Amigos protectores de Letras-Uruguay

 
 

La casa en El Prado
Álvaro Miranda Buranelli
alvaro@alvaromiranda.com

ahora la palabra busca la cámara para trazar
en un arco preciso una fotografía del pasado
sueño, pero ninguno de los instrumentos me contiene
o contiene aquél que fui en la Casa mansa
frente al jardín botánico, al verde brillante de las hojas, 
el arco iris cósmico de los prados con sus flores de alegría,
los añejos troncos con sus verdes copas oscurecidas
sobre el sendero húmedo. Y el silencio transparente, cristalino
el silencio del tiempo subiendo por las raíces hacia el aire
apenas cortado por risas infantiles. No hay fotografía,
ni cámara, ni palabra, que intente con su artificio
aquella recuperación imposible, el inolvidable rincón de mi alma
que nacía a un espacio supremo donde se modelaría ese yo
que se pasea con mi nombre y apellido. Pero el ser que era
se quedó en las estancias que abandonaba sin conciencia,
ese niño que protege su vida y su crecimiento, ese adolescente
que imagina la pluralidad de los mundos, ese joven que se pierde
en confusiones y se suicida al partir hacia otro espacio.
Todo acto es impotente. Nada vuelve atrás, a recobrar los muertos
queridos que cuidan nuestras inequívocas renuncias. Arrojado a la vida
como a la arena de leones y panteras, perdida la tibieza del sol
anciano del abuelo, la mansa tarde de cristal, hojas y flores en las manos
blancas de la madre, el cierzo que se esfuma, aquel lugar donde fui feliz
sin comprenderlo, aquello blanco y sol que se fue...
Y ahora la palabra que busca lo imposible.

Los lentos remeros sobre espesas aguas
Álvaro Miranda Buranelli
alvaro@alvaromiranda.com 

Ir a página inicio

Ir a índice de Poesía

Ir a índice de de Miranda, Álvaro

Ir a mapa del sitio