Cualquiera lo hace

 
Tu quédate tranquila, queridita, que los nenes van a estar bien cuidados. No te preocupes por nada y aprovecha bien el día, que necesitas descansar. Anda, anda, que el taxi está esperando. Mua, muá. Saludos a Chichita y al Toto.
Pobre vieja, le hace falta un día de descanso; hay que ver, todo el día atrás de los chiquitines, de la ropa sucia, de la comida, de los pisos. Está medio maniática con la limpieza, eso es lo que le pasa. No sé por qué se lo toma tan a pecho, si nadie se ha muerto de mugre. ¿Qué horas son? Las siete y cuarto. Los nenes dormiditos, el domingo por delante. . . ahumm. Puedo dormir una horita más. Aaaahí está. Qué rara la cama, parece una estancia. No vas a empezar a extrañar a los tres minutos, estúpido. Mmm, qué calorcito más lin. . . ¿qué pasa? Gritos, ladridos, gatos, perros. Se despertaron los nenes.
Mamaderas, mamaderas. Bueno, chiquito, bueno, no llore más que papito le trae la mema. Aaaí, duérmete mi sol. ¿Cómo era? Medio litro de leche, dos cucharadas de maizena, azúcar a discreción, listo. No. Hay que calentarlo. Ya va, no lloren más. Demasiado seguidos los dos; tendríamos que haber esperado un poco. Ya va a estar, gurí, gurí, gurí. Qué ricos son, igualitos a las fotos mías. ¿Y usted qué quiere? Ah, la peperera. Muy bien, así me gusta, como un hombrecito. Olor a quemado, mamamía, se fue la leche. No importa, echo un poco más, después lavo todo junto y arrivederci. Tanta historia. OH SOLÉ MIÓ LARAI - LARAILA. Ahora con cuidado... sin derramar... despacito... tá-que-te-tiró. No importa, después lavo todo. Acá viene papito con la papa. Qué idiota. Pobrecitos, qué hambre tienen. ¿Habrá que darles otra?
¿Ya terminó el chiquito? Venga a upa. ¿Y esto qué es? ¿Un nene o un pescado? Todo chorreado, qué porquería. Y ahora me ensucia la camisa, el tesoro; una manguera a dos puntas. Hay que mudarlo. Hay que limpiarlo primero. Puf, amoníaco. Agua calentita, esponja, talquito, hipoglós, talquito otra vez. Vengan pañales; cruzar acá, apretar aquí, alfileres al costado. Lavar la bombachita de nailon, secar, talco, poner. Ahora sí va a estar cómodo, pobre Pablito, a ver una risita para papito. Llora; qué tendrá. Mejor me dedico al otro, que es menos complicado. Slip, camisita, medias, zapatos. ¿Dónde metiste los zapatos?
El asunto es fácil; lo que sucede es que no tengo la práctica de las mujeres. Es un asunto de orga-ni-za-ción. Exacto: primero lo primero, después lo segundo. Vamos a ver: el chiquito está en la cuna, el otro está.. . demasiado callado. ¿Cuántas veces te dije que no agarres la pasta de dientes? Mira, pero mira lo que hiciste, inconsciente; todo el suelo regado. No, no es para escribir. Salí de aquí, anormal. Hay que educarlos, pero sin pegarles nunca; sería un abuso. Bueno, ahora tiendo la cama y después me leo el diario con unos mates. Las mujeres son un caso: deshacen toda la cama y la vuelven a tender. Mucho más práctico es estirar un poquito las sábanas, alisar las frazadas, poner la colcha bien estirada y listo el pato. ¿Y ahora, qué? Agua para el mate. Qué silencio hay en esta casa. Demasiado silencio. ¡Carlitos! ¿Dónde te metiste?
No sé qué hacer. ¿Lavo la cocina? Falta tan poco para la hora de la comida que mejor lavo todo junto después. Es una actividad continua: lo que es la falta de práctica. Mejor saco los nenes a tomar el sol; vitaminas, aire libre.
Por suerte le está haciendo lindo día. Pobre, por fin descansa un poco. Debe haber llegado a las diez y ahora estará en el jardín, tirada en el perezoso, conversando con la amiga. Cuidado, Carlitos, que te vas a lastimar de nuevo. Y éste, que si no duerme, llora; cuando está la madre no se oye. Ahora los llevo a la placita y a la vuelta les doy de comer. Me alegro de poderla aliviar un poco. Es capaz que se pasa todo el día durmiendo. Pero Carlitos, no le tires piedras al señor. Disculpe, ¿no? Si, los niños. Flor de día se va a pasar aquélla.
¿Y dónde metió el aceite? Qué desorden terrible tiene esta mujer. Muchas instrucciones, muchos numerales, pero las cosas no aparecen. ¿Qué querés, vos? Dejame tranquilo. Pero qué idea más loca: la puso atrás del kerosene; no tiene la menor noción... uff.. .del... Ahí está, me hace tirar todo al suelo.
¿Cómo tiene que estar el aceite para el churrasco: tibio, caliente, hirviendo? Las cosas más importantes no me las dice. Pero toma la sopa. Carlitos, no le metas el puré en los ojos a Pablito. Adorados hijos, cuánto los voy a querer mañana, cuando los recuerde en la oficina. Y ella, comiendo su rica parrillada, a las risas con sus amigos. Tomá, tesoro, la sopita, o te pongo un embudo. Si me ven los muchachos, qué astilla se hacen. Y no puedo ir al estadio. Soy demasiado bueno.
Las tres de la tarde y todavía con estos platos por lavar. Tal vez será que pongo demasiado afán de perfección. Característica de los hombres; en lo que se ponen, superan a las mujeres. Los mejores modistas, los mejores cocineros; hasta las mejores mujeres, como Coccinelle. Ay, se resbaló. Menos mal que éste se rajó, nomás. Y bueno, si al fin y al cabo los pago yo. Si quisiera podría romper toda la casa. Pero para eso está Carlitos. División del trabajo. Y quién sabe a qué horas se aparece, la distinguida señora. Oh. no, no puede ser. Pablo, despierta. Al revés: Pablo, dormite. Si ahora le tocaba a las cinco. Debe llorar porque se despertó; ¿o se despertó porque llora? Apago la radio; es alérgico a Solé. Yo también tengo sueño y no lloro. Arrorró, idiotita, mejor te callás, que si no papito, te va a hacer chas chas.
Hola. Bien. ¿Te divertiste? Me alegro. Qué horas, no. Me voy al cine. Hasta mañana.

Julio Rossiello "Pangloss"
Bolsilibros ARCA
Montevideo, 1968

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