Cinco pistas para descubrir a un buen amante
Julio César Parissi

Nadie puede negar mi militancia a favor de las mujeres y este texto va a ser un aporte para ellas. En un ejemplar de «Cosmopolitan», que encontré en el consultorio de mi dentista, leí un artículo sobre las pistas para descubrir cuando un tipo puede ser un buen amante. El gusto por el baile, la manera de poner las manos en los bolsillos o el disfrute de la buena mesa son algunas de esas pistas que les dicen a las mujeres si el candidato elegido tiene o no la rara cualidad de hacerlas vibrar de pasión en la cama.

Veamos las pistas que propone esta emblemática publicación dedicada al bellísimo sexo.

Primera pista: «Cuando el hombre apoya sus manos sobre las caderas o las mete en los bolsillos es que quiere que la mujer de su interés le preste atención a su zona genital.» Ya que estamos, ese gesto podría ir acompañado con un cartelito que dijera: «A diez centímetros, zona caliente», así no hay ninguna duda del mensaje, ya que esto no es una pista muy clara, porque también puede tener las manos en las caderas para disimular las adiposidades laterales o luego puede llevarlas a los bolsillos tratando de proteger la billetera. O puede tener ambas manos en los bolsillos para disimular que se está rascando los dos a la vez.

Otra pista: «El hombre bailarín está indicando la presencia de un buen amante.» Pero, la música que baila, ¿pertenece a un compact de catorce temas, o a un demo de un tema y a dormir? ¿Acumula tanta energía como canciones guarda un pendrive? Amigas, tengan cuidado de no equivocarse. No alcanza con saber bailar. A veces, más que ser un virtuoso, es importante aguantar toda una noche de bailongo sin dejar la pista.

Otra: «Si el hombre disfruta de una buena mesa es igualmente un buen amante.» Bueno, esto tiene el peligro cierto de que la mujer luego le tenga que aguantar los eructos y los ruidos de la digestión en mitad de su faena en la alcoba, o el desastre de la nula actividad por haberse pasado con la bebida. De todas maneras, yo intuyo que debe ser que, para observar esta pista, la mujer siempre espera que la conviden a la mesa antes que la inviten a la cama. Aunque siempre me quedará la duda de que quieren probar si somos sibaritas —y, por lo tanto, buenos amantes— o nos atiborran de comida como reserva calorífica para hacernos rendir hasta que las velas no ardan.

Otra pista más: «Si el hombre mira y luego esquiva la mirada, es un buen amante.» Pista medio rara, porque si es un tipo miope tal vez esquive la mirada al descubrir que le había tirado los galgos a un tremendo bagayo. Tenga cuidado: si le esquivan la mirada muy seguido cambie de maquillaje, de peluquero y de cirujano plástico.

Y como quinta pista y corolario al tema del buen amante: «Es importante el largo del dedo anular.» La revista aclara que ese largo es un detalle revelador del tamaño de los genitales que porta el posible amante —cosa fundamental, no lo nieguen—, porque, siempre según «Cosmopolitan», es directamente proporcional, ya que cuanto mayor sea la diferencia de éste con el índice, mejor amante será. (Si el que está leyendo esto es un varón, mírese disimuladamente el dedo indicado y compárelo con el otro.)

Puede ser que sea cierto, pero esto último me genera una curiosidad, que va un poco más allá: cuando la mujer nos pone el anillo de casamiento en el dedo anular, en realidad, ¿dónde imagina ella que lo está poniendo? 

Julio César Parissi
De "
Las Mujeres Son Un Mal Necesario"

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