Los límites y el rasgo característico
Juan Carlos Patrón

- I -

Goes, mi barrio, está limitado al sur por el Palacio Legislativo, al norte por la llanura que sigue al repecho de la Figurita, al oeste por los viejos jardines del Reducto y al este donde termina el Barrio Reo, el de las "casitas ¡guales" y "buhardillas parisinas" que enternecieron a Roberto Fugazot y una tarde, de un solo silbido, volcó su emoción en la melodía de un tango que cantó Gardel.

Hace más de un siglo, empezó a funcionar, allá por 1866, en la Plaza de las Carretas, un mercado de frutos del país. Allí, criollos, italianos, españoles y franceses vendían maíz y compraban trigo, ofrecían cueros y pedían precios por yuntas de gallinas, sin perjuicio de permutar quesos y frutas por huevos, liebres y perdices. Todos se ganaban la vida laboriosamente, con orgullosa y tenaz independencia. Y en ese entrevero comercial, sin más ley que la costumbre ni otro documento que un apretón de manos, aprendieron a ser responsables de su propio destino y a no sujetarse a la voluntad ajena. Pienso que este rasgo define la personalidad de Goes, demostrada al cabo de varias generaciones voluntariosas e incansables, dominadas -hoy como ayer- por el afán de progresar.

Goes y el Viejo Café Vaccaro
Juan Carlos Patrón.
Editó Los Ases - Casa de Cambio
Avda. Gral Flores Nº 2422
Agradecemos al Sr. Pablo Montaldo
Gentileza: Sr. Juan C. Iglesias

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