Muere la tarde
Juan Ramón Pombo Clavijo

Que sombras largas tiene la tarde,
van buscando la oscuridad.
Se aleja el sol que arde
y se aproxima mi soledad.

Los últimos trinos de pájaros,
me llegan como una letanía.
Me traerá la noche recuerdos,
que azuzarán a mí insanía.

El banco de la plaza
me resulta, duro y frío.
Desando el camino a mí casa
y allí me espera el hastío.

Llego a mí hogar solitario
que me recibe con gesto sombrío.
Llego y me recibe solidario
para aplacar mí eterno martirio.

Entro y me empujan recuerdos
que fueron y ya no serán.
¡Que incertidumbre! tenemos los cuerdos
cuando las dudas vienen y van.

Recorro y recorro, cerrando ventanas;
no quiero que entre la noche.
Acaricia el silencio mis canas
y nos miramos sin reproches.

Tomo asiento y saludo fantasmas
que se fueron y no me llevaron.
Antes torbellinos, hoy quedan calmas;
ayeres que mí casa poblaron.

El vino amigo me ayuda
a conciliar un sueño nefasto.
Mí dormir, tiene la duda
de otro amanecer incierto.

Sí acaso pasas por aquí
tú, señora de la noche;
tan solo entra por mí
que no tendré ningún reproche.

Entra y no te asombres,
si dormido me ves sonriendo.
Agonizo solo en mis noches
esperando nuestro encuentro eterno.

Juan Ramón Pombo Clavijo
Del Libro “Mi verbena”
2 de julio de 2006

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