Dos libros de Sylvia Riestra:

"Palabras de rapiña" y "Entre dos mares" 

por Mercedes Ramírez

Por vivir entre libros, por vivir en más de un sentido de los libros, quiero rescatar la aprarición de dos tomos de poesía de Sylvia Riestra: Palabras de rapiña y Entre dos mares, editados por Caracol al galope. Ambos de excelente diagramación y textura. Carátulas diseñadas por Álvaro Díaz Berenguer (Aldibe) con una reproducción del cuadro de Magritte Los compañeros del miedo para Palabras de rapiña y una tapa clara, con una Rosa delos vientos del cinquecento y naves etruscas sobre fondo marino, tomadas de un vaso arqueológico para Entre dos mares.

Me detengo con parsimonia en la bella dignidad de estos dos ejemplares porque el futuro lector haría bien en preparar su ánimo, contemplándolos antes de emprender la lectura.

Sylvia Riestra (1958) no estrena ahora el oficio de poeta. Ya en 1980, Pliegos de arte y poesía (Club del Libro); estruendo mudo, 1983 (Imago); Ocupación del miedo, 1987 (Ed.Universidad de la Republica); La casa emplumada, 1989 (Premio de la Feria nacional de Libros y Grabados). Esta producción marcó el nivel lírico de la poeta en un marco muy particular de originalidad y excelencia; de austeridad, despojamiento y fuerza.

No es posible recorrer los veinte poemas de Palabras de rapiña sin atenerse a las severas advertencias que imponen las dos citas con las que la autora antecede a sus poemas: "La poesía es una apuesta peligrosa" (Hölderling) y "De la evaporación o de la centralización del yo. Todo está ahí" (Baudelaire). De eso se trata, de un trance de lucha entre el creador y su poesía, del hacedor y la palabra : "...el pánico a la palabra/ a la palabra/ que se hace carne/ tan de verdad/ tan corruptible/ -como la carne-/ nadie imaginaría/ esperar por ejemplo/ un día claro/ abierto/ posible/ que desaliente una insistente ala negra/ que se instala -intrusa-/ al oído de algunas palabras/ de esas palabras sin distancia/ que no se saben ubicar/ palabras de rapiña/ entrometidas/ que no saben siquiera/ eso:/ mantener la palabra".

En el poema incubación, los borradores, los descartes, se comparan: "...como higos abiertos antes de tiempo/ siguen allí -pudriéndose o brotando-/ y empiezan a soltar algo así como gotas/ quizás hebras/ lastimosas o consistentes". En incipientes cuerpos: "papeles como hebras como riscos/ como cachorros sobrantes/ cachorros de más/ de una perra recién parida/ recién dolida/ membranas arrancadas a dentelladas/ desprendidas de incipientes cuerpos dados a luz..."

"Un epicentro de la desesperación" y al par, "emboscada de estrellas" dice Sylvia Riestra y es lo que el lector va encontrando en los avatares de esa lucha por la configuración de lo bello.

Los aconteceres, la realidad, la lluvia, la extrañeza son otros tantos temas de este libro que no es hermético pero sí profundamente extraño e inquietante.

Y si pasamos de la carátula en negro con el racimo de buhos del cuadro de Magritte, al tomo celeste y color trigo que encuaderna los dieciocho poemas de Entre dos mares, encontramos un clima lenitivo que se abre a otra forma de belleza.

Pero como la de Palabras de rapiña, no se deja abordar fácilmente: ambas son esquivas y se alimentan de enigma. Si aquella estaba dicha con palabras de rapiña -y aún de carnicería- como corresponde a toda parición peligrosa (sangre, dolor, gloria), éstas navegan literalmente en ese otro misterio: el ensueño.

El mito homérico inmarcesible, el tema de la navegación y los regresos, alquímicamente están vueltos a soñar por una mujer que tiene hijos, esposo, casa con azotea, un perro que le destroza La Odisea : "Penélope tejía y destejía la misma tela/ yo escribo y corrijo los mismos apuntes/ el tejido le devolvía su imagen/ la mantenía unida a su historia / a su familia a sucasa /.../ a veces /la escritura se hace destino/ se anticipa/ como esa tela sutil /acaso engañosa/ que tejía Penélope / para detener el pasado/ o quizá / anunciar los derroteros del futuro".

La transposición de lo mítico a lo doméstico no debe inducir a engaño. Aquí la poesía es una apuesta tan peligrosa como la que cuenta la agonía del creador. Aquí, el peligro del soñador, el misterio de la luz que Dante desafíó y venció creando su Paraíso.

Es el dulce pavor del sueño de algo ya soñado hace siglos. Sylvia Riestra, Penélope, Circe encantadora de bondades, Nausicaa, develadora de los secretos del gran mar de la poesía. Dos libros; noche y día; dos experiencias de belleza; Palabras de rapiña y Entre dos mares; dos hitos ineludibles en la literatura uruguaya del 2002.

por Mercedes Ramírez
La República. Bitácora. Enero 2003.

Editado por el editor de Letras Uruguay

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