Clamor crucificado

Desprendido de otoño, ángel oscuro,
casi divino - sin embargo - y yerto;
jugando la ceniza de estar muerto
y el laberinto de su piel seguro.

Fruto de nube vegetal impuro
por la ficción del pecho descubierto.
Húmedo el torso del clavel abierto
en la mística fábula del muro.

Nada la noche retraer podía,
la extraña mano su pregunta hundía
en el rostro del aire fatigado.

Sólo dos sombras su respuesta urdieron:
el reloj y la ventura, que se fueron,
y otra vez el clamor crucificado.

Mariano Olivera Ubillos
Fábula del cielo - Poemas
Cuadernos Julio Herrera y Reissig Nº 48

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