Manual para olvidarte
Jorge Miguel

               I

entonces habré de inventar
formas del olvido

un olvido que defina
con la precisión de una borrasca
las índoles 

de tu ausencia
de los huecos en el aire

de los huecos en el aire
cuando tu nombre suene en vano
contra la linde de las cortinas y los teléfonos

un olvido con tu cédula de identidad

un olvido que permita
inaugurar las mañanas con la algarabía de las golondrinas
aunque hayan sido desmanteladas
las armazones de tu memoria
o entrar de lleno en las siete de la tarde
sin el temor de crepuscular a solas
o con la sórdida convicción de que quién sabe

un olvido que te borre para siempre
que desbroce mis rumbos
y consolide mis soledumbres ineluctables
contra el asedio de las oquedades
con tu nombre y tu apellido

inventaré 
digo
las formas del olvido
para que nunca ya mi onírica te invoque
ni la porción del siglo veintiuno
que me corresponde
se vea polucionada
por la impronta de tus estornudos
tus glandulotes de proa
o la nalguidumbre de tus estrategias

un olvido que buscará
en los rumbos de otras lluvias

otras umbres otros otes

la percepción suprema de que nunca
nunca
has 
existido

               II

bajarán los pájaros 
estridulantes
de la tarde
cuando su silencio
depredador
conspire
contra la calma
de mis días

bajarán los pájaros
estridulantes
y la tarde se irá
nostalgiante y ajena
rumbo a los senderos
inencontrables
que me dejarán en los páramos
donde olvidarte
siempre será posible

               III

¿quién esa sonrisa
colgando de mi hombro en esa foto?

¿quién esa redonda nalguidumbre
que va y viene por mi onírica
o aletea en mi vigilia
y nunca encuentro en mis hallazgos?

¿quién esa dedicatoria
donde están mi nombre

dos puntos
un pronombre personal encliticable
y un verbo conjugado

que no encuentro en el diccionario?

¿quién esa tapita de birome

huérfana y mordida

náufraga sobre la mesa
faro de mapa sin terminar
acantilado en un desierto
cuyo nombre ignoro
o hago como que
no me importa?

¿quién estos versiloquios
a la hora de la lluvia
de un domingo como tantos
cuando la tristedumbre acecha
y el puzzle de la memoria
pánica llanura interminable
está invadido de preguntas
que no quiero responder?

¿quién que ha dicho hola
no ha dicho después adiós
mientras ya no cantan las sirenas
y apenas duelen las canciones
que inspiraron los desafíos
por donde llevé los torpes capítulos
de mi biografía?

               IV

dijiste necesito
salvarme de vos

y empezaste a buscar sin tregua
los rumbos de un destino
que diseñaste sin espacios
para los humos lacónicos
de mi apavorada comprensión

y yo

que he visto a las golondrinas
desvanecerse contra el otoño
sólo atiné al silencio
desde la desmantelada estrategia
de entusiasmarme así 
de esta manera así
que no quisiste

invento ahora los versos

con que relleno los tamaños
de tu ausencia cuando olvido
que sólo mentí que estabas
porque no existe no es posible
bajo la lluvia negra de tu pelo
una tan poplítea mujer así
de peluche claro
y estornudo cotidiano

               V

esta tarde no vi llover
pero tampoco estabas tú

los remolinos del bolero
revoloteaban metafísicos
y una sensación como de eclipse
ponía su sello en mis rumiares

se acercaba ya la hora
de tus asedios nalguidúmbricos
y empezaban ya los relinchos
a importunar mis exabruptos
mientras el cielo absurdo del río
seguía su rumbo sin dejarme ningunísima
enseñanza o moraleja
o es que me traicionó la hermenéutica
de tus talones sobre mi techo
tus glandulotes flotando al compás de Pinetop Perkins
o tu pubiescencia extraordinariando
los cantares de mis cantares

lo que se es que esta tarde
no vi llover
y no estabas tú

               VI

las campanas de tu nombre
oscilan sobre los trigales
de un paisaje que nunca vi
o será en algún quizás
que inauguran circunstancias
de trapo o papel picado
bajo los fantasmas de mil palomas
ostentando su blanquitud
en los arrabales de mi memoria

vuelan en pedazos
las campanas de tu nombre
mientras la sombra de tu silueta
se disuelve en la lentidumbre
de una ondulada oquedad
que sólo el peluche de tus poplíteos
habría sabido 
completar

alguien inventó los días
o las noches y sus esperas
cuando llegabas desde la bruma
ávida de mi avidez
y los desamparados 
tejados del alba
soñaban sonrisas bajo la melodía
de las campanas
de tu nombre

               VII

de tanto buscar el rumbo
la certeza extraña de los perros
o las golondrinas
olvidé el tamaño azul de las brújulas
y nunca más pude
comprender
la forma de la nube
la luz del silencio
la evanescente sorpresa
de mirarte

voy desde entonces eludiendo
los cálices de la desventura
la trampa ineluctable
de mirarte mirarme
bajo la lluvia negra de tu pelo

               VIII

o inventaré que te olvidé

que pueden vivir mis labios

sin la dulce prepotencia
de los tuyos

que sobran serranías en mi almohada

para la lluvia de otros colores
o no importa si otro nombre
campanea bajo esa lluvia

que puedo imaginar sin prisas

la cadencia de los días que me quedan
como una sucesión de soledades
sin pena ni gloria
ni erostratismos que te merezcas

que inventaré para siempre

para nunca más nunca olvidar
que aullar por vos contra los alambrados de la noche

podrá ser una contingencia

pero decidir que nunca fuiste

será minuciosamente siempre
una actitud

 

que aprenderé a cerrar mis muros

contra los asedios de tu sombra
o el embrujo de tus invocaciones

 

que inventaré para siempre

quizás escuché tu nombre
o alguien más o menos
como vos y con devoción
me miró y caí en la trampa
pero fue algún día si fue
y no movió los rumbos
de mis errores habituales

               IX

o inventaré que te inventé

que imaginé tu rostro

bajo la lluvia negra de una luz
o tripulante de un silencio

que aluciné serenidades

mientras flameaban en mis colinas
los estandartes de la estridencia
y dibujé la paz
en los emblemas de tu actitud

 

que aluciné serenidades

mientras flameaban en mis colinas
los estandartes de la estridencia
y dibujé la paz
en los emblemas de tu actitud

 

que no existe la palabra

evanescencia
o no dice lo que dice
cuando te concierne en una manera
de irte o de quedarte
o de estar
sencillamente
flotando contra los últimos
adioses de la tarde

 

que capturé una risa

en la premura de un videoclip
y la pegué en tus labios
con la sórdida convicción
de haber perdido

 

que me inventé a mi mismo

para jugar al amor
como en aquellas tardes
de naranjas y Salgari
cuando el mundo y sus accesorios
me preguntaban qué quería
para enseñarme
a soñar(te)
mejor

               X

yo te escribía poemas
dulces de jazmines y ternuras

vos abrías los estruendos de tu ira
por mi descuido en la gestión 

de la tapa del lavarropas

yo celebraba la bruma
donde nacían tus pasos rumbo a mí

vos insultabas al aire
porque tus bucles o tus bronquios
por la humedad o por las dudas

yo inventaba cada día
las caricias exactas de tu cuerpo

vos estornudabas y todas
las felpas tenían mi nombre
y las alergias mi apellido

yo te arrullaba el alma
con la guitarra o mis canciones

vos fundabas en números y gráficas
tu estridente multiprocesadora
de reproches y portazos

yo te buscaba palabras y melodías
y eran tuyos todos mis atardeceres

vos aspirabas a cortinitas
muebles del mismo tono y una casa
con verja violeta y hora del te

....................

 

en fin 
o ahora comprendo
yo exageraba
vos nunca pudiste
con el tamaño que yo te di

 

Jorge Miguel
Salto Oriental, 2000

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