La poesía esencial de Saint-John Perse [1]
por Ricardo Paseyro

Saint-John Perse

Premio Nobel de Literatura año 1960

Textos tibetanos, poemas de la India, dramas persas, crónicas bizantinas, habían sido mis últimas lecturas: lo digo para encarecer la casualidad de tal prólogo, ahora que se ofrece por fin en su íntegro territorio el extraordinario planeta poético de Saint-John PeRse. No que haya demasiadas fronteras comunes entre este criollo francés y los siempre legisladores poetas de Oriente; por de pronto, si acaso las superficies se tocan, les alejan a perderse de vista la inocencia, la a-moralidad, la razón de existir por sí misma y en sí misma de la gran poesía de Saint-John PeRse, y el sustrato teológico, teleológico, que veta de finos nervios religiosos todo poema oriental. Pero a mi juicio, no cabe acceder en Saint-John PeRse sin previo extrañamiento; ningún poeta moderno exige del lector, tanto como él, un cambio de ritmo, una voluntad de reorganizar sus sensaciones, su compás interior y exterior. Por ello el admirable y suntuoso Psellos, el sabio diálogo de la Bhagavad-Gîtâ, el hondo Milarespa, al exilar la imaginación hacia formas casi inconcebibles, allanan la entrada en la poesía solitaria de Saint-John PeRse. La poesía de Saint-John Perse no acaece en mundo temporal, espacial —"J’élis un lieu flagrant et nul comme l’ossuaire des saisons”— y es justamente medida de su poder el que no valga regirla por otra ley que las propias a su tentativa: gran poesía mientras queda fiel a sí misma, a su razón de fundar universo aparte en "la terre arable du songe”; poesía equívoca cuando la interfiere, aun a socapa, lo real. Obra como la de Saint-John Perse se niega o acepta por principio, y a mí, por principio, me parece asombrosa aventura poética, quizás impar en nuestros años, la de quien trueca y abstrae cada cosa en "une présomption de l’esprit”. ¡Frugalidad superior de esta poesía que se despoja del mundo, y convierte en entidades sus materiales más concretos, verdad de esta poesía que vuelve a su esencia de pura revelación, no glosa ni anécdota!

Poesía esencial de Saint-john Perse ... Un indio filósofo y poeta ha de auxiliarme a seguir su traza. Pocos ensayos de exégesis poética igualan el de Viçvanâtha Kaviraja que René Daumal traduce y explica en su "Pour approcher l’art poétique hindou”. Digresivo o a propósito, helo ahí, brillante de inauditos fulgores. "Qu’est, dans son essence, la poésie? "Viçvanâtha dit: «La poésie est une parole dont essence est saveur». Et " il explique ce qu’est la saveur (rasa) ... La Saveur n’est pas l’émotion " brute, liée a la vie personelle; c’en est une répresentation surnaturelle, " c’est un moment de conscience provoqué par les moyens de l’art, et " coloré par un sentiment... Oserai —je dire: une émotion objective? . . . " La Saveur est essentiellement une cognition, «brillant de sa propre evi-"dence», done inmédiate. . . Elle n’est pas liée su monde ordinarie, elle " en est une récréation sur un autre plan. Elle est animée par l’admiration " surnaturelle. «Elle este soeur jumelle de la gustation du sacré» . . . Elle " ne peut étre saisie que par les hommes «capables de juger», ayant un " «pouvoir de représentation», et elle exige un acte de «communion». Elle " n’est pas un effet mécanique des moyens artistiques, qui ne font que la " «manifester». Elle n’est pas soumise a notre temps. Elle n’est pas un objet " existant avant d’etre percu, «comme une cruche qu’on veut éclairer avec " une lampe»; elle existe dans la mesure ou elle est goütée. . . La Saveur " est le soi du poéme. . . C’est cette Saveur que le pouvoir de suggestion du " langage a pour fonction de manifester”. Sospecho que la doctrina de Vicvanatha descifra, hasta donde se puede, el misterio de la alta poesía, y sirve a definir la de Saint-John Perse y el aire sobrenatural que la recorre. La esencia de la poesía es evidente en poemas de Saint-John Perse. En "Anabase”, en "Images a Crusoé”, en "ha Gloire des Rois”, la palabra tiene un exceso de sentido, es sabor, y creo innegable la aproximación de Saint-John Perse a un absoluto poético.

Precisamente porque la poesía es sustancia que se aprehende y comunica, Saint-John Perse no inventa la poesía: la recoge, la revela; la revela a través de lo maravilloso. Lo maravilloso es el sentimiento que colora su poesía, el carácter de su sabor. Sus poemas, "averses solennelles d’une substance merveilleuse”, importan una perenne comunión con lo maravilloso. La sensualidad para lo maravilloso, de lo maravilloso que asoma en "Pour féter une enfatice” y estalla en "Eloges”, sublima en seguida a un plano sobrenatural el mínimo hecho físico: la evocación aparentemente más trivial y cruda de cualquier acto sensual, no deja, en Saint-John Perse, de manifestar una esencia de poesía. En ningún poeta moderno se intuye mejor la hipóstasis de la poesía y lo sagrado, o formulándolo de distinta manera, ningún poeta moderno, como él, realiza el ensamble de lo sagrado en la poesía. Y porque hacer gustar lo sagrado es oficio sagrado entre todos, el poeta es sagrado y superior entre todos los hombres. En vano "la fumée des hommes en tous lieux. .. ha! ha! toutes sortes d’hommes dans leurs voies et facons”, pululan sobre la tierra: "...soudain! apparu dans ses vétements du soir et tranchant a la ronde toutes questions de preséance, le Conteur qui prend place au pied du tére-binthe”. Sólo quienes se alcen al orden de lo maravilloso, o lo deseen, pueden aproximársele. Saint-John Perse se place a enumerar, en largas teorías de seres de extrañas industrias, los habitantes de su planeta, los únicos propicios a su poesía: "Celui qui taille son vétement de cuir, des sandales dans les bois et des boutons en forme d’olives; celui qui donne á la terre ses facons; et l’homme de nul métier: homme au faucon, homme a la flüte, homme aux abeilles; celui qui tire son plaisir du timbre de sa voix, celui qui trouve son emploi dans la contemplation d’une pierre verte”, etc. El tema de los seres preciosos —el extranjero, el príncipe, el rey, el soñador, el viajero— no cesa en Saint-John Perse, pero las más de las veces no contrapuesto a lo humano, sino traspuesto a otro nivel. En cambio, en "Vents”, poema de su destierro que estimo lejos de su más alta poesía, el apostrofe orgulloso suena harto directo: "Et vous, hommes du nombre et de la masse, ne pesez pas les hommes de ma race. lis ont vécu plus haut que vous dans les abimes de l’opprobe”, etc. (Sí, la dimensión humana, los problemas humanos, faltan en Saint-John Perse. Justo que tal ocurra al tiempo que su poesía se mueve en lo sobrenatural y en elogio de su riqueza y maravilla; irrita, a la inversa, el pequeño desplante de un Alexis Léger hosco de amarguras. Por eso taché, al comienzo, de equívoca su poesía cuando la interfiere lo real. Lo real de la vida de Saint-John Perse —el exilio, la pérdida de sus dominios diplomáticos— traiciona sus últimos poemas). Parte de la melopeya de Saint-John Perse cristaliza en la idea del príncipe, hacedor de prodigios, sabio y sólo de su especie. Creó "Amitié de Prince”, el centro y eje de su poesía: allí converge la poesía anterior, y "Anabase”, a mi criterio obra maestra de sus obras maestras, es su resol multiplicado aún y depurado.

Se me antoja útil, y no por ánimo de similitudes, recordar que la imagen del ser perfecto, del semidiós, ha sido la obsesión de Stefan George.

Bien que de Maximin, héroe de "El Séptimo Anillo” y "La Estrella de la Alianza”, al príncipe de "La Gloire des Rois” y al viajero de "Atiabase” vaya camino, bien que de la tangencia de lo divino y lo humano —símbolo de Maximin para George— a la estricta inhumanidad de Saint-John Perse medie buen trecho, la precisión de trascender el ras de los hombres, encarnando entelequias, es idéntica, y comparable la magia verbal, la actitud ante la palabra. Imposible usar el lenguaje en transmitir poesía sin antes consagrarlo: Saint-John Perse convierte la palabra en un ceremonial, en un rito. El estilo de Saint-John Perse nace de esa actitud, no de una técnica. Cabe decir que sus vocablos se hallan fuera de cauce, desorbitados, libres de convención. Signo suyo, la parva cifra de vocablos yacentes en su sentido literal. Un agudo crítico —Maurice Saillet [2], autor de "Saint-John Perse, poete de gloire— incurre en error al censurarle que desquicie ciertos sustantivos, ciertos adjetivos: Saint-John Perse los pronuncia dotándolos de un exceso de sentido en el que se percibe su esencia poética, su sabor. Porque, y entendámonos, no se trata de vanas arbitrariedades —nadie de tan riguroso lenguaje como él—, mas la esencia de su poesía no puede manifestarse sin un lenguaje emancipado de la pesantez literal. El idioma, el estilo de Saint-John Pesse es, en efecto, musical, según el exacto modo con que ve Boris de Schoezer, citado por Maritain, el lenguaje musical en poesía: ".. .le langage poétique... peut étre dit musical non dans la mesure oú il sonne harmonieu-sement et flatte l’oreille, ainsi que l’on se figure d’ordinaire, mais pour autant que ce qu’il signifie, son contenu, est immanente a sa forme”. Ello viene a decir que el fabuloso lenguaje musical de Saint-John Perse es negación absoluta del formalismo, es el único álveo capaz de recibir su poesía. Este idioma mágico alecciona a cuantos, teóricos de una poesía cortical y descriptiva, buscan que la palabra poética refleje, como un llano apunte, emociones primarias. Óigase a Saint-John Perse: "Dit l’Étranger parmi les sables, "toute chose au monde m’est nouvelle!”. Et la aisance de son chant ne lui est pas moins etrangére”. A guardar la distancia entre el poeta, y la poesía y el lenguaje, a esencializar la poesía haciéndola objetiva, e incluso extranjera a quien la manifiesta, enseña la obra de Saint-John Perse. Desde lejos, llegando al idioma y la poesía con unción, íntima pero objetivamente, alcanzó Saint-John Perse. Su majestad verbal. Gabriel Bounoure ha escrito la frase definitiva: "Saint-John Perse nous rappelle ce qui est trop oublié aujourd’hui: á savoir que la poesie, c’est d’abord la grande allure dans les Lettres”. Saint-John Perse, el "gran letrado” europeo, el gran poeta de la más alta y ambiciosa poesía, merece para sí su bellísima alabanza: "Honneur au Prince sous son nom! La condition de l’homme est obscure. Et quelques-uns temoignent d’excellence. Aux soirs de grande sécheresse sur la terre, j’ai entendu parler de toi de ce coté du monde, et la louange n’était point maigre. Ton nom fait l’om-bre d’un grand arbre. J’en parle aux hommes de poussiére sur les routes, et ils s’en trouvent rafraíchis”.

Tánger, mayo de 1953.

Notas:

[1] Gallimahd acaba de publicar, en una edición cuidadosamente corregida de los errores de las ediciones parciales de sus poemas, "Oeuvre Poétique de Saint-John Perse. I”. Aunque este volumen debe ser seguido de un segundo, en él se recoge íntegramente toda la poesía de Saint-John Perse desde su primer poema hasta "Venís" inclusive. Sólo quedan entonces a publicar sus escritos poéticos posteriores a 1946, entre ellos el que apareció en los números 1 y 2 de la N.N. R. F., y que pueden agregar muy poco a su gloria o su conocimiento.

[2] El libro de Maurice Saillet es el primero sobre Saint-John Perse y constituye punto de referencia indispensable, por su información y su interpretación. Coincido en general con su tesis respecto de las obras de exilio de Saint-John Perse.

por Ricardo Paseyro (Uruguay)
Revista Entrega de La Licorne 2ª Época Año I Nº 1 - 2
Montevideo, noviembre de 1953

 

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