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El bosque. Federico Ivanier
 
 

Pánico en el bosque
Dinorah Polakof
dinopola@adinet.com.uy

 
 

Cuando me hablan de un bosque sé de antemano que se refieren a un espacio frondoso, espeso, oscuro.  Revisar cada tanto el Diccionario de Símbolos de Cirlot me ayuda a entender la literatura.    De sus páginas extracto que el bosque  aparece en mitos, leyendas y cuentos folclóricos.  Se afirma que la complejidad de su significado corresponde al principio materno y femenino.  Es el lugar donde florece abundante la vida vegetal, no dominada ni cultivada, y  donde se oculta la luz del sol.  Según Jung los terrores del bosque, tan frecuentes en los cuentos infantiles, simbolizan el aspecto peligroso del inconsciente y para Zimmer, es el lugar donde habitan toda suerte de demonios, de enemigos y enfermedades.

 

En la novela El bosque del escritor uruguayo Federico Ivanier  confluyen los conceptos mencionados pero además, los personajes imaginados devienen en características de héroes y antihéroes, hecho que aporta verosimilitud al texto.  El comienzo inspirado en una broma macabra me recordó la película The Joke protagonizada por Michael Douglas.  Por otra parte,  así como Ivanier apela a la canción Surfin´  bird para ilustrar una época, en mi caso,  evoco la de los Bee Gees, esa de la broma que dice: oh if I´d only seen that the joke was on me.

 

Pero nada más lejos de las voces acarameladas del grupo,  se encuentra el grupo de amigos que decide aventurarse en terreno peligroso.  Cada uno de los jóvenes integrantes cuenta con expectativas propias respecto del lugar al que se dirigen. Algunos saben, o piensan que saben algo que el resto desconoce.  Otros, simplemente se dejan guiar.

 

Ivanier acierta en el escenario y el suspense está asegurado desde la descripción del entorno misterioso.

 

La definición de personajes es otro punto alto de la novela.  A modo de interludio surgen  los estereotipos de la comunidad juvenil, corporizados en Agustina, Facundo, Diego, Hernán, Martín y Sofía. Esta estructura que  precede  a la acción dialoga con el lector y permite descubrir  a una chica anoréxica e insegura, a un joven observador, reflexivo y tímido, a un muchacho regodeado en su propia musculatura y rechazado.  Se suma  el que se las sabe todas y nunca se equivoca, y  la chica madura.  Al círculo se integra también  el raro, el diferente.

 

Y por ahí está Omar que no pertenece al conjunto, envuelto por un halo enigmático,  pletórico de elucubraciones. 

Los personajes se relacionan entre sí, colaboran o se apartan, buscan su propio camino y precisamente en esa individualidad que los conduce al fracaso o al éxito, se apoya el lucimiento del autor. 

La atmósfera  terrorífica se ve equilibrada con metáforas concebidas desde el oficio. En la página 238 se lee: surgió la llama en el primer intento. Un diamante de fuego, una lágrima invertida de color ambarino. Los tres miraron esa gotita de fuego como si fuera una joya, viéndola titilar, bailar encima del encendedor.

 

En fin, una novela que conquistará a los mismos lectores que ya disfrutaron de Música de Vampiros. Y a aquellos gustosos de recrear  las leyes que alteran el orden.

 
Federico Ivanier

El bosque. Federico Ivanier. Ediciones Santillana sello Alfaguara. 2011. Uruguay.

 

Dinorah Polakof
dinopola@adinet.com.uy

 

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