Juana de América: Un alma inolvidable
Nelly Perino

La amistad se apuntala en el sentimiento recíproco, se reparte como trocitos de panes amasados de besos con cariño. Es un girón de cielo donde dejamos la mirada sondeando en el conmovedor misterio de la muerte y llevamos sobre nosotros los matices vividos, en el protagonismo de nuestra historia.

 

Nunca olvidaré la primera ocasión que nos recibió junto al querido Angel Falco, en su casa de 8 de Octubre 3061, en la que residió por casi treinta años y en la que siempre sintió la nostalgia de su inolvidable "Amphión" ubicada en la Rambla de Pocitos. Era un soleado día del invierno de 1957. Nos recibió en la sala principal ubicada en la planta baja. Muchos eran los recuerdos que guardaba en una vitrina con múltiples medallas y condecoraciones otorgadas. Porcelanas y cuadros se fundían en la sobriedad que se desprendía de sus altas paredes con largas ventanas por donde apenas se filtraba el sol. Comprendimos más por qué escribió en Elegía por una casa "

 

¡Ay espada del agua ya perdida/ ¡Ay rama de la mar que no contemplo" …y en otros versos.." Me estoy ahogando, vertical y en medio / de una avenida gris, ruidosa y lisa" para finalizar ..""No veo ya la barba del verano / ni el caballo de vidrio del invierno. / Un balcón a una calle, todo tráfico/ Y un sol lejano, sin pasión, ascético. "

 

Más allá de las añosas paredes de esa casa, resplandecía la belleza de la eximia poeta y entre el cúmulo de reconocimientos logrados, recibimos el bautismo de su primer beso. Muchas veces me han preguntado cómo era en su trato. Contestaría sin exagerar, que despertaba de inmediato una luminosa atracción que se captaba por la sutileza de su espíritu. Era cordial, cálida y sencilla, de acertada palabra y una armoniosa serenidad. Sus vivaces ojos sombreados, se enmarcaban en el negro cabello. Así la conocimos y la veneramos.

 

El día del acto inaugural del "Círculo" una hermosa orquídea enviada por ella, engalanaba la gran mesa del Paraninfo de la Universidad. Cartas y tarjetas, guardamos con su testimonio alentador de cálida amiga, exenta de egoísmo. De sus expresiones se desprende el reiterado nombre con el que nos distinguió, llamándonos " la estrella errante".

El 15 de Junio de 1965 en la escuela N° 102, tuve el placer de compartir con la querida poeta un emotivo acto, en el que se plantaba una higuera con el nombre de Juanita Fernández ; ella se encargó de dar la primera palada y el primer riego, incluyéndose en el programa, una suelta de palomas, toques de clarín, canto de los niños y poemas de la homenajeada. Se encontraban presentes muchas autoridades nacionales, el cuerpo docente y numeroso público, aplaudiendo con gran emoción. Pocos días después comentando el maravilloso acontecimiento, me pidió que escribiera un testimonio de esa feliz ocasión. Le confesé que no era fácil complacerla, contestándome " verás cómo ha de caer la estrella sobre tu frente"… A los dos días y obedeciendo el llamado interior escribimos este soneto que le leímos:

A LA HIGUERA: Juanita Fernández

 

Bajo el sol de la tarde reluciente

con tierra de tu Melo, fue plantada

la higuera con el agua bautizada

del Tacuarí, signado en tu corriente.

 

Allí quedó tu nombre dulcemente

¡ Oh Juanita Fernández ! enraizada

con germen de tu canto y consagrada

como símbolo eterno en tu simiente.

 

Milagro del ensueño y la poesía,

nos dieron en los niños aquel día

la gracia constelada en la grandeza.

 

Y el giro de palomas la alegría/

irrumpiendo su vuelo en la armonía /

con tu gloria infinita en la belleza" /.

 

 

Nuestra Juana de todos, inolvidable y mágica, amiga queridísima.

Y nuestro ínfimo, pero entrañable homenaje:

 

 

De Juana se pobló toda mi casa

de su voz de su luz y su presencia

no hay muerte con su muerte, no hay ausencia

su palabra, su vida nos traspasa.

 

Ay, de su tiempo que con brillo abrasa

la claridad vital de la sentencia

ay, del canto augural y sugerencia

que el corazón y sienes nos rebasa.

 

El lirio y el diamante en la mirada,

el agua de su sed ilimitada

andando con amor sin cautiverio.

 

No hay más que eternidades para ella

y es su laúd, el Numen de su estrella

más allá de las sombras y el misterio.

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Los adioses son flores de vida que se despetalan dejándonos el aroma del recuerdo. Una tea que ilumina; un pedazo de cielo donde posamos la mirada en el estremecimiento y la desolación.

Si tuviera que nombrar a cuantos conocí y que rememoro en esta obra, daría para una disertación muy extensa. Entre los citados, están TODOS, como representantes con sus mensajes y el vitalismo espiritual de su plenitud creadora. Entre varios de los evocados, una las almas fraternas que a modo de pinceladas amorosas tuve el privilegio de tratar, se encuentra el Dr. Emilio Frugoni quien estuvo a nuestro lado cuando en 1959 fundamos el "Círculo", recibiendo de su afectuosa personalidad palabras de entusiasmo y estímulo así como en varios actos.

Al cumplir sus 80 años le dedicamos este poema :

                                     A Emilio Frugoni

                         

El verbo en luz, eterno mensajero

es siembra renaciente del futuro

fruto del alba; labrantío maduro

ofrecido del tiempo verdadero.

De todo lo creado fue certero

el andar con firmeza, sin apuro

como blasón el canto, lo más puro

con la pasión del noble caballero.

 

Captador de lo bello,con su gloria

y su nombre, se honra nuestra historia

a través de su lucha y vida inquieta,

Don Emilio Frugoni en la oratoria

ciñó el laurel impreso en la memoria

su mayúscula de Hombre y de Poeta."

El 23 de Junio de 1965, a los pocos días, nos contestaba en verso con un poema titulado IMPRONTU, en una carta de adhesión, al no poder concurrir a un acto al que le invitáramos.

Improntu ( Emilio Frugoni – 23.6.965)

"En tus versos aurorales

tu inspiración generosa

me brindó como una rosa

un jardín para mis males.

El misterioso elixir

de tu lírica emoción

que colmó mi corazón

de la gloria de vivir

es la llama en que me enciendo

Y ahora tengo una razón más

para seguir viviendo."

Dejamos su palabra y la mía, selladas de afecto y sincera amistad.

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De muchos poetas guardamos testimonios escritos que hemos tratado de seleccionar y que insertamos brevemente en estas memorias. De otros incluimos además, los poemas que les hemos dedicados. Uno de ellos fue Ruben Carámbula, con quien fuimos amigos casi medio siglo. Dedicó su vida a la tarea de la docencia y el arte. Músico excepcional tocaba varios instrumentos, especialmente dedicó su obra poética a nuestras autóctonas raíces: el indio y el negro. "Desde que me dejaron una armónica el dia de Reyes en los zapatos - a los cuatro años- nunca dejé la música"- nos decía. Nuestra amistad estuvo sellada por la admiración y el afecto recíproco. Dios quiso que estuviéramos a su lado hasta sus últimos días. Leemos un frag. de un romance, que le dedicamos en un homenaje realizado en una de las Rondas de Poetas en 1997,del que leemos un fragmento:

" Un sonar de tamboriles / le prende alas al cielo /

y hacen llegar de lo alto/ la luz de tus pensamientos .

" Tus silencios creadores / dando vida al instrumento

con tu espíritu que escucha /la voz de Dios y en desvelo/

escribe en el pentagrama / de tu andar y con talento/

la siembra de la belleza / en tu misión de Maestro!".

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No ha sido fácil entregar al lector las innumerables etapas vividas, TANTO EN NUESTRO PAIS COMO EN LA CIUDAD DE Buenos Aires a la que me liga tanto cariño y admiración por los escritores a quienes conocí y a los que dedico el Capítulo - 5to. En él, testimoniamos especialmente los vínculos con los pintores Raul Soldi, Benito Quinquella Martín -al que dedico otro poema y el escritor Jorge Luis Borges incluyendo dos de las entrevistas mantenidas con el insigne maestro.

A medida que avanzamos en los distintos capítulos fuimos deshojando horas y días de infatigable entrega a la vida familiar y a la cultural - impulso imprescindible para que las aspas del espíritu rodaran febrilmente. Otro de los poemas que mucho queremos, por pintar nuestras raíces, es PREGUNTAS DE DONDE NACÍ ? razón por la que decidimos colocarlo en la contratapa, como prueba del hondo cariño que siento por nuestra maravillosa ciudad.

 

¿ PREGUNTAS DONDE NACÍ ?

Yo nací en Montevideo

y evoco de mi niñez

el patio con jazminero

empuntillado de luna

asomándose al misterio.

 

Casa grande con portal

de afiligranado hierro

donde el sol, doró los días

en el girar de los juegos

junto a mis primos y hermanos

mis padres y los abuelos.

 

Hogar que pintó el cariño

tachonado de recuerdos

sellándome en la memoria

la belleza con lo eterno,

de la Toscana y Florencia

el Arno y Los Pirineos.

 

Fui creciendo en la ciudad

entre voces de mi pueblo

recogidos en la andanza

que hace mirar hacia adentro

hermanando claridades

del pasado y surcos nuevos.

 

Poetas, fieles amigos,

artistas, grandes maestros

humanos en el decir

y en la actitud, misioneros,

entregándonos la antorcha

encendida en el ejemplo.

 

De San Felipe y Santiago

- desde aquella aurora vengo -

que gestó el sol de la Patria

y en fiel alumbramiento,

tatuó la rosa de amor

en la espada de los vientos

 

¿ Preguntas donde nací ?

Yo nací en ¡ Montevideo !

 

Han transcurrido cincuenta años, desde que el ensayista maragato Don Carmelo Hernández nos sorprendiera con la publicación del primer poema titulado " Al Mar" en un diario de San José y para que este libro pueda estar en vuestras manos, por lo que agradezco a Dios haber podido transmitir algunas de las experiencias vividas. Por ello, se revitalizan los telones semigrises que suelen rodearme, ante las constantes pérdidas afectivas, que aguijonean el alma dejándola mucho más solitaria.

 

Queda en vosotros, pues, el latido amoroso de mi corazón junto a este poema que nos define, reiterándoles mi honda gratitud

TODO A SU TIEMPO

 

Hay quienes esconden los años vividos

¿cómo yo restarlos, si en mí se sumaron?

y están en el alma donde se quedaron

tantas ilusiones y sueños queridos.

 

Todo fue a su tiempo, entre los latidos

de la misma vida y quienes dejaron

los hondos recuerdos con los que me amaron

y en el canto mío quedaron prendidos.

 

Del hogar paterno pinto a la distancia

el vuelo que quiso darme la fragancia

de la estrella insomne y alguna virtud

 

 

y este mi destino de madre – poeta

que solo Dios sabe que trazó mi meta

en el albedrío de mi juventud.

Nelly de Perino 
De su libro de Memorias "En la Piel de los Días" 2002

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