Entrevista con la poeta Tatiana Oroño, crítica literaria y de artes plásticas y visuales.

1) ¿Cómo valoras a tu promoción con relación al pasado inmediato?

Mi promoción vivió, escribió y fue publicando a la desbandada. Cada uno con su morral, su máquina de escribir, a la espalda. Me desvío un poco de la pregunta para hacer un comentario: aquella desbandada viene a ser por casualidad el reverso de nuestro nombre oculto, borrado por el nombre oficial del país. Fuimos la Banda Oriental antes de ser la República Oriental del Uruguay. Fuimos en el imaginario y en la lengua iniciales ”la otra banda” (u orilla del Río Uruguay). Las costas de un riñón del continente caracterizado por sus bandas. Somos un país de costas fluviales, marítimas, oceánicas y hasta orillado por una enorme laguna. Un país-frontera. La relación de nuestra promoción, “de los setentas”, no ha sido solo, no fue solo con el pasado inmediato. El pasado inmediato en un país como el Uruguay de los sesenta, en el cual fuimos adolescentes, no era uno. Venía cargado de otros pasados locales y no locales ( “nacionales y extranjeros” se decía entonces, todavía no se había generalizado el concepto de globalizacion). Así como nuestras costas, nuestro pasado inmediato estaba en movimiento, venía precedido por el oleaje de otros pasados y sus mareas iban y venían desde muchas tradiciones acogidas y/o recogidas como restos de naufragios o tesoros intactos. Nuestro pasado venía de mares, puertos y lenguas conocidos y también desconocidos, a bordo de temporalidades contradictorias y suplementarias. Nuestra relación, no sé si decir “nuestra” o “mi” relación, con la poesía fue siempre múltiple, intermediada, anudada como tela de araña con otros pasados de la(s) lengua(s), de la lírica, y de la voz.

Acaso, para intentar responder de forma directa a la pregunta, haya que decir que nuestra relación con el pasado inmediato -si es que por él entendemos la llamada poesía social, ese islote dentro del archipiélago de aquella poesía de época- haya sido de discontinuidad, o mejor, de antítesis. 

2) ¿Las formas "recibidas" son obstáculo para los nuevos lenguajes?

No. Pero depende de cuándo, cuánto, cómo se asimilen y otras cosas. Ellas no son obstáculo sino habilitadoras en la medida en que sin conocerlas no se adueñarían los poetas de herramientas necesarias a su oficio de permanencia y cambio en el universo de la lengua. Herramientas que incluyen nada menos que la posibilidad de diálogo con el pasado y que, por eso, implican estímulo al imaginario y a la invención, presentes y futuros. Y por "recibidas" entiendo formas prestigiosas, claro, formas cultas, pero también formas populares. Incluso, hoy, masivas. En lo personal es, mayoritariamente aunque no solo, en formas "recibidas" que recibí y todavía recibo voces vivas, los lectores lo sabemos, lo hemos comprobado largamente. La salvedad sería que no es posible atribuir a la "forma recibida" el mérito del resultado poético sino a quien supo qué hacer con ella(s), a las voces que hicieron duraderas esas formas con su invención, pasión y porfía. No hay poeta que no sea porfiado. La segunda salvedad sería que no es posible limitarse a unas (pocas) formas "recibidas" sino aventurarse en la exploración de cuántas sea posible: tratar de hacer "de recibo" cuántas sea posible. Conocer, no sólo en profundidad y detalle, por decirlo así, sino también en extensión y diversidad. Conocer formas canónicas, "recibidas", y también lo otro. No hay poeta que no sea insaciable, que no trabaje con ansia y sin descanso. Y por último, tener presente que cada forma tiene una o varias funciones en uno o varios contextos. Dado que todo está en movimiento siempre estarán justificadas las búsquedas de nuevas formas. Como toda búsqueda encuentra obstáculos hay que saber que esas búsquedas, a veces fuera de, a veces dentro del campo de las formas "recibidas", e incluso en simultaneidad dentro y fuera de él, darán trabajo. No hay poeta que no haga del trabajo una aventura y de la aventura un repertorio de oficios siempre a prueba.

Muestra de la poesía uruguaya actual (2009).  
Ricardo Pallares Jorge Arbeleche   
Academia Nacional de Letras 
Dep. de Lengua y Literatura 
Sección Literatura

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