Prólogo al libro "Juegos para no morir"

En esta instancia actual de los discursos desprestigiados por el postmodernismo, cuando a veces se siente que se han dicho todas las palabras, el "silencio" no es lo que queda sino lo que se descubre de nuevo. Desde Mallarmé a John Cage. Pero el silencio valorado -me resisto a utilizar la palabra real- debe ser en cuanto "iluminación" de una zona no revelada, epifanía de la identidad. El ser poético es una inmanencia virtual en toda la obra de Ricardo Prieto. No volveremos ahora sobre los premios que ha obtenido con legítimo derecho, sobre sus personalidades dramática y narrativa. Prieto no es nuevo entre nosotros. Pero acaso no se ha insistido con suficiencia en la "esencialidad" de su escritura poética, en esa "mirada de hondura interior" que extrae la caliza nuclear de los objetos, la trama medular de los seres. Visitaciones fantamáticas axiales. "Trazados de sombra" -decía Kierkegaard- para designar con este nombre el lado oscuro de la vida. Desdoblamiento romántico y revelación simbolista. En la poesía de Ricardo Prieto -como en la auténtica poesía- se empatiza que la palabra debe estar ahí para internalizar el silencio.

Álvaro Miranda
Juegos para no morir
Edición de Libros Del Mirador - 1989

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