Prólogo

 
En cierta ocasión me obsequiaron los dos tomos en que Don Anibal Barrios Pintos, con indudable ejecutoria de investigador, estudió la proyección de Canelones en la Historia Nacional.
¡¡Qué inmenso honor pertenecer al pueblo que dio el prócer más ilustre y progresista de la gran revolución emancipadora de América: ARTIGAS, el auténtico gestor de la nacionalidad uruguaya!!
El mérito de este material tiene su valor histórico pero dentro de un orden humano muy peculiar y no exento de grandes virtudes: ser protagonistas del diario vivir, que es inevitable, y hacerlo con dignidad y con honor, recurriendo al humor y la gracia.
Un ilustre francés afirmaba que reír es más propio de hombres. De ahí que Don Ramón Gómez de la Serna, en una de sus sorprendentes greguerías, revelaba que una cebolla nos hace llorar, pero no conocía ninguna fruta ni verdura que nos hiciera reír.
Y este material que vincula a Francisco Bastón, sin desmerecer, en un ápice su vocación de poeta, adquiere una dimensión humana de empinado nivel.
También se le hace justicia a la gran condición de dirigente deportista del entrañable Félix Machín y otras personas y personalidades del ambiente social, político y cultural canelonense, de ayer y de hoy.
Cabe señalar que, en el material cuya edición celebramos hoy, bajo la advocación y sabiduría de nuestro entrañable Francisco Bastón se mencionan el sentido creador de otras dos personalidades: la del distinguido profesor Milton Stelardo y la del escribano, Juan Carlos González Laborde que en las palabras, a manera de introducción se citan, en síntesis feliz del propósito que guió un trabajo que se constituye en una especie de memoria histórica, plena de humor y sabiduría, a través de la cual el pueblo crea su tradición oral como medio de vencer el olvido y triunfar así sobre la muerte.

ATAHUALPA DEL CIOPPO

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