Dame plata  
Grotesco breve en un acto  
Autor: Ricardo Prieto

Se estrenó el 30 de setiembre de 2004 en la Maison de l’Amerique Latine, París, Francia. Título: Donne moi de l’argent. Elenco: Delphine Dey y Wladimir Beltrán. Dirección: Mirtha Romero de Caputi. Traducida al francés por Miguel C. Vilardebó.

Escrita en Montevideo, 1999

          Personajes:  Ana

                                 Juan 

TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS 

Ana está sentada contando con avidez algunas monedas. Juan, su esposo, sale del cuarto poniéndose el saco con intención de irse a la calle. 

Ana: Tenés que dejarme plata.

Juan: Ayer te di cien pesos.

Ana: ¿Querés que vivamos una semana con cien pesos?  (Juan no responde.) Sólo el pan y la leche salen cincuenta pesos.

Juan: ¿Qué leche?

Ana: ¿Cómo qué leche? La que tomás. Compro un litro por día.

Juan: ¿Cómo es posible que compres un litro de leche todos    los días si siempre tomás té con leche?

Ana: Somos cuatro.

Juan: No cuentes al gato.

Ana: ¿Querés que le dé sólo agua?

Juan: Nadie te manda tener gatos.

Ana: No voy a deshacerme del gato porque se te ocurra.

Juan: Ni yo voy a tomar menos leche por culpa del gato. Tomá. (Le da dinero.)

Ana: ¿Qué querés que haga con sesenta pesos? Ya te dije que el pan y la leche...

Juan: (La interrumpe.) No compres pan ni leche. Yo puedo aguantarme. Vos y el nene también se aguantarán. Y el gato que se vaya a tomar la leche de la madre.

Ana: Le va a costar encontrarla.

Juan: Entonces que se joda. ¡Leche al gato! En lugar de darle leche deberías carnearlo y hacer un asado con él. Algún día tenemos que comer carne.

Ana: (Con rabia.) Sos un animal.

Juan: Ojalá fuera un animal para que me dieras un poco más de leche. (Se encamina hacia la puerta.)

Ana: (Descontrolada.) ¡Esta noche no vas a encontrar ni siquiera arroz! ¡Se me acabó el surtido! Y como tengo que comprar aceite no habrá pan.

Juan: Sesenta pesos es una fortuna en este país.

Ana: (Con patética ferocidad.) ¡Necesito papas y sal! ¡Se me terminó el arroz y la harina y no tengo manteca!

Juan: Tomá entonces. (Tira treinta pesos más sobre la mesa.)

Ana: ¿Qué querés que haga con treinta pesos más?

Juan: Ahora tenés noventa.

Ana: ¡No alcanzan!

Juan: (Gritando.)¡No tengo más! ¿Me oíste? ¡Por darte esos treinta pesos no podré comprar ni un refuerzo para comer en el trabajo! ¡Y me paso allí dentro diez horas!

Ana: (Grita también.) ¡Y yo me paso la vida en esa cocina tratando de afrontar el presupuesto con chirolas! ¡Ya no puedo más! ¡No aguanto más! ¡Estoy harta de este país! ¡Harta de este gobierno! ¡Harta de todo! (Llora.)

Juan: (Con ira.) ¡Soy yo el que no aguanta más! ¡Debo tres meses en el Hipotecario! ¡Y dos meses de la Española! ¡Y hoy voy a hacer un vale para pagar la luz y el teléfono antes de que los corten! ¡El mes pasado se me fue todo el sueldo pagando las malditas tarjetas de crédito!

Ana: ¡Nadie te mandó sacar esa plata!

Juan: (Con más furia.)¿Así que nadie me mandó? ¡Saqué un préstamo de veinte mil con una tarjeta para poder pagar de una vez por todas la plata que obtuve de las otras tres! ¡Y no me sirvió de nada! ¡Sigo debiendo más que antes! (Se acerca a ella con furia.) ¡Yo gano siete mil pesos al mes, no siete mil dólares! Entendelo de una vez por todas. ¡Y explicáselo al vago de tu hijo!

Ana: ¡Mi hijo es también tu hijo!

Juan: ¡Pero no trabaja!

Ana: ¡Porque no encuentra trabajo!

Juan: ¿Y qué querés que haga yo?

Ana: (Con furia demencial, sin miedo al grotesco.) ¡Quiero que me des plata! ¡Plata! ¡Plata! ¡Plata! ¡No puedo mantener la casa con esa miseria! (Tira la plata que él le dio.)

Juan: (Tan demencial como ella.) ¡Ya te dije que no tengo más plata! ¡No tengo plata! ¡No tengo plata! (Se lleva la mano al pecho porque se ahoga.)

Ana: ¿Qué te pasa?

Juan: (Asustado.) Me siento mal...

Ana: No hagas teatro. Tus infartos son cada seis meses, no cada tres. Y el último fue en abril.

Juan: (Con pánico.) Me siento muy mal...Llamá al Sem, por favor...Llamá enseguida. (Se desploma jadeando.)

Ana: (Revisándole los bolsillos con ferocidad.) ¡Claro que voy a llamar al Sem! Pero hoy tengo que hacer la comida. (Le saca los zapatos y las medias buscando plata. ) Y hay que comprar ravioles para el domingo...(Le saca el pantalón y la camisa.. Esta alucinante situación debe ser trabajada en el campo del grotesco. Lo desviste con violencia y lo deja completamente desnudo.) Y no vendría mal una botella de vino...

Juan: (Agonizando.) Llamá al Sem..por favor.

Ana: (Con bronca, después de revisar debajo del calzoncillo.) Y no tenía plata nomás. Esta vez no me mintió.

Juan: Lla...má...al...Sem. (Muere.)

Ana: (Con ira.) ¡Está bien! ¡No jodas más! (Yendo hacia el teléfono.) Voy a llamar al Sem. (Mientras disca.) Pero después no digas que soy yo la que gasto en entierros. Aquí, el único capaz de estirar la pata sos vos.

                 (Se oye un estridente sonido de sirenas mientras la luz declina.)

 

por Ricardo Prieto

 

Ver, además:

 

                     Ricardo Prieto en Letras Uruguay

 

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