XXII

Qué nos muestran los cielos
del cielo y sus remolinos de agua donde
refleja en otros ojos abiertos
calles unidas y con brumas
en algo sofocado que no se dio o no se dijo
con el brazo rompiendo el aire porque es un rostro negado.
Se nos ofreció el remover los días y trabajo
un pantano absorbe el líquido caminando
detenemos el pasaje: miramos el crepúsculo
en palabras no sugeridas ni pronunciadas
solamente esas calles trasegadas por un magma
y al parecer allí nos perdimos: aves cantando
buscando algo que estaría con certeza
Qué diremos qué diremos a los que vendrán como nosotros
selvas o también transparencias por donde anduvimos
nos dicen nos dicen en irregularidades espirales
pasa el barco o el ave a gran distancia
a gran distancia quisiera ser escrito este poema
la tierra abrazando las aguas de los mares
el mar que pasa ferozmente a ser el cielo.
Estuvimos aquí: ese fue nuestro horizonte.