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Por un agujero
Verónica Noya 

7.30hs. Me he despertado sobresaltada por agudos y reiterados golpes en la pared. Al rato de despertar, recordé que mi vecina me había avisado que tenia humedades en la pared de la cocina. ¡Ya era hora! Pensé, porque la humedad está pasando a mi pared. Son tan descuidados y desprolijos, no hacen las cosas hasta que todo se viene abajo. No quiero ni pensar la mugre que será su casa. ¡Qué fastidio! Todo ese ruidaje.

12.30hs. Al fin parece que el obrero paró para comer. Ya sentía como si los golpes nacieran dentro de mi cabeza. Creo que picaron mucho, debe haber quedado muy delgada la pared porque me parece sentir más ruidos en la cocina, murmullos y el bochinche de los niños chicos. Como siempre, antes de sentarme a comer le di primero a Misha. Es extraño, no comió, puede que este un poco enfermita. Tal vez esta tarde tenga que llevarla al veterinario. Hoy voy a sestear mas temprano antes que estos energúmenos empiecen a golpetear. Esto es un castigo.


15.00hs. Tuve un sueño extraño. Yo estaba en una especie de cueva oscura y un hombre totalmente cubierto de pies a cabeza- casi una sombra- entraba por un agujero. Yo sentía miedo, al principio, pero luego, a medida que se acercaba a mí sentía cierta confianza, algo parecía indicarme que no era un extraño y que no me dañaría. Cuando estaba muy cerca de mí el hombre extendió su mano abierta, con la palma hacia arriba. Yo entonces supe que era Carlitos. ¡Cuánto hacia que no pensaba en él! Cuando desperté estuve largo tiempo tratando de rehacer su rostro; pero ya no puedo recordarlo. Parece extraño pero sólo puedo rememorar su mano y la sensación de felicidad absoluta que me producía pasear por el parque tomados de la mano; hasta casi puedo percibir el aroma de los eucaliptos. Es triste, no me quedo ni una foto, solo aquella carta, el pasaje y su promesa de una vida juntos. Volví a pensar que seria de mi vida si me hubiese ido tras él. Los golpes ya me aturden tanto que no tengo ni ganas de escribir. Misha sigue sin comer. 

15.30hs. ¡Que alivio! Un poco de tranquilidad. 
Sin querer, escuché una conversación de la hija más grande de los de al lado. Hablaba con una amiga de un noviecito que tiene y le pedía que la ayudara diciendo que estaría en su casa mientras ella se veía con él. La juventud ya no respeta la autoridad de los padres. Hoy día son capaces de mentir y engañar con tal de hacer lo que quieren y bueno, así les va después. ¡Ya no tienen vergüenza!.

15.45hs. Esto ya es un conventillo: los dos niños pequeños juegan a la pelota contra la pared mientras escuchan una y otra vez una estúpida canción de un payasito. La hermana más grande está enojada y les grita. Hasta prefiero los golpes del obrero.

16.30hs.¡No puedo creer lo que escuche!, La hermana más grande amenazó a los chiquitos con que si no se quedaban quietos los iba a dejar en la casa de la vieja bruja. ¡Que descaro, estaba hablando de mí! Esto es insoportable, voy a tener que hablar con los padres de esa mocosa insolente. Me descontrole y golpee en la pared muy fuerte, tres o cuatro veces, primero se hizo un silencio y luego se sintieron risas. No fue una buena idea, no debí hacerlo, van a pensar que los espío. Tal vez es mejor que vaya a llevar a Misha al veterinario de una buena vez.

17.30hs. No sé cómo pero Misha se había metido en la habitación de papá, quizá se colgó del pestillo como hace a veces. Entré y la vi acostada en la cama ¡si papá la hubiese visto!, Él odiaba a los gatos. Ya aproveché sacudir un poco la ropa y a ventilar. A Misha no quise rezongarla, menos hoy que la pobrecita anda desganada. Me quede un rato mirando la foto de papá que está encima de la cómoda y pensé que si él no hubiera enfermado cuando Carlitos tuvo que irse a España yo no estaría sola ahora.

18.00hrs. He pensado en llamar a Silvia pero luego lo descarte. Sé que me haría bien salir un poco y distraerme pero también pensé que no estoy de ánimo para escuchar las historias de sus nietitos y ajetreada vida familiar. Después de todo no ha sido tan terrible la jornada, por lo visto el obrero sólo va a trabajar por las mañanas.

18.30hs.Empezó a llover, lo del veterinario mejor lo dejo para mañana. En la casa de al lado todo parece más tranquilo, estarán mirando televisión.

A esta hora sí me siento bastante aburrida, eso me pasa por trastocar tanto mi rutina, ya debería estar preparando la cena.

21.00hs.Esta gente recién comienza a preparar la comida, es un caos: el ruido a ollas, la música fuerte y las voces entrecruzadas. Yo ya cené hace rato. A Misha la senté en mi falda y le hablé diciéndole que coma, ¡es divina! Me miraba con sus ojos grandes; sé que hizo un gran esfuerzo para complacerme, comió. Ya estoy más tranquila. Y menos mal que comimos temprano sino con tanta distracción quien sabe. No puedo creer todo el escándalo que puede hacer una sola familia, espero que arreglen pronto esa pared antes de que me enloquezcan. Nunca pensé que pudiera sentirlos tan nítidamente, casi como si estuvieran en mi casa.

24.00hs. Estoy desvelada, seguí pensando en todo lo que había ocurrido hoy. Tengo miedo de que las obra sigan por muchos días. ¿Y si llegan a hacer un agujero?

Verónica Noya
Taller de Escritura y Estilo de la Biblioteca "Carlos Roxlo", barrio La Teja (Montevideo)
Juan Ramón Cabrera - Coordinador

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