Skp Shakespeare comprimido

Libro: A. Long - D. Singer - J. Borgeson
Versión: Fernando Masilorens - Federico González del Pino
Dirección: Mario Ferreira

Reparto:
Diego Arbelo
Damián Olivera
Leandro Nuñez

Jorge Pignataro Calero

Revista Socio Espectacular - Febrero 2005

Cuatrocientos años pueden no ser nada a nivel planetario, pero son muchos cuando se trata de la supervivencia de un monstruo de creatividad como William Shakespeare, tanto en cantidad como en calidad. Pero el problema no radica en salvar la distancia calendaría solamente, sino la que separa geográfica y culturalmente los pagos de Stratford on Avon donde W.S. vio la luz primera, de la Universidad de California donde en 1987 tres pasantes acometieron la audaz tarea de compendiar y abreviar la obra dramática del poeta inglés, de forma tal que casi toda o la mayor parte de ella cupiera en sendas conferencias eludiendo los riesgos de excesiva erudición o de aridez expositiva.

 

Jess Borgeson, Daniel Singer y Adam Long, -que así se llaman los autores de Shakespeare comprimido-, pronto se dieron cuenta que su emprendimiento podía llegar a parecerse, por extensión v abundantes detalles, a algo así como el intento de nuestra Comedia Nacional con Las mil y una noches. Y para obviarlo acudieron a varios expedientes, como la velocidad de exposición, la elaboración de un estilo propio, la

apelación a referencias tan insólitas como la gastronomía o el deporte moderno, el humor y -sobre todo- contar con tan solo tres actores dotados de un rico arsenal de recursos histriónicos. Todo lo cual, sumado, les permitiría poner a Romeo y Julieta, Rey Lear, Tito Andrónico, el Mercader de Venecia, el Sueño de una Noche de Verano, Hamlet y muchos más al alcance de los más diversos públicos de fines del siglo XX y principios del XXI, es decir, cuatro siglos después de concebidos por W.S.

 

En nuestro medio la jarana consiguiente sólo podían lograrla, sin perder de vista el venerable y respetable espíritu shakespeariano, un grupo de jóvenes teatristas uruguayos que captaran fiel y entusiastamente lo que sus coetáneos británicos tuvieron en mente cuando enfrentaron el desafío. Ellos son, en primer lugar, el laureado director Mario Ferreira (n.1966), nominado al premio Florencio como mejor espectáculo y director en 2000 por Muerte de un viajante de Arthur Miller, y ganador por dos veces del mismo premio en 2002, por El último yanqui del mismo autor, y el año pasado por Frozen de Briony Lavery. Ferreira, además, acaba de ingresar a la Comedia Nacional donde mucho se espera de él.

 

Le acompañan en esta juvenil andanza los actores Diego Arbelo, Damián Olveira y Leandro Núñez, este último particularmente señalable por haber sido nominado el año pasado al Florencio como revelación de actor por su labor en Mi muñequita, de Gabriel Calderón; y todos aventajados alumnos de la Escuela Municipal de Arte Dramático. La música de escena corrió por cuenta de Sylvia Meyer, también triple ganadora del Florencio en este rubro sucesivamente entre 1990/92 por El silencio fue casi una virtud, dirigida por María Azambuya, y Ulf (o La pasión de Jacinto y Paloma) y El alma buena de Se Chuan, dirigidas ambas por Nelly Goitiño. La ficha técnica se completa con el vestuario de Diego Aguirregaray, habitual colaborador en ese rubro del director Mario Ferreira. que también se ha hecho notar como actor desde que

Antonio Larreta lo incluyó en su versión de Roberto Zueco de Bernard Marie Koltés, en 1992. La escenografía es de Diego Alfonso (n.1956), un "galponero" de intensa y variada trayectoria que lo ha destacado como actor, escenógrafo, vestuarista, titiritero, ocasionalmente director, autor debutante, y especialista en teatro para niños, que es tal vez el más "veterano" del equipo que disimula con su notoria jovialidad. La iluminación es de Pablo Cotignola y la producción de Mercedes Souto.

 

La abundancia de reconocidos méritos en varios de los integrantes de este equipo artístico; la promedial juventud de casi todos ellos, y el generalmente alto grado de compromiso estético de sus trayectorias, abren una más que razonable expectativa no exenta de una buena dosis de intriga acerca del resultado de la aventura de los tres londinenses. El humor británico, que tanta buena fama ganó en el cine, también puede hallar en este Shakespeare comprimido estrenado en el Teatro del Notariado, un ancho cauce.

La opinión de un espectador:

 

Tres jóvenes actores logran crear, desde el inicio, un clima más que agradable, dándole la tranquilidad al espectador de que pasará un grato momento.

 

Con humor se aborda la obra de Shakespeare, en un compendio de unas dos horas de duración. Oportunas salidas de libreto y un despliegue físico envidiable dan marco a un texto ingenioso, con un vestuario ocurrente, con algo tan dispar como usar calzado deportivo.

 

Las versiones de Romeo y Julieta y Hamlet marcan puntos altos. Los recursos escenográficos son los acordes al teatro independiente y encajan perfectamente en esta obra; como ejemplo: en vez del clásico balcón, en Romeo y Julieta, “esta” ultima está subida en una silla.

 

Los actores Diego Arbelo, Damián Olveira y Leandro Núñez, estudiantes de la EMAD, actúan en forma pareja, con solvencia, generoso esfuerzo y mucho humor.

El editor de Letras - Uruguay

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