Introducción

 

"Describe tu aldea y serás universal"
(León Tolstoi)

Unas palabras a manera de introducción:
Estos apuntes que hoy recopilamos por la generosidad de algunos amigos que nos apoyan en la intención, tienen un único, firme y deliberado propósito: dar a conocer el discurrir de la vida de Canelones en un período que comprende el inicio del siglo y llega hasta nuestros días.
Se trata de artículos unitarios e inéditos con las excepciones de los que fueron conocidos en el periódico "Hoy Canelones" donde, hace unos años, asumimos la responsabilidad de una columna semanal.
La idea es ésta: Pretendemos enfocar un hecho, acontecimiento, vivencia o personaje de este pequeño mundo local, comentarlo y rescatarlo hacia el conocimiento público.
El escribano Juan Carlos González Laborde, heredero universal del magnífico caudal de humor que le legara su padre, el doctor Juan Tolentino González, dice, con gran acierto, en una edición mimeografiada que circula entre sus amigos dilectos:
"Si algo reconfortante he obtenido de la idea de recopilar anécdotas humorísticas, de sacar a la luz estos verdaderos fantasmas obsesivos de castillos medioevales, es la fruición con que todo uruguayo tiene escondida, en algún anaquel de su espíritu, una anécdota o cuento de alguna persona o personaje y que ha conservado a través del tiempo la leyenda oral del pueblo".
Para darle pues, a ese rico historial, con la permanencia de lo escrito, una vigencia, fidelidad y autenticidad mayor, intentamos esta tarea.
Buscando para nuestra querida aldea esa universalidad que promete el escritor ruso en la frase que nos sirve de acápite.
Las anécdotas que hemos manejado son reales. Pueden haber recibido alguna alteración impuesta por la forma en que nos ha llegado, pero responden a hechos veraces. Faltan algunos nombres y otros han sufrido modificaciones, por razones claramente comprensibles.
Hemos buscado en todas las circunstancias el común denominador de un final risueño, pensando que es esta forma, ligera y despreocupada, lo que más se adviene con nuestra intención exenta de todo formalismo y solemnidad.
¿Por qué le hemos titulado de esta forma?
Todos estos escritos están dedicados a la figura de Don Francisco Bastón, Ciudadano de Honor de Canelones.
Porque más allá de la gran estima personal que le tenemos, ha sido nuestro amigo Francisco el proveedor natural de muy buena parte de los relatos comentados; porque le ha tocado en suerte ser protagonista directo de todo este importante tramo de la historia local y porque nadie como él, cuando gallardamente camina hacia el siglo, concilia la simpatía, consideración y respeto de toda la comunidad.
Ese gran ciudadano que logra asumir la edad de su interlocutor y que, frente a los jóvenes ha sabido, como sabiamente se ha establecido, "constituirse en un apoyo y no un estorbo; en un confidente y no un rival", merece nuestro homenaje.
Y lo tributamos con lo que, modestamente, podemos dar.
¿Por qué lo hacemos?
Porque queremos mucho a este pueblo.
Nos enancamos en la respuesta que el máximo exponente de nuestra narrativa, el Profesor Milton Stelardo, le diera recientemente a quien le inquiría en idéntica forma:
"Por cariño, nada más..."

Nuestro agradecimiento: Hacemos público nuestro agradecimiento a los amigos que nos han ayudado en esta tarea: entre otros: "Pipo" Battaglino; Roberto Celintano; Luis A. Gamarra; Atilio Gilino; "Socorro" González; "Tim" González; Armando Layera; Raúl Machín Llamosa; Antonio Monserrat (h); Abel Pumar y Miguel A. Vignola.

Del Autor
Con el pretexto de un merecido homenaje a quien, como Don Francisco Bastón ha sido testigo y protagonista de los principales acontecimientos de la comunidad, desfila por estas páginas en forma amena y con contagiante sentido del humor, escenas de la vida de Canelones en lo que va del siglo.
El "Teatro Politeama"; "La Vaca Negra" y los cafés; la visita del "Sarrasani" y otros circos; las guerras universales y su repercusión local; el pintoresco mundo de los anarquistas; los clubes sociales; la vista de los Olímpicos del 24 y los acontecimientos del fútbol y del turf, entre otras viñetas, conviven para hacer de "CUENTOS PARA FRANCISCO" un libro ágil, agradable, que leerán con deleite los que mantienen vínculos con Canelones y todos aquellos que valoran esta literatura costumbrista, un tanto informal y de sabroso corte anecdótico.
CUENTOS PARA FRANCISCO - Nelson Perazza

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