

 

Luna lunita que espera

A la noche con sus estrellas

Me acompañas con tu luz

De plata y oro

Por las calles de mi barrio

Luna lunita lunera

Que descuelgas por el aire quimeras

Me proteges de los espíritus malos

Y de los malandras que tajean

Luna de hechicerías nocturnas

De amores inspiradora

Es tu halo un círculo mágico

Mientras te cuelgas del cielo como una fruta

Guías como un faro solitario

En los roquedales de las nubes

Luna lunita lunera

Por más que halla gente que te temiera

Yo te alabo desde la tierra.

 

                       VII

 

De Babilonia recibí el talismán

Y crucé siglos cuidándolo

Más que a mi corazón

Hoy olvidé su significado

El polvo del tiempo me erosionó

Creí en los dogmas y en Baco Tricornio

Sangré teología edifiqué fibras etéreas

Y heme aquí tan lejano del principio

Que el vértigo lo descubrí en un chevette.

 

                       VIII

 

Los Románticos denominaban Melancolía

Al estado de Depresión, enfermedad

Que es un cáncer para el alma.

Ese estado mórbido los llevó a componer

Obras de arte, estimulados por alguna sustancia tóxica

O alucinatoria que los transportaba

Hacia regiones del espíritu vedadas al hombre cuerdo y sano.

Los Románticos eran unos sujetos enfermos:

Por la época, por el clima, por sus amores, por la realidad

La Melancolía los arrastraba hacia su limbo

Y los instaba a componer con un desmayado espíritu

Y una lucidez febril que los hombres comunes carecían.

Sus pálidas almas encontraban en el arte

La alquimia de sus verbos íntimos y personales

Podían desahogarse tocando el piano

Pintando o escribiendo mientras la Melancolía

Los acariciaba como una amante triste.

 

                                                                                          IX

 

¡Otoño, príncipe ocre!, tiene un antojo: hacer florecer sus rosas tan hermosas como dos primaveras juntas. Otoño confidente de amores de parque donde las parejas se unen en abrazos y caricias. Eres una nueva primavera que hace florecer los rosales.

 

 

 

                          X

 

Una variación del poema “Las vocales” de A. Rimbaud.

 

A azul, E amarilla, I, roja, O verde, U negra, vocales,

sus orígenes escapan a los sentidos humanos;

A, azul mar que lame las orillas blancas con su espuma

y del cielo su color más antiguo que la humanidad.

E, amarillo sol que despunta en el horizonte reluciente

donde van los pájaros a embriagarse de luz y calor.

I, roja como la sangre inquieta de los enamorados

durante la primavera, crepúsculo vespertino bermejo

que toma de la mano a la noche para que se instale

sobre los seres y las cosas con sus estrellas y lunas.

O, verdes campos y colinas de mi país al sur del hemisferio,

ojos glaucos de mujer que seduce a hombres y mujeres,

verdes plantas de jardines emotivos donde florecen jazmines.

U, negra noche colmada de hastío, con la soledad pegada

como una negra mancha en la espalda, negra sombra

de peligros nocturnos donde las rameras conversan con los asesinos;

U de viento ululando por las ruinas de oscuros terrenos uliginosos.

Todas ellas se unen en una correspondencia vedada al hombre.

 

 

                        XI

 

Qué te diré de mi oscura existencia

excomulgado del Cielo y de los hombres

como un insecto dañino voy volando

por los días de un eterno calendario

Siento a veces la presencia de entidades malvadas

que me susurran al oído venenosas palabras

puede que sean invenciones mías, alucinaciones

de tanto estar solo con mi sombra ya cansada

Qué te diré de mi origen: quizás sea un sueño

de algún ángel protervo que se extasía alegremente

con hacerme sufrir, con condenarme al esplín

¡Pido, por favor, al Cielo!, que me arranque

de esta desventura que voy llevando como una cruz

pesada y santa como la de Aquel que también sufrió.

 

 

                        XII

 

Los poetas buscan las palabras

no sólo para expresarse sino

para descubrir nuevas regiones

del alma, o del fugitivo sueño

y así componer sus poemas

son los que conservan el acervo

de la lengua: ellos bucean

en el lenguaje para rescatar

del olvido las palabras que

en ocasiones poseen el don

de crear nuevas realidades

ya que ésta es tan mezquina

que los atormentan noche y día

Los poetas están condenados

a sísifo labrar los poemas

usando su mente y su corazón

para exorcisarse de la vida cotidiana.

 

                    XIII

 

Me pesa sobre el cuerpo una tristeza

tan pesada como el granito de una lápida.

Y no sé qué hacer para que se me vaya

el dolor que me cansa hasta la espalda.

Muero, de a poco muero en este sucio días gris

que al despertarme ya presentía la desgracia.

No consigo consuelo ni abrigo para tal fatiga

de existir, mi alma pareciera que estuviera obligada

a dar tumbos por esta primavera enferma

a la cual cortaría si pudiera con una espada.

Se me ha muerto un pedazo de mi vida

y ya no encuentro ni en las flores alegría,

ni una caricia al alma poseo para consuelo

sólo una tristeza infinita que me aprieta el cuello.

 

                         XIV

 

Aquel que sostenga

que tanto el olor como el sonido

poseen el espacio por naturaleza,

se deberá convencer de su equívoco

pues con sólo buscar

el lado izquierdo o derecho

de un sonido (tal vez el canto

de un pájaro furtivo),

o imaginarse un perfume al revés

como un jazmín dado vuelta,

caerá en el abismo metafísico

que del filósofo es un infierno.

 

                        XV

 

Estamos rodeados de signos

que a veces nos hablan,

la Naturaleza toda

por suerte nos ampara.

Un ángel protervo vuela

desde el cielo sombrío,

y le pone nombre a las cosas

como Adán en el Paraíso.

Quiere confundir al hombre

con símbolos, mitos e íconos,

se oculta en una iglesia gótica

y lee en el frontispicio

un epigrama en latín

y sube al Cielo sin ganas.

Estamos rodeados de signos

como una estrella con sus planetas,

confunden igual que en Babilonia

al hombre y sus sentidos.

 

                    XVI

 

No tengo las respuestas

para esta noche tan larga,

apenas me dan las ganas

de escribir algo

que se parezca a un poema.

Hoy corté jazmines

para mi hija y para vos,

perfuman el living con violencia

mientras la noche se va cerrando.

No me siento amargado

porque cuento contigo,

con tu corazón de fruta

y tus besos, tu mirada

con los cuales me consuelo

mi querida amada.

 

                                                                                        XVII

 

a Camila Olmedo

 

 

Soy un poeta pobre

mas no un pobre poeta

la miseria me destila los días

sin embargo en mi alma

se explayan flores

METÁLICAS

¡qué cansado estoy a veces!

escribo porque es mi condena

escribo porque es mi absurdo pacto

CON LA OSCURIDAD

no tengo ni una moneda

no tengo ni una palabra

que me aliente, excepto

LA TUYA, AMOR

la tuya

que con su claridad ilumina el habla

como cuando se abre el alba

tiñendo con su luz

CADA RINCÓN.

 

 

                       XVIII

 

Tozaré flores para vos

esas que te transportarán

con su aroma y color;

serán gladiolos y jazmines

mientras el cielo se cubre

y la tormenta amenaza.

Será durante la primavera

cuando el jacarandá

deja llover sus flores lilas;

Trozaré flores para vos

porque con ellas te diré

te quiero, te amo, mi vida,

ya que sos mi consuelo

para mi sangre herida.

Tus ojos brillarán

como estrellas de la noche,

y en ésta encontraré

el silencio de tu voz apagada.

Trozaré flores para vos:

rosas, margaritas, glicinas,

porque sos mi princesa

y la mejor flor divina

del jardín de mis días

del jardín de la vida,

siempre buscaré flores

para obsequiarte, mi niña,

y si me tengo que ir

más allá de los jardines,

no te olvides que te entregué

flores coloreadas y perfumadas,

todo porque me has inspirado

y me has ayudado a salir

del lado oscuro de la vida

por tu gracia y tu alma

tan profunda como el cielo

tan hermosa como el vuelo

de un pájaro bermejo.

Trozaré flores para vos

porque así yo lo quiero

por puro instinto y deseo.

 

                    XIX

 

La llovizna diagonal desdibuja

la bahía de Montevideo,

y pienso, “te quiero”

aun en el cadáver gris del día.

Los árboles y las plantas

absorben con avidez el agua

que del cielo encapotado cae

como cristalinas ráfagas.

Hay un ensueño en la Ciudad

todo parece monótono.

Es que la tarde se ha puesto a llorar

quizás por algún corazón roto.

El río plomizo en calma

recibe aun más agua,

y su calma parece ser

la plenitud que sentiría un alma.

 

                      XX

 

Sertralina, amiga mía, confesora

De instantes deprimentes, me das la fuerza

El sostén para andar en estos días rotos.

Sertralina, te quiero como a una amante

Como el cuerpo de una mujer desnuda

Que viene hacia mí cuando estoy postrado.

Sertralina, tu nombre es de ninfa antigua

Coronada con flores eléctricas que

Hacen que mi serotonina funcione

Y pueda encarar el mundo con rostro de limbo.

Sertralina, te injiero de mañana

Es lo primero que hago antes de ir al baño

Y tus químicos me hacen efecto

Y así encaro la realidad, Sertralina, mi amor.

 

                                                                                         XXI

 

Tengo la certeza de que hay un mundo mágico que nos rodea el sueño y el inconsciente son dos instrumentos que penetran en él pero la vida cotidiana nos patea despertándonos de esos dulces momentos. Un atardecer, despliega sus colores por el cielo tan delicadamente y perfecto como un perfume que nos traslada a regiones olvidadas.

Un parque, allí si tuviéramos los ojos limpios de tanta decadencia, veríamos hadas o elfos jugando entre los troncos, pero estamos contaminados de tanta cotidianeidad que no se nos revelan. El mar, profundo e inquieto besa la orilla igual que un tritón a una sirena, y todas estas imágenes que nacen de raptos de poesía se incrustan en nuestras almas que están separadas de la Naturaleza. Son el sueño y el inconsciente quienes nos consuelan con sus mágicas virtudes: el inconsciente se manifiesta en el sueño para acariciarnos y consolarnos, para susurrarnos imágenes y palabras como en una visión profética; y nos arrulla sin pedirnos nada, a diferencia de la cruel Realidad Histórica que nos lacera con sus mil iniquidades.

 

 

                    XXII

 

Te amaré hasta el próximo milenio

Cuando las naves surquen el espacio infinito,

Veremos las lunas de Saturno

Y a Titán con su lago venenoso.

Te amaré con la placidez de las órbitas

Y navegaremos entre los asteroides;

Veremos al Sol tan cerca

Que iluminará nuestras ilusiones.

 

 

                      XXIII

 

 

Yo soy la oscuridad, el desterrado, el antiguo,

El montevideano en un edificio abandonado.

Mi signo ha muerto en la oscura noche

De mi melancolía, se ha apagado.

 

En la consoladora noche vos me has arrullado

Con tu tibieza de mujer bondadosa,

Y una flor crece dentro de mi pecho

Es una rosa que en la enredadera reposa.

 

¿Soy tu amor, soy tu dios, o un poeta?

El  beso de Atenea en mi frente poseo;

Yo deambulé en los rincones de la magia…

Y he navegado con Flegias sobre la laguna Estigia,

Recitando a intervalos versos mientras las almas se quejan,

Pero callan cuando un mortal su pena lleva.

 

                                                                                       XXIV

 

 

Como una tormenta llego, y me instalo en los rincones de los pensamientos de los que están presentes, son poetas y poetisas que leen sus textos y charlan bebiendo algo; fuman porro y ríen. Los observo: todos tienen carpetas con hojas de poemas que luego recitarán en la noche larga. Escucho a una poetisa leer un poema sobre Caín y Abel, y lo que me resultó sentir fue que era que estaba leyendo la Biblia, pues hasta versículos de la misma leía. Realmente un bodrio, fue aplaudida, ¡qué costumbre de aplaudir lo malo! Al rato leyó un afeminado que hacía una apología al falo y al erotismo entre los varones. ¡Basura! La gente seguía bebiendo y charlando, eran pocos los que prestaban atención a las lecturas; la luz era tenue. Y así pasaron cinco poetas a los cuales no les entendí nada, no sé si eran neobarrocos o calambres llanamente. Hasta que llegó un joven de unos treinta y pocos y leyó un poema sobre la oscuridad y la decadencia, sobre el amor frustrado y sobre la noche. Creo que era un poema gótico, muy bien elaborado, con buenas imágenes y excelente vocabulario. Fue lo mejor de la noche. Entonces tomé mi saco y me lo puse, miré alrededor y observé la cantidad de poetas que hay y la poca poesía que existe. Me fui.

 

 

                                                                                         XXV

 

 

Dicen que en la niebla los hombres se pierden y que ni los dioses los pueden encontrar, pero yo te encontraría por tu canto y por la belleza que irradia tu belleza de mujer.

 

 

                       XXVI

 

El muchacho pobre y de barba

Toma un paquete de comida

Que una monja le da

Por la ventana de la iglesia,

Qué fiera tristeza ver a un hombre hambriento

Cubierto de ropa rota

Y con las manos extendidas

Como un santo hacia el Cielo.

 

                    XXVII

 

 

Pétalos de una sonrisa lejana

Caen hasta el fondo del recuerdo

Desvanecidos sin retorno

La voz que te sugería instancias de amor

Cuando el cielo estrellado relampaguea

El mar, llegaste a Finisterre,

Fue tragado por la tormenta de estío

Que ni Vivaldi se imaginó

En vano las constelaciones te amparan

Cada centímetro del cuerpo

Años luz:

Diorema encantado

Vísceras de pescado

Huellas en la arena

Promesas promesas promesas

Aún cayéndote a pedazos no resignás

Tu condición de molestia,

Viga en el ojo ajeno

Roseta en el pie descalzo

Te sorprendieron al obsequiarte

Tu infravida

El espejo te adula

Reitera hasta el caos los signos

Y el temor te devora

Vértigo náusea cósmica

Lo intuís

No razonás

Tu cerebro no puede

Porque porque …

 

                   XXVIII

 

Las estrellas frías lejanas

Indiferentes al paso del hombre

Tus arcanos callados, silencio nocturno

Aquella voz indomable que recrea

El huracán de mil sueños

Abiertos como horizontes al crepúsculo

Como venas abiertas del suicida

Sangró la tarde

Por las venas de las nubes

Sangró tu mano

Al contacto de la espina

Las estrellas cabalgaron el cielo

Conformaron episodios

Algunas están muertas

Como tu fe

Como tu sistema nervioso

Apenas llega el reflejo

Que en las aguas tranquilas se aquieta

Por amores lloran

Tu alma es una carretera donde

Los puentes se han quebrado

En la insanía insistes

Verte adornado con fetiches y abalorios

Escribiendo en una gruta

Ciertos signos

Desnudo en penumbras

Al ritmo del agua subterránea:

Las estrellas escupen tu destino.

 

                    XXIX

 

Lluvia azul desde el cielo

Mares encrespados

Tormenta eléctrica

Yo desnudo en el bosque

Qué hago me pregunto

Pero no sé quién soy

Camino entre charcos

Y una cortina de agua

Me moja el cerebro

Nada veo

Un relámpago lila

Una luz a lo lejos

Se estrella contra la oscuridad

El mar está cerca

Y te añoro, amada mía

Y desnudo voy

No tengo vergüenza

Mis manos tocan los árboles

Se resbalan

Caigo de rodillas

Y me asomo al sueño.

 

                                                                                      XXX

 

Voy a cortarme el pelo para pegarme un tiro en la cabeza.

 

 

                    XXXI

 

Escucho a los Redondos

y me dan vuelta la cabeza,

dijo ella y luego vomitó.

 

 

                    XXXII

 

Siento mi alma perdida

Como un animal en un bosque

La luna ilumina

Mi desasosiego

Y camino lento por las calles

Como un perro sin dueño

La Melancolía, arpía joven,

Me sigue de atrás lento

Y yo apuro el paso a más no dar

Para que no toque mi sombra

Son los fríos días de agosto, pienso

El invierno está pegado al día

Y camino por la bahía

Buscando algo, buscando nada

El corazón me late despacio

Similar a las olas de la playa

El lucero por occidente se asoma

Ya viene la noche, se estremece mi alma.

 

                                                                                   XXXIII

 

Escucho a los Redondos mientras leo poemas de Julio Inverso. Se me mezclan las letras y mi cabeza orbita. La guitarra de Sky Belinson mueve las flores de titanio con su melodía, en tanto, la voz del Indio Solari exhala poemas herméticos. Julio Inverso se pone a bailar fumando, y recita “OTROS PECES DE EXISTENCIAS ARÁCNIDAS”. Afuera el sol se va poniendo; vendrá la noche y escribiré mis poemas para exorcizarme.

 

 

                   XXXIV

 

No sabremos hasta que

abramos las puerta de

nuestras desnaturalizadas vidas.

 

 

                     XXXV

 

 

Siento en el alma

un oscuro pájaro

que me canta sin bríos

y que me aletea las venas

Ese pájaro vino de la noche

como lo afirma un poeta

y se arraiga con sus garras

a mis huesos sacándome las ganas

de vivir, de amar, de comer,

sin embargo te tengo a vos,

querida mía,  que me consuelas

con tus caricias y tu amor incondicional.

Siento en el alma

un pájaro oscuro

que incuba sus huevos malditos

en mi espíritu, en mi voluntad.

Sólo sé que lo mataría

con tus besos y miradas

que me alimentan por dentro

como una ambrosía imaginaria.

¡No me dejes, amor mío!,

eres lo único que tengo

para seguir adelante con ganas

y no caer en un pozo de lágrimas.

 

 

ANTENOCHE, JUGLARES SOMBRÍOS

                                    para Andrea Blanqué

 

antenoche, los juglares oscuros cantaron

derramaron sus cálices amargos

de poesía

maldijeron el tiempo en que estamos

tras una cortina de humo

bajo luces de neón

antenoche, las eléctricas guitarras

                                                        gritaron,

inflamaron los pechos

lloraron rencor

satisfaciendo las demandas

del público y del alcohol.

los monjes en sus sayos

elevaban las manos al cielo

y los juglares malditos

rieron de contento

                              mientras tu foto yo quemaba

y el bajo sonaba en el cieno

                               mientras tus versos rogaban

que fueran prendidos fuego.

antenoche, sí,  creo que fue antenoche,

cuando la noche mordió mis piernas

y no pude correr

                               (juglarescas carcajadas)

porque fugit irreparabile tempos

y lo quise alcanzar

para llevártelo en un estuche

donde quiera que estés.

hoy estoy herido como un perro con sarna

e intenté atravesar el espejo,

fue en vano

                                  sólo lo logré en el sueño.

 

                                                                                     XXXVII

 

                                         EL SÚCUBO (o la Lujuria infernal)

 

 

“Amado mío, déjame que sea tu carnicero, puedo hacerte sentir un dolor profundo como un fierro en la carne entrando o garfios prendidos en tu cuerpo mordiendo tu carne y tirar de ellos”. Un súcubo frente a mí me lo sugiere, ¡y estoy tan solo y desdichado!, ninguna mujer se apiada de mis horas, ni quiere mis caricias ni mis risas, ¿por qué no probarlo? “Amado mío, seré sensual como una serpiente y enrollaré en ti mi cuerpo liso y perfumado, te ofreceré mis senos para que bebas sangre que es la leche de los demonios, te daré largos besos, profundos como el Averno hasta desmayarte de un placer elegido”. Ella me sigue sugiriendo placer o amor, deseo o dolor, y estoy tan solo hoy que no puedo más que rendirme a sus cartilaginosas manos y a sus ojos de insecto, pero con unos labios que devorarían los míos de placer. “Amado mío, serás mi rey y yo tu reina en nuestro infierno personal, si quieres no le haremos daño a nadie pero sí a nosotros mismos comiendo de nuestras carnes hasta el amanecer.” Tengo tantos deseos de saber cómo es, hermosura del Infierno,  súcubo de verde cabellos, tu figura es la de una diosa griega hundida en el mar por envidia de los serafines. “Ven, entonces, amado mío,  sumerjámonos en la laguna quieta, fría y milenaria abrazados los dos y masticando nuestras carnes mientras fornicamos, ven, querido, te sacaré de el museo llamado vida”. Y yo, solo, como tantas veces, indiferente al mundo que me rodea, sin un posible cariño pleno de mujer, renuncio a mi condición humana y me consagro a un ser superior del que seré presa o semidiós.

 

 

                  XXXVIII

 

 

Estropajo, cadáver perdido

mugre y papeles nylon

vereda sin limpiar

paro, paro, paro

reivindicaciones cocaína y Miami

hambre mal entendida

niños locos y violentos

pordioseros tirados hyundais flotantes

mujeres alteradas hombrea borrachos

sol playa ozono ultravioleta

recuerdos del último adulterio

sonrisas aplausos mañana a sufrir

¡y no te hagas el pendejo!

 

                                                                                         XL

 

 

Federico Rivero Scarani seduce a las mujeres con la nueva línea de perfumes y fragancias Andrea Blanqué.

 

 

                                                                                        XLI

 

“Bella soy, oh mortales, como una pétrea flor”. Charles Baudelaire

 

La Belleza es una esfinge que guarda secretos vedados al hombre, igual que la Divinidad. Cuando le plantea un enigma, como al pobre Edipo, el hombre frunce el ceño y le tiemblan las manos. La Belleza es hermosamente monstruosa, digna de los dioses que la invitan a la mesa para disfrutar de la ambrosía que el hermoso Ganímedes sirve en sus copas. La leyenda cuenta que un hombre que vino del norte adivinó un acertijo de la Belleza, y ésta como premio le ofreció una mujer hermosa como una perla.  Con el tiempo el hombre y la mujer tuvieron un hijo que cuando creció se hizo poeta; en su poesía la Belleza estaba instalada, y nunca se le presentó a plantearle ningún acertijo. Por lo contrario, lo inspiró hasta convertirlo en el vate más famoso del Imperio.

 

 

                                                                                       XLII

 

                                                                  Visitando a la amada II

 

 

Esta vez iré a tu casa en la noche con un ramo de flores de baquelita;  te diré mi amor en cuatro idiomas mientras un pájaro nocturno canta su melodía de ensueño. Te besaré en el zaguán y charlaremos sobre amores frustrados y primaveras. Nos acariciaremos los rostros, esos que en la vida cotidiana mostramos. Te traje de regalo un perfume oscuro y floral que perteneció a mi abuela andaluza. Tus encantos femeninos son tan bellos como un crepúsculo de enero. Tus manos perfumadas como jazmines y pequeñas iguales a las tórtolas. Tu alegría supera todas las tormentas, brillas en las tinieblas,  reís similar a un arroyo desbocado de su cause y que desemboca en el mar, amantes de milenarias existencias. Soñamos juntos con golondrinas que vendrán y serán las mismas que nos vieron amar en la habitación de tules azules. Te acerco a mí y te tomo de la cintura; tu aliento de cedrón  me agita el corazón. Los labios se rozan, se juntan, se abren y flotamos en el zaguán, levitamos como por gracia divina. Y pienso que algún dios nos está inspirando y al mismo tiempo escribe en su tabla de arcilla un poema sobre nosotros que luego leerá en los festines olímpicos. Es hora de despedirme; te acaricio el cabello y me rozás la mano con tu mejilla. Debo irme porque quiero llegar a casa para escribir, igual que el dios, un poema nuestro donde yo te adoro y vos me alegrás la existencia con tu presencia de princesa celta.

 

 

                   XLIII

 

El vértigo azul de un cometa expulsado

los ojos de Betty Davis con escalofríos

las flores de uranio en mi jardín emotivo

tus pasos callados en la habitación

los hombres y mujeres podridos

de ir al trabajo que agobia

el cielo de marte azul rojizo

los peces cuyas bocas los matan

las lágrimas de la mujer golpeada

un sueño pegajoso embrionario mutilado

la escarcha de invierno en los pastizales

la voz del amigo que te aconseja

la luna lunera que cuelga del cielo

como de cromo una bandera

el silencio de los amantes

las olas rugientes rompiendo contra las rocas

pájaros que cantan a toda hora

poema caído desde el cerebro

espíritus de seres queridos que

nos visitan callados en la noche

asesinos y ladrones bebiendo cerveza

tatuajes en el alma podrida

pordioseros enfermos de la cabeza

sin alimento y con pegada miseria

burgueses embrutecidos por el confort

yupis que se creen seductores

cuando en realidad son cadáveres insepultos

chicas que seducen con sus ropas

están condenadas por la vanidad

intelectuales pudriéndose en sus bibliotecas

elite de columnistas que escriben en los diarios

y están condenados a servirle al sistema

sistema que es un entramado de sistemas

desocupados comidos por el hastío

sin esperanza en este infierno terrenal

capitalismo que devora vidas y naturaleza

los indiferentes con lentes oscuros

consumismo que hasta las venas sangra

grafitis en los muros que no dicen nada

insultos de cuadros de fútbol pegados en las paredes

vandalismo de fin de semana, alcohol, drogas y alienación

sueldos miserables para los trabajadores

los miserables guardosos de los supermercados

que explotan a sus empleados

todo el año es carnaval en Uruguay.

 

                      XLIV

 

“Trouxé flores mortas para ti

quero rasgar-te e ver o sangue manchar

toda pureza que vem do teu olhar

eu nao sei mai sentir

 

                    Renato Russo

 

 

A difícil ternura de fazer mal

Acorrentada doença de negar

O amor a esperança a vida

Nao ha forma de se afastar

De praceres que adoecem

Como cheiros nojentos cores gastois

Sangrar olhares puros

Diáfanos e voltar a enganar

É demasiado fácil face-lo

Porém deixar de sentir resulte

O fim de algo, ate o propio sentir

Desintegra-se cuando a maldade

Está como bouquet de flores

Que alguém entrega mortas

Em atitude de oferenda

Magoando a pureza virgem

Seu mentir é un relembrar

Sim despedaçar ferir

Esse é seu pedágio.

 

 

                      XLV

 

“Abre pronto mi ventana, quiero sentirme aterrado”

HOLOCAUSTO, Julio Herrera y Reissig.

 

 

Abrindo janelas que apavoram

Escuros rincoes em espaços longos

Profundos no tempo que anda

Corredores vacíos quadros tortos

Ate habitaçoes entardecidas

Janelas, suspiros de porradas

Flutuando no cheiro violeta,

É a hora mais implacavel que conhece

Quem eu sou, outra vez a procurar

A escada de caracol, chuva,

O relámpago fala palavras lilases

Subindo tentou voltar

Teu possível perfil para a tempestade

E encontrei a você, e me olhas

Com teu último olhar no instante

Em que o vento nos engole.

 

 

                       XLVI

 

En lo profundo de la noche

Te hallé, oí tu voz entre relámpagos

Y deshice telarañas manoteando corredores en penumbras

En lo profundo de la noche

El metal hacía su señorío, las sombras

Anfitriones de malas horas, pero te encontré, sí,

Quizás la estrella que ampara fulgó

A petición de las almas enamoradas;

O quizás sea un sueño profundo

Del cual no queremos despertar jamás;

Aun así cuando la esperanza sea breve

La noche nos devolverá lo que nos pertenece:

La suprema ilusión que tiene cada rosa en octubre

El color del jacarandá contra el cielo gris,

La noche es tan benigna como una bruja ebria

Y contenta por adularla,

Que no haya llanto ni ojos de arena

Que los labios sean cielos que se abren

Para contener nuestros deseos de nube,

Sólo eso, besos que sean cielos.

 

 

                     XLVII

 

Caminaste con pasos de ondina

Por los templos del cielo que es eterno

Hallaste amuletos, epigramas y bosques,

Oteaste el firmamento buscándome

Buscando la nave fantasma que te llevará

Por los inconclusos espacios del deseo

Fuiste astronauta del destino incierto

Y con los brazos abiertos pediste

A la lluvia a la tierra y su océano

Un arcoiris de instantes, un libro abierto

Que cuando lo leyeras fuera desapareciendo,

Y el amor te trajo a las orillas del asteroide

Mientras digitabas el nombre, la clave

Del hilo de Ariadna para que te sacara

De este laberinto; caminaste por el cielo

Y lo seguirás haciendo porque tu mirada

Va teniendo el color de la eternidad.

 

 

                     XLVIII

 

Te seguerei até os templos do futuro

escalarei degraus de onix ou de cemento

algo em mim començou a me asustar

sao os ventos da última tormenta

mas igual te seguerei porque você é minha fada

andarei tenteando pelas latitudes do sul

serei uma engranagem bem azeitada tal vez

igual te seguerei até você me dizer chega

afasta-te da minha vida do meu ar e do meu sonho

ou acaso ofereças teus días para meu consolo

no oasis da vida te seguerei princesa.

 

 

                     XLIX

 

Los dioses te crearon

Te enseñaron

Alguno se enamoró de ti

Otros te envidiaron

Y lanzaron pestes y terremotos

Los dioses no olvidan

Juegan, a veces, contigo hasta marearte

Cambian de forma

Y te seducen

En ocasiones bestialmente

Los dioses te necesitan

Para poder existir

En este universo con lunas.

 

                         L

 

Los amantes se miran a los ojos

con la plenitud de un atardecer,

caminan como si flotaran

sobre lagos de agua congelada

y se abrazan con la fuerza de una enredadera,

son admirados por los pájaros

y los perros callejeros que se les acercan,

no titubean en besarse bajo la luna

o bajo el venenoso sol del estío,

los amantes comunican con caricias

sus deseos y secretos,

y siguen doblando a la derecha de un ciprés

eternamente guarecidos de la lluvia

hablando vaya a saber qué silencios,

qué confesiones, qué misterios,

los amantes buscan en la sombra

el refugio para sus besos de caramelo

y aun durante el día no esconden sus caricias

ni sus promesas de que todo sea cierto,

a veces la gente cuando los ve pasar

se callan observándolos maravillados

como si fulgiera una luz sobrenatural

desde sus cuerpos amarrados,

y sus fuerzas se extienden sobre el camino

y no piensan cuánto falta de muerte

que como sombra va quedando atrás.

 

                        LI

 

En este mundo que es un prisma
los reflejos refractan videos clips
más adelante habrá un valle de máquinas
que aullarán devorando las tribus.

Buena suerte para aquellos que se acerquen
a las pirámides grafiteadas por los chacales
del próximo desierto virtual que devoró
este espejismo que supo ser oasis.

¿Cuál será la puerta o pastilla que
traslade al cibernauta del pasado que es futuro?:
¿un ascensor cuyos pisos no están marcado?,
¡¡pobre de la flor y del mar radiactivo!!

Pero estaré ahí, más allá de los templos
del futuro esperándote para sacarte
de las ruinas del Palacio Salvo, a salvo
de la próxima lluvia de meteoritos.

 

                       LII

 

Te sostuve en el infinito y hasta en el invierno cruel
pasaron los tiempos
y la avenida perfumada nos unió como en un principio
intuiste el desafío
que el amor te predispone
ahuyentaste temores falsos cariños y viéndome
pediste una isla donde ocultarte
de los sonidos agudos de las esfinges. 

 

 

             LIII

 

Feliz de aquél que no ha saboreado

en su existencia el sabor del mal,

porque cuando los dioses sacuden una casa

no hay cólera que no persiga ni alcance

hasta el último de sus descendientes.

Similar al oleaje del mar embravecido

o como los huracanes que todo lo destrozan,

 las tinieblas desde los abismos marinos

gimen y hacen girar los torbellinos

que están ansiosos por devorar a los vanidosos.

 

Federico Rivero Scarani
fscarani24@yahoo.com

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