Entre Cenicienta y la Moza Tejedora
La mujer en los cuentos infantiles
Sylvia Puentes de Oyenard

La figura femenina en los cuentos infantiles

Reseña histórica de la posición de la mujer en la sociedad

¿Por qué importa este tema para la infancia? Precisamente, porque la literatura ofrece modelos de identificación y así como el niño puede simpatizar con algunos personajes, odiar a otros, hacer su catarsis y proyectar temores, también encuentra modelos con respecto al sexo. En las sociedades patriarcales la mujer es reflejo de épocas en que los hombres  administraban el mundo y ellas esperaban pasivamente el regreso del conductor familiar. Pero muchas veces se olvida que ellas fueron las recolectoras de productos agrícolas, las que descubrieron técnicas para preparar y conservar alimentos y las que intentaron curaciones con diversas hierbas que, sintetizadas, han dado fundamento a la medicina moderna. La mujer, desde el principio de los tiempos, cuidó a los hijos, los arrulló, les trasmitió los conceptos elementales de la convivencia grupal y desarrolló una representación simbólica que fue la base de nuestra evolución como seres que piensan y utilizan el lenguaje como forma válida de comunicación.

Pero la mujer no tuvo acceso al arte, la ciencia o la vida pública. Hay casos aislados y que, por lo tanto, han trascendido sin desmedro de sus valores. Como latinoamericanos pensamos en una sor Juana Inés de la Cruz, pero no debemos olvidar que Jenofonte, quinientos años antes de Cristo describía a la casada ideal como a la mujer educada para “que viera, oyera y preguntara lo menos posible”.  

Y ¿acaso en los albores de nuestra independencia no se usaban los “branks” en Inglaterra para castigar, con ese instrumento de tortura, a las mujeres “que hablaban demasiado”? Durante la Revolución Francesa, Olimpia de Gouges (1794) proclama Los Derechos de la Mujer pero, sin embargo, los que lograron difusión —y correspondiente aprobación— fueron los Derechos del Hombre y el Ciudadano, y solo en el siglo XX se obtiene paulatinamente la equiparación de derechos cívicos y civiles entre hombres y mujeres.

Hablar de figuras femeninas implica una referencia a arquetipos que han convivido con la sociedad por milenios.

La identidad no se compra, se trasmite

Salvo las diferencias de fenotipos, talentos y virtudes, hombres y mujeres nacemos iguales, pero la discriminación existe desde el génesis y se perpetúa. Por eso la vivencia de cada mujer en relación a su imagen ha sido de sumisión, de reconocimiento de límites. Límites impuestos por una sociedad donde varón es sinónimo de fuerza y mujer de inercia, o lo que es igual, hombre/ dominador, mujer/ dominada.

La conciencia social introdujo algunos cambios, pero aunque la violencia física se sanciona penalmente igual existe ya sea en forma manifiesta o de alternativa. Son las agresiones subliminales, que incluso se proyectan a través de la educación, y duplican los ámbitos de poder fomentando la discriminación de los géneros. Nuestra labor será describir someramente esos patrones que se han trasmitido por medio de la oralidad, el folclore y la literatura.

Algunos libros nos permitirán advertir que las protagonistas femeninas son símbolos de valores tradicionales como la mansedumbre y la sumisión y en otros —los menos— prototipos de infracción y ruptura.

Mujer Ancestral vs. Mujer Transgresora

Liliana Mizrahi las ha ubicado en los parámetros de mujer ancestral y transgresora.

La mujer ancestral está fija en el tiempo, cristalizada en su identidad. Ni se cuestiona ni se busca, sólo necesita desarrollarse en los moldes que le gestaron con anterioridad.

La mujer transgresora, en cambio, busca redefinirse, actúa, lucha, se rebela. “Es el resultado de la ancestral en crisis”, precisamente porque pone en crisis los valores que fueron aceptados en forma pasiva.

Una permanece en la esfera de lo que fue, la otra en el devenir que se construye.

Mujer ancestral y transgresora son nuestro pasado y nuestro futuro, necesarias para conjugar la identidad. Somos nosotras y nuestra imagen. Conocerlas a través de algunos libros para niños y jóvenes será ir al encuentro de arquetipos que nos legaron la historia, la cultura, el poder y la política. El tema adquiere vital importancia desde el momento que el protagonista niño asume el papel del doble del lector permitiéndole una rápida identificación.

En el siglo XX ha habido una reacomodación de la mujer en diversos campos, pero aún cuando en nuestro país (Uruguay), los derechos cívicos y civiles son igualitarios para uno y otro sexo desde 1946, fue necesario un Proyecto de Ley que, sancionado en 1989, exigiera “Igualdad de oportunidades y de trato para ambos sexos en materia laboral”, cuya autoría corresponde a la Dra. Raquel Macedo de Sheppard.

Modelos femeninos en la literatura infantil

Apasionante tema que sólo es útil a una introducción para entender algunos de los Modelos femeninos que ofrece la Literatura Infantil y que Judith Stevenson estudió en EE.UU. (publicado por University of Chicago Press en 1976) sobre las diferentes ocupaciones de hombres y mujeres en los libros infantiles (se descartaron cuentos tradicionales, religiosos y de culturas foráneas, sólo se consideraron los libros norteamericanos) correspondientes a dos períodos:

1930-1938 (época de depresión, previa a la Segunda Guerra Mundial), en esos libros había:

169 ocupaciones para el hombre.

30 ocupaciones para la mujer.

1963-1973 (momento en que la mujer ingresa con fuerza en el mercado laboral) encontró:

150 ocupaciones para el hombre.

39 ocupaciones para la mujer.

Advirtió también que disminuían los trabajos manuales y aumentaban los técnicos, pero además de la escasa repercusión de la realidad en la Literatura Infantil sobre la situación de la mujer, en las páginas ellas mantenían papeles completamente secundarios y tradicionales con respecto al hombre. El trabajo de Stevenson es interesante y se puede analizar en forma completa en la revista Parapara Nº 2, 1980. Sólo nos interesa destacar el desfasaje entre la realidad y la Literatura Infantil que se ofrecía a los niños de ese momento y se mantiene en altos porcentajes de la biblio-grafía. Por otro lado este hecho puede convertirse en limitación a las aspiraciones femeninas, porque no refleja con exactitud la posición de la mujer.

Perspectiva en los libros didácticos del Río de la Plata 

Un estudio realizado en nuestro medio sobre “La escuela primaria como generadora y reproductora de contenidos sexistas en la sociedad uruguaya”, de la Prof. Diosma Piotti (quien trabajó en colaboración con Guillermo Amoroso, Alejandra Arrarte y Carmen Álvarez) investigó en cinco escuelas públicas de Montevideo y una privada laica. El informe concluye, entre otros conceptos, que:

—hay dos ámbitos diferentes: familiar y escolar. En el familiar hay diferencias entre lo que es la realidad y lo que los niños creen que debería ser.

—hay apertura en los profesionales que eligen las niñas, que también son más permeables a los cambios.

—La investigación realizada pone en evidencia la discriminación sexual negativa que existe en relación a la mujer.

—Los libros escolares son los que trasmiten con mayor profundidad los estereotipos sexistas de la sociedad.

Esta postura, que aparece en la Revista Nº 2, Año 2, del Instituto de la Mujer, fue cuestionada públicamente por la Prof. Otilia Fontanals. No entraremos en detalles, comentamos la información que Uruguay no es un país aislado en la presentación de la temática. Podemos leer en “La Nación” del 26 de abril de 1987 que en Argentina: “El Consejo Deliberante aprobó un proyecto mediante el cual se solicita al Departamento Ejecutivo que se adopten las medidas necesarias para el cumplimiento estricto de las normas sobre eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer en los libros de lectura de las escuelas municipales.( ) Se preocupa que reflejen la realidad de la sociedad argentina, y especialmente la ciudad, a cuyo fin recomienda la utilización de la información que brinda el Instituto Nacional de Estadística y Censos”.

En 1993, la maestra Rosana Pereira Delitti, en su monografía para optar al Título de Experta en Literatura Infantil en la Cátedra de Literatura para Niños y Jóvenes “Juana de Ibarbourou”, hizo un estudio en los libros escolares utilizados en la Escuela Pública Nº 74 “Felipe Sanguinetti” donde concluye: “Los libros escolares reflejan una posición sexista donde el papel masculino prima sobre el femenino” tanto a nivel ideológico como de representaciones. Y agrega: “Los libros escolares responden a un esquema social defensivo, conservador y con una tendencia reformista escasa”. Su estudio incluyó textos de lectura, cuentos y libros de historia, porque quizás sea en ellos donde el desconcierto es más evidente. El vacío femenino en estos estudios es tan grande que impresiona como si la historia se hubiera construido con una parte de la comunidad y no con toda.

Pero no sólo nuestro país presenta estereotipos, Marisa Bonazzi y Umberto Ecco, arriban a conclusiones similares en Italia en 1972 y otros datos interesantes podemos leerlos en el libro de Elena Gianini Belloti (A favor de las niñas).

De la fábula al cuento tradicional

Las fábulas y la cultura oriental, fuente de nuestra literatura, ofrecen buenos ejemplos de la posición de la mujer que, si recordamos, en  el Hitopadesa comen por dos, tienen ingenio por cuatro, malicia como seis y pasiones como ocho...  

De Cenicienta a la Moza Tejedora 
De Sylvia Puentes de Oyenard 
Distribuye Gussi

Ir a índice de Ensayo

Ir a índice de Puentes de Oyenard, Sylvia

Ir a página inicio

Ir a mapa del sitio