Sylvia Puentes de Oyenard, la ensayista |
“Hoy
nos reúne un interés común: el niño”. Palabras de
ayer y de hoy con las que
Sylvia Puentes de Oyenard iniciaba su primer ensayo El Niño y la
Literatura en 1976. Estudiarla
como ensayista supone un desafío que sintetizamos a través de la
siguiente interrogante: ¿Cómo abordar la profusa obra de esta lectora-electora,
en quien se aúnan la capacidad investigadora y el talento creador?
Sus obras evidencian una sólida formación científica, autodisciplina,
rigor exhaustivo y vuelo poético. Si
recurrimos a la etimología de ensayo, del latín tardío “exagiun”
, recordaremos que es el “acto de pesar (valorar)
algo”. Para
valorar su producción ensayística, en el marco de la Literatura para Niños
y Jóvenes, se nos presentan dos caminos: 1.
Seguir los presupuestos del paradigma científico-tecnológico, preguntándonos:¿Cuál
es su tesis? ¿Cómo son
sus argumentos?¿Cómo es su búsqueda metodológica? ¿Qué
entimemas utiliza para persuadir
a su lector? ¿ A qué
conclusiones arriba? Si siguiéramos este camino, estaríamos privilegiando su saber científico. Por esta razón prefiero invitarlos a recorrer el segundo camino, que les presento a continuación. 2.
Proceder según el paradigma emergente postmoderno, abordando sus ensayos
literarios, es decir la Poesía de sus reflexiones, que por ser Poesía
pertenece a las Ciencias del Espíritu, interrogándonos acerca de cómo
cuestiona y descubre la realidad, no para cambiarla sino para mejorarla,
inventándola de nuevo. Entonces,
debo retroceder al Tacuarembó de los años 40 y 50, cuando una niña “leía
todo lo que caía en (sus) mis manos”. Atesoraba la colección
chilena Zig-Zag...Aventuras, novelas y biografías iban formando a la
lectora-electora. La sonoridad de la palabra la asombraba, “recitaba
poesías en voz alta” . A la par crecen su comprensión y su
imaginación de la realidad. La niña “quería sanar a todo el
mundo” , “nunca dudé en ser médica”, afirma. Una gran
capacidad afectiva, dotada de especial sensibilidad, actúa en defensa de
la vida, frente a los peligros que la acechan. La
niña se convierte en mujer. Ha desarrollado una personalidad de maga
hechicera. La Dra. Puentes no responde a las características actuales de
una médica. Siente sí,
como todos los médicos, la voluntad de vencer las fuerzas adversas a la
vida, el deseo de mejorar las condiciones de vida.
Pero su medicina es mágica, porque cree en la esperanza del
milagro de la creación. Ese milagro se llama Niño; y su mejor
medicina, Literatura. Para
crear las condiciones del milagro de la humanidad hay que alimentar bien
al niño. Por eso, inicia en la década del 70 un largo y fecundo
aprendizaje, motivada por el conocimiento de dos grandes: Frida Schultz de
Mantovani y Jesualdo Sosa. Su obra ensayística es un macrotexto, en el que cada texto particular posee total o parcial autonomía. A la par que el tiempo se sucede, cada texto se va modificando, Cada uno sucede a otro. Se van reagrupando en otros más amplios que los contienen. ¿Dónde
encontrar toda la fuerza de cohesión de su pensamiento? En : “Hoy
nos reúne un interés común : el niño”
, he ahí su primera isotopía. Ya en El Niño y la Literatura (1976)
está todo lo que germinará después: la exposición de los motivos de
todos sus ulteriores ensayos. La autora realiza cuatro tipos de
argumentaciones: 1.
Argumentación histórica:
Investiga centrándose en
la figura de Jella Lepman, creadora de IBBY, de la
Biblioteca Juvenil de Munich y la Organización Internacional para
el Libro Juvenil, así como del Día del Libro Infantil, el 2 de abril,
recordando el nacimiento de Hans Christian Andersen. 2.
Argumentación científica: Bajo
la influencia científica de Jean Piaget y de la Prof. Lilia Ramos, su
preocupación manifiesta es cómo colaborar con la tarea del maestro. Con
capacidad clasificatoria, expresa la necesidad de la existencia de un índice
bibliográfico, que
abarque desde Giambattista Basile hasta Martí, en lo internacional, o que
informe desde Horacio Quiroga a Graciela Genta, en lo nacional. 3.
Argumentación didáctica: Se
resume en “se hace tarea ardua delimitar el cauce por el
que surcarán las límpidas aguas del educando”, “porque para poder
crear y tener fe es necesario tener ilusiones y el niño más que nadie
debe cultivarlas y practicarlas. El mundo exterior ha de influir en su
educación, de tal manera que no pierda su mundo interior”. 4.
Argumentación retórica: A
través de la pregunta argumenta y contraargumenta a la vez : (...)”cuando
el niño nos oye,¿no le estamos dando acaso
la posibilidad del ensueño? ¿No encendemos luciérnagas?¿No
sembramos su alma?” La
función poética va invadiendo todo el texto. La metáfora de las luciérnagas,
como luz particular de cada niño escindida de la Luz, pero siempre parte
de ella por su origen, lleva implícita su cristianismo y nos recuerda a
la Parábola de las Diez Vírgenes (Mateo 25, 1-13). Su
argumentación retórica se sintetiza en la segunda isotopía del texto,
que anuncia al futuro macrotexto: “No olvidemos que el lenguaje puede
ser magia o barrera”. Máxima que condensa todo su pensamiento,
porque constituye el descubrimiento
de una verdad, su verdad, que hace posible una causa, su causa. Por tal motivo, finaliza su
primer ensayo citando a “La
Madre de los Pájaros” de Sebastián Tallón, porque la
palabra es hechizo...”Digamos nosotros con ella la mágica palabra y
hagamos de ella el pájaro que lleve a nuestros niños a tañer como
campanas”. El
lector percibe la emocionada gravedad de lo que se afirma. La palabra es “pájaro”,
compleja realidad anímica de cada ser humano,
símbolo de su libertad, porque el
pájaro es en los mitos y cuentos de hadas inteligente colaborador
de la humanidad del hombre. Entonces
el niño tañe como campana, como
llamado religioso que nos acerca a un mundo divino. Lo
trascendente se traduce en imágenes poéticas.
Continuaremos
estudiando el itinerario de Puentes como ensayista
agrupando sus obras de acuerdo a tres criterios: las que
reflexionan sobre la Literatura para Niños y Jóvenes en general, las que
indagan las creaciones líricas y las que estudian la narrativa. Dentro
de las del primer grupo encontramos Literatura Infantil Uruguaya
(1982). La técnica expositiva se va perfeccionando a través del uso de
la tercera persona,
proporcionándole mayor hondura teórica, sin embargo nunca desplaza
totalmente al vuelo poético. “La cultura literaria no se adquiere en
las librerías o en las bibliotecas, sino en el acto vivido, en el
encuentro del arte y el hombre que es el encuentro del hombre y Dios” ,
afirma, para luego retomar el arte de la interrogación: “¿Cómo ha
de ser el lenguaje?” y se
contesta: “ Claro, transparente. Lo esencial es la supervivencia del
poeta y su alma niña. A pesar de las máscaras externas el hombre debe
preservar el fuego milagroso de su edad de oro, aquel que le permite
volver su mirada a las estrellas y recobrar el encanto de la fantasía, la magia de los
duendes, el lenguaje del amor” Su
estilo encuentra en la adjetivación atributiva el valor de lo expresivo.
A través de ella se manifiesta la tendencia a proyectar la intimidad del
“yo”. En la imagen poética traspone su ideología, valiéndose de
adjetivos caracterizadores e intensificadores. En
esta obra reitera la argumentación científica, acerca de necesidad de la
existencia de un índice bibliográfico, de un pequeño diccionario de
autores. En
1987 publica Literatura Infantil: Materia y Forma, título que
posee cierta reminiscencia hjelmsleviana. ¿Qué es la Literatura
Infantil?, es la pregunta
detonante para poder ensayar la
búsqueda de respuestas a través del estudio
de la función que
cumple, del papel de la ilustración en el libro para niños y de los criterios de elección. Un
capítulo de gran actualidad de este libro es el dedicado a La Literatura
Infantil y otras Formas de Comunicación, en él se presenta la mutua
influencia entre Literatura y Cine. Es
importante destacar cómo la médica está presente al estudiar
las características de las obras para niños impedidos, ya sean en
sistema Braille, parlantes o táctiles. Por
causalidad, y no por casualidad, el texto finaliza de forma iterativa
citando, nuevamente, a
Sebastián Tallón. Quince
años han pasado desde que publicara El Niño y la Literatura y
nueve años desde que editara Literatura Infantil Uruguaya. Por fin llegó el
momento de concretar el índice bibliográfico, con la realización de
Uruguay Niños Y Jóvenes, Libros y Autores (1991). ¿Por
qué la ha perseguido esa necesidad de un índice bibliográfico? Porque
su sensibilidad, perfeccionada a la luz de su propia experiencia, le
ha advertido que: “El autor nacional lucha en forma constante
y desmedida para publicar sus obras, luego para difundirlas y más tarde
¿qué pasa con ellas? Muchas se pierden en bibliotecas particulares,
otras se ignoran o utilizan en la forma indebida, por lo que sólo algunas
atraviesan la línea divisoria del olvido”.
Toda su obra ensayística constituye una lucha por vencer al
olvido, que en cierta forma significa la muerte, y rescatar la memoria,
que de alguna manera es la vida. En
dicho texto, ha partido de la época de la independencia para
llegar a nuestros días, analizando nuestra realidad, desde la
múltiple perspectiva de sus problemas, sus carencias, sus
necesidades y sus logros. Su formación científica
se evidencia en la clasificación alfabética de los autores y sus
títulos, de acuerdo con el criterio de los géneros literarios.
Esta clasificación contempla la pragmática, ubicando al creador y su
texto en su contexto. Su
última obra de carácter general es de reciente publicación Literatura
Infantil. Apuntes y Reflexiones (2006). El texto asimila a los
anteriores, constituyéndose en un verdadero macrotexto en el que se
ahondan las temáticas ya estudiadas, como por ejemplo el papel de la
mujer y la evolución del motivo de la muerte; a la vez se añaden nuevas,
como el libro y las políticas culturales. Puede afirmarse, parafraseando
a la autora, que es en este libro “La Literatura Infantil (se ha
transformado en ) la gran casa hospitalaria a la que concurren libros y
autores, de distintos siglos, lugares y corrientes”. He
dejado para cerrar el estudio de sus ensayos generales El Lenguaje:
Magia o Barrera, escrito en 1985, pues así como El
Niño y la Literatura es el antetexto que preanuncia a los
subsiguientes, éste constituye una verdadera isotopía dentro del análisis
de intertextualidad restringida que estamos desarrollando, porque es el
que posibilita la lectura
uniforme de todos sus ensayos. La aseveración “Del lenguaje se puede
ser dueño o esclavo” posiciona a dicho lenguaje como poder
liberador, que ha de desarrollarse desde el amor, ya otorgado por la
familia, ya brindado por la escuela. La Palabra es la simultaneidad del
movimiento, de la vida, del desarraigo, de la elevación, del canto, del
rezo, de la lanza, del escudo, de la fórmula, porque es re-creación. La
palabra es la “llave” que abre el paso desde
la fantasía hacia la felicidad. Una vez más
la metáfora Palabra
=Pájaro identifica la
forma de posesión y de participación libre que cada hombre tiene en el
mundo. Entre
las obras que indagan las creaciones líricas figuran: El Niño y la
Poesía (1984), suerte de antología, elaborada desde la doble
perspectiva de lo afectivo y lo didáctico. En ella no sólo presenta una
selección de poetas, sino que ahonda en los efectos que desencadena la
Magia de la Palabra, fundamentando a lo largo de sus páginas cómo
el poema es capaz de inventar a la humanidad del hombre. En el
2001, escribe otro texto de características ensayístico-antológicas: Uruguay,
Mujeres y Poesía, inaugurando los
tiempos del nuevo milenio con un homenaje a las uruguayas. Desde
Petrona Rosende hasta nuestros días, la mujer es presentada como factor
gravitante del proceso cultural de nuestra nación. Más recientemente, en
el 2005, publica La Poesía y el Mundo Infantil (1984-2005), vasto
libro en el que recrea su producción de más de diez años, concibiendo a
la Poesía como la primera manifestación del juego humano, en cuya
capacidad sinestésica se unen lo sonoro, el color y
la calidez metamorfoseándose en
danza, vuelo, flor y luz . Su profesión de médica se hace
visible, argumentando que no se le puede escamotear a la biología su
secuencia fisiológicamente normal, es decir su necesidad de jugar con la
Palabra, verdadero nexo entre la interioridad de cada niño y el mundo
exterior. En
síntesis, en su última obra de abordaje del lirismo
se evidencia cómo las Ciencias del Espíritu y las de la
Naturaleza conviven armoniosamente en su personalidad. En
las primeras nutre su visión de poeta, despojada de toda
materialidad, escribiendo, como consecuencia, ensayos de
categoría estético-literario. De las segundas obtiene la
explicación racional de la realidad, indagando cuáles son sus leyes, sus
necesidades universalmente válidas, basando sus investigaciones en Freud,
Fromm, Gessell, Piaget o Bettelheim. Sólo podemos comprender a Sylvia
Puentes como ensayista en el concierto de
estas dos existencias. Las
obras que estudian específicamente el género narrativo se inician en
1987 con El Cuento y los Cuentacuentos. Bajo la influencia de Dora
Pastoriza y de la Fundación Martha Salotti,
Sylvia Puentes rescata del olvido al arte de narrar en nuestro
medio, formando y orientando a contemporáneos
juglares y rapsodas,
a través no sólo de su generosidad sino también por medio de la
creación del Club de Narradores Dora Pastoriza, y de
los subsiguientes que irán poblando
distintos lugares de nuestro país. En el libro además de informar
y argumentar sobre la necesidad de dichos clubes, contribuye a
la sistematización del
oficio de contar a través de
fichas críticas de lectura, las que constituyen una verdadera evaluación
del arte de narrar, y de una
antología . Su intención es “redimensionar el sentido del oído y
aprender a escuchar para ejercitarse en el pensamiento y hacer luego una
lectura provechosa”. En
1994 publica El Cuento: Mensaje Universal. La argumentación a
favor del cuento en la vida del niño se hace a través de la sicología.
La connotación lúdica de la vida, la significación del dolor y el
sentido de la muerte son analizados desde la perspectiva de los modelos
femeninos, parte de la mujer ancestral hasta llegar a la transgresora.
Indaga la condición de la
mujer y sus relaciones con la pareja, con los hijos, con los niños, con
el tiempo y con su sexualidad, analizando el proceso de liberación
femenina desde la perspectiva del discurso narrativo para niños y jóvenes.
Interesantes análisis de relatos de
Adela Turín, Toshi Moruko, Jacqueline Balcells, Lygia Bojunga, por citar
solo algunas narradoras de las estudiadas, van poblando las páginas del
libro. El
Cuento y los Cuentacuentos 1987-2004,
editado en 2004, encuentra a su autora en la madurez del análisis de la
Literatura Infantil. Desde la múltiple perspectiva de lo psicológico, lo
antropológico, lo sociológico, lo didáctico y lo antológico desfilan
el mito, el folklore, las leyendas y las sagas. Cada capítulo constituye
por sí solo un ensayo, donde se revela lo esencial que puebla de fantasía
la imaginación del niño. La
obra prueba aquellas palabras
de Antonio Machado: “Uno de los medios más eficaces para que las
cosas no cambien nunca por dentro es renovarlas”.
El nuevo texto es reminiscencia y transformación de textos
anteriores; la nueva escritura es, como señala Julia Kristeva, la lectura
de un corpus literario anterior, que permite al lector encontrar la
coherencia interna, el hilo conductor de su producción ensayística: El
cuento es poesía, porque es el “espejo mágico” de la vida
para el niño, perfecta conjunción de catarsis y ensueño. Catarsis, en
tanto mecanismo de defensa y compensación, encauzadora
de la fantasía liberadora de
impulsos de la libido y la agresividad, superadora del conflicto
edipeano y pregenital. Ensueño, como alegoría de la razón y de la
realidad por medio del estatuto de la ficción. En el cuento “caen
las máscaras” y “el
poder de la varita mágica” (Palabra) regala al niño “el poder
de la felicidad”. Toda
la teoría literaria para el alma niña de Puentes se resume en el
aforismo: “La Palabra crece hacia adentro, dibuja formas y colores,
es un pájaro que levanta vuelo. Por la Palabra se ve el cuento”. Aquella
niña que “quería sanar a todo el mundo”, es la
escritora que afirma “nunca dudé en ser médica”, porque:
cuando ensaya cuenta la historicidad, la materia y la forma de la
Literatura para Niños y Jóvenes; cuando cuenta, canta
la magia de la Palabra –Pájaro; cuando cuenta y canta,
crea y cuando crea, por sobre todo
sana. Muchas gracias. |
Prof. Graciela Olarreaga de Yelpo
XXVII Simposio internacional de literatura
Biblioteca Nacional (Montevideo)
7 al 12 de agosto del año 2006
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