El sexo, ¿es lo mejor que hay?
Julio César Parissi

Para la mayoría de los hombres y mujeres, elogiar y poner en primer plano el  placer que da el sexo casi no tiene discusión, porque nadie puede negar que hacer el amor es uno de los goces supremos de los seres humanos. Entonces, ¿por qué preguntamos si el sexo es lo mejor que hay? ¿En dónde está la controversia? La duda a discernir es si existe alguna otra cosa en el mundo que lo pueda superar.

Por ejemplo: ¿es mejor una mesa de manjares que hacer el amor con la mujer soñada? ¿Alguien cambiaría una noche de sexo total por un auto deportivo? ¿Podríamos, si nos dan una enorme suma de dinero, soportar la abstinencia amatoria para siempre? ¿Seríamos capaces de perder nuestra capacidad sexual a cambio de un lugar de mucho poder? Muchos dirán, en cualquier caso, que prefieren las dos cosas, pero debemos imaginar que si tomamos una no podemos tener la otra nunca más. Si no lo pensamos así, la encuesta no sirve. ¿Y quién se privaría del sexo —para siempre— por las otras cosas? Tengo un amigo, obsesionado por el sexo, que frente a mi pregunta sobre el orden de prioridad entre una buena comida, un viaje por el mundo o hacer el amor, dudó un buen rato.

—No sé que responderte —me dijo—. Me cuesta decidirme entre una comida afrodisíaca, realizar un tour erótico por Balí o hacer el amor.

Puede haber casos puntuales en los cuales la decisión esté tomada de antemano. Schumacher se decidiría por un auto deportivo, un etíope por la mesa de manjares, un político sudamericano por una enorme suma de dinero y los curas no tendrían problema en la abstinencia amatoria.

Ahora bien, si imaginamos que la prioridad está en el sexo, si queremos que una relación sexual se transforme en lo mejor del mundo, hay que pensar que deberíamos poder contárselo a los demás. Si no, ¿qué gracia tiene una brillante relación sexual si no puede ser disfrutada en la reunión en el bar? En este sentido, siempre tuve la duda con que gozamos más, si con hacerlo o con contarlo. Y es que a veces ponemos tanto énfasis al relatar la hazaña amatoria, que no falta alguien pidiéndonos el nombre de tan gloriosa partenaire. Porque, si gozamos tanto, desde el vamos descartan que la susodicha pareja fue nuestra legítima esposa. Vale la pena aclarar que nosotros, machos vanidosos, irrefrenables e insaciables, cuando hablamos de una relación sexual a todo lujo dejamos de lado el deber conyugal, algo tan parecido al amor como lo es un abogado a la ley.

Convengamos, por otro lado, que el problema de optar entre algo material y el amor es casi exclusivo de los hombres. Porque en las mujeres la disyuntiva se resuelve muy fácil: entre hacer el amor o tener una buena cena o recibir dinero, ellas eligen hacer el amor sin dudar. Ellas saben que antes de hacer el amor siempre disfrutan de una buena cena y después de hacerlo podrán disponer del dinero que quieran.

Yo considero que hacer el amor con una hermosa mujer es lo más grande que hay y es el mayor sueño de cualquier tipo, que no lo cambiaría por ninguna otra cosa material. Aunque, les aclaro, siempre que pensé en ello tuve el temor de que, si se concreta esta fantasía, esa hermosa mujer tal vez viva nuestro sueño como si fuera una pesadilla.

Julio César Parissi
De "
Las Mujeres Son Un Mal Necesario"

Ir a índice de Humor

Ir a índice de Parissi, Julio César

Ir a página inicio

Ir a mapa del sitio