Ciudad de la vendimia oscura y perpetua
poema de Ricardo Prieto

 

Yo te amo, Buenos Aires.

Aunque le des la espalda a los jazmines

y en el velo del humo

pongas tu rostro azul, pruebes la muerte;

aunque al afán, al agua, al trigo

les des muralla y piedra;

aunque al amor lo martirices, pruebes

por tus confines húmedos,

yo te amo, ciudad de la vendimia perpetua y oscura,

porque creí aromarte y me aromas,

vine a invocar a tus ángeles y ellos me traían,

y el incesante afán de las palomas

por picotear tu carne inerte

me duele el corazón,

me lo arruga.

 

                             Ya es de aquí el que les implora

                             Tregua para tu carne. Piedad.

 

Buenos Aires de espigas,

de sacrosantos túneles, de vísperas.

Hollín triste renqueando por tus calles con lluvia

suele venir a hablarme de un misterio que es tuyo,

especioso, inviolado.

Redención es palparlo en tus rincones,

en las alas que inclinas,

en tus pezones, tus cinturas,

huecos, pozos, lagares.

Todo lo desenvuelves y lo pueblas..

Todo lo coronas y lo escondes:

el serrín, los larvarios,

frutos entre dormidos,

incienso, mirra, áloe,

pentagramas de esencias oscuras,

y aquelarres

y hostias.

 

                             Ya es de aquí el que te invoca.

 

 

Yo vi en tu ardid de sombras

huesos y pesadumbres,

muertos, luces, calvarios,

enjambres de Clarisas sumidas en Sus Glorias

y elefantes y Rosas por San Telmo a la noche

pidiéndole a Dios Padre

también misericordia.

 

Tu zapato es lunar.

Tus sembradores, puros.

Deslumbrados te miran,

van al Huerto donde implorando amor

besas, matas, coligas

demencial, insondable, nunca asida,

despoblada de rosa y paraíso,

poblada de algo más,

                           innombrable

                                           blanquísimo.

 

                                                   Ya es de aquí el que te acosa.

 

Borges riega el sendero de tu Jardín de Rosas.

Piazzola te desnuda.

Xul Solar te somete.

Discepolín te salva de la aurora.

 

¡Ciudad más erguida que Todo!

                             Ya es de aquí el que te llora.

 

 

Y hoy te alcanzo. Mirame.

Se me quedan las manos

nudosas y espesas,

ardidas, enflaquecidas,

entrecanas,

muertas por quererte tocar.

 

Vas más alta que el cielo.

Te persigo: no quieres.

Me arrodillo: ¡te empinas!

¡Ruedo y vuelas!

¡Me disuelvo y te escondes!

Pruebo tu pan y me escudriñas.

Te abandono: me absuelves.

Me desnudo: te vas.

 

¡Corro al Jardín de Espinas!

Me desespero...

Clamo...

Te prometo la vida.

Todo el amor.

La muerte.

Todas las muertes juntas

a cambio del secreto,

tu raíz,

tu señal.

 

Y me dejas la vida,

me la ofrendas,

la doras.

¡Ya es tuyo!

Sí: con vos. Ya es de aquí.

Con vos va.

poema de Ricardo Prieto

Buenos Aires
21 de mayo de 1980
Hotel Terry

 

Ver, además:

 

            Ricardo Prieto en Letras Uruguay

 

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