Ofrenda de la rosa

Entrañable prisión y verdadera
la curva de tu huerto en mi costado.
Ardentísimo el pecho enamorado
de tu lenta y desnuda enredadera.

Crecida calle y memorable espera
-testimonio del tiempo apresurado-,
vehemente llama en el extremo dado
y milagrosa lluvia en la ribera.

Juego de muerte temporal, vivido.
Reducto de la magia renacido
y la breve manzana compartida.

Altos de eternidad; selva colmada.
En el cuarzo del mar la madrugada
y una rosa belén, recién nacida.

Mariano Olivera Ubillos
Fábula del cielo - Poemas
Cuadernos Julio Herrera y Reissig Nº 48

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