Las manzanas

poema de Emilio Oribe

del libro "El halconero astral y otros cantos"

 

Hace miles y miles de siglos, mi alma
habitaba un paraíso inmortal,
mucho más bello que el de Adán y Eva.

 

Mi alma
estaba inmóvil y transparente;
sólo era un trozo inmaterial y estático
de la Eternidad.

 

Mucho más,
que la gran madre del linaje humano

ella gozaba ávidamente

el éxtasis eterno

y la paz inconmovible.

 

Pero un buen día,
vino una serpiente sabia y astuta
y le ofreció cinco manzanas,
cinco manzanas,
en lugar de una, como a Eva.
Cinco manzanas
llenas de virtudes
nunca imaginadas hasta entonces:
Cuando mi alma

concluyó la primera manzana

empezó a ver la salvaje naturaleza;

al concluir la segunda manzana,

empezó a oír maravillosas músicas;

al concluir la tercera manzana,

a sentir el aroma de las selvas;

al concluir la cuarta manzana,

a tactar el terciopelo del césped,

y al concluir la quinta manzana,

recién, Dios mió,
se dio cuenta de que aquellas frutas,

ay, ¡tenían un sabor horrible y amargo!

 

En seguida mi alma,

pudo notar que no era ya transparente

y que una sombra movíase a su lado

y que algo así como una hiedra tentacular,

monstruosa, creciente y viscosa,
se le adhería para siempre

formándose poco a poco
lo que después se llamó

el cuerpo humano.

 

Ya era tarde

cuando pude comprender,
que las manzanas de la serpiente
eran los cinco sentidos.

poema de Emilio Oribe

del libro "El halconero astral y otros cantos", segunda edición
Agencia general de librería y publicaciones

Montevideo, 1925

 

Ver, además:

            Emilio Oribe en Letras Uruguay

 

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