Encadenado

Me estoy acostumbrando a vivir muerto, 
con la palabra a media voz, perdida. 
La mirada en la luz desvanecida
y el ademán anclado en lecho incierto.

En la avidez del mar que acata el puerto
y la implacable roca detenida.
La escocia de la frente contraída
y el pecho asido a su andamiaje yerto.

Con la verdad latente, fatigada,
la inseparable sombra lastimada
y el aire fraternal desdibujado.

Acaso urgido por vital desvelo,
me olvidé de la sangre de este suelo
y ahora asisto a su pulso, encadenado.

Mariano Olivera Ubillos
Fábula del cielo - Poemas
Cuadernos Julio Herrera y Reissig Nº 48

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