Carta del abuelo

 

Mi pequeñito:

                        ¿Que importa  el lugar o el momento, el por qué? El que nadie sienta nada o que todos tengan miedo. Que importa, si yo hoy, voy a morir y mañana quién sabe. Es difícil, hoy estar acá, en este lugar, tan poco conocido, tan poco cálido, tan frío, siento como cada hueso muere con cada palabra que escribo. No puedo disimular, por más que quiero, tengo miedo. ¿ Miedo a qué? Te preguntarás, miedo a la muerte mi pequeñito, yo, el más valiente, él que pelió con garfiel y destruyó al gran gorila para salvar a aquélla princesa. ¿Por qué? No sé, es mi única y simple respuesta, no pretendo desilucionarte hoy, pero debo confezarlo aunque con el paso del tiempo te vayas a dar cuenta, nunca peleé con garfiel o salvé a alguna princesa, solo lo imaginé. ¿Para qué? Para que todo fuera distinto.

 Ahora me toca preguntar a mí: ¿ imaginas un solo día en tu vida sin imaginar algo, sin pensar por un segundo que tu vida es más de lo que es, sin pensar que todo esta bien? Y en realidad no, nada es así ni tu vida es perfecta, ni el lugar donde estamos es un lugar perfecto, pero ¿qué haríamos si no tuviéramos la capacidad de soñar? No sé, creo que no soportaríamos ni un minuto, en esto, llamado mundo.

¿Por que hoy tengo miedo? Tampoco lo sé, es algo que viene de mi interior y recorre cada músculo de mi cuerpo, ya casi muerto. Tengo miedo pero tengo una felicidad que nadie puede sacarme. ¿Quién dijo que el miedo y la felicidad no sean amigos? Yo puedo afirmar que las dos son grandes aliados, si nunca tuve miedo no puedo saber lo que es la felicidad, porque cuando tenes miedo no sos feliz, no tenes felicidad, pero si nunca sentiste ese escalofrío recorriendo tu cuerpo, si nunca sentiste esas inmensas ganas de llorar cuando estabas solo y nadie podía protegerte o no viste un día de tormenta, y tuviste la sensación de que todo estaba perdido. Nunca en tu vida podrías decir que sabes lo que es la felicidad, si no viste una tormenta no vas a saber lo lindo de un día soleado, y si nunca estuviste solo, no vas a saber lo lindo de estar acompañado. Sé que me contradigo, ahora, pero es lo que siento, siento que tengo miedo pero que una felicidad pasiva recorre mi cuerpo.

Hoy, acá en este frío hospital, sé que me voy a morir, en realidad siempre lo supe pero no te asombres, todos lo sabemos, no sé que fuerza tal vez la misma que nos hace nacer o nos da fuerza para llorar cuando estamos tristes o desahuciados de felicidad  y cuando estamos tan contentos que podemos tocar el cielo con las manos y tenemos ganas de regalar flores a cada persona que vemos. La fuerza que hace reír a carcajadas. Todos alguna vez tuvimos la inocencia de un niño, la fuerza de un oso y la tristeza de la flor más triste. Esa fuerza es la misma que nos hace creer que la vida es para siempre, que si hoy no te digo que te quiero es porque te lo puedo decir mañana, tengo tiempo, tengo muchos días, miles de minutos y millones de segundos. Pero no es así, mi pequeñito, todos vamos a morir, la fecha, el lugar, el momento exacto no se saben, es como preguntarse de donde venimos.

Es difícil de entender pero quiero que lo sepas, quiero que sepas que lo que uno tiene que hacer, lo que quiere hacer lo tiene que hacer, nunca lo dejes de hacer o digas no mejor lo hago mañana. Porque el tiempo es parte de la vida y la vida es parte del tiempo, no se sabe cuando empieza y no se sabe cuando termina. Lo que viene ahora es más complicado todavía, no dejes pasar el tiempo, no te preocupes por las mariposas y el sol, no pienses que la vida es un gran paraíso, no siempre hagas lo que quieras y sientas profundamente en el alma, también hace, mi pequeñito, lo que debes, porque como la vida se va sin pedir permiso pasa a una sala de espera y espera mucho tiempo

Nunca te confundas, primero lo primero: siempre primero esta lo de adentro, después esta lo exterior lo superficial. Primero preocupaté por estar bien vos, después queda bien con los demás. Te digo esto porque yo base mi vida en lo segundo quise hacer lo correcto y deje lo otro para después. Nunca hice lo que sentía, nunca quise defraudar a mi familia e hice lo correcto. Trabaje tanto, tan duro. No me arrepiento, no me arrepiento de haberlo hecho, pero la vida no siempre es eso, no es trabajar y trabajar, claro conseguís lo que queres, que es la plata, yo la conseguí, nunca me falto nada. Pero de que me sirve, hoy estoy acá, muriendo.

¿Qué puedo decir? Decir que morir es bueno. No lo sé, mi pequeñito, pero quiero que sepas que te quiero tanto que ni vos mismo lo podes imaginar, yo no lo imagino. Tengo miedo de morir pero tengo más miedo porque no te voy a ver más. Te voy a extrañar con todo mi cuerpo y si no tengo cuerpo te voy a extrañar con mi alma, si no tengo ni alma ni cuerpo te voy a extrañar con toda la vida que alguna vez tuve y nadie me la va a poder sacar.

Prométeme algo pequeñito cuando crezcas, cuando tengas tu propia vida, te vas a acordar de lo que algún día este viejo te dijo y vas a tratar de ser muy feliz, feliz de verdad. Yo te prometo que aunque este en el infinito o en un lugar que ni yo ni vos podamos imaginar yo voy a ser tan feliz como vos.

Sos mi único nieto y tal vez ya no sos mi pequeñito, sos todo un hombre ahora. Pero quiero que me dejes morir pensando que sos mi gran pequeñito.

                        Te quiero 

Tu abuelo. ( que con el paso del tiempo solo va a ser un viejo loco...)

Martina Repetto

 

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