Al otro lado de la nieve de Lund
Jorge Miguel

En la serena penumbra del Delphinen un hombre mira la llamita de la vela a través de su cerveza. Dos muchachas juegan al billar. El cantinero pasa sin entusiasmo las páginas de una revista de informática. Muddy Waters canta bajito desde la máquina de discos.

estoy sentado en el muro de la plaza de deportes el tren acaba de llegar y veo pasar los taxímetros con pasajeros y algunos viajeros a pie cargando penosamente sus maletas ese mismo tren va a aplastar mis moneditas dentro de un rato cuando me libere de esta clase y vaya a echarme contra los durmientes la vista fija en esa hormiguita que corretea por el riel fija en ella hasta que la dejo dispararse rumbo al puente y la veo estrellarse contra un horizonte donde ya no son posibles los trenes

Llega Choola, el thailandés, a comprar cigarros. Lo ve, lo saluda con alegría, pide otra cerveza y viene a sentarse con él. No podrán decirse nada más que algunos gestos de admiración por las ancas de las jugadoras de billar. Mano blanquísima apoyada sobre el paño verde, mirada clara buscando el punto preciso para el efecto adecuado, taco en un mínimo vaivén sostenido por mano de meñique al aire, de pronto el golpe y el tac-tac-tac de las bolas golpeándose.

a la salida de la escuela me voy para el club y el tío me sirve el enorme capuchino con galletitas solar después me deja ir a las mesas me dan por el pecho con aquel taco quebrado que reposa en la taquera junto a los intocables de los campeones el clarito es el de don Piro aquel con incrustaciones de nácar es el de don Olagaray este casi negro es el de Tribilín y este otro casi idéntico pero con una marquita acá es el de Farías éste quebrado casi en su mitad es el mío después en aquella otra taquera están los que pueden usar los chambones

Los dos hombres permanecen en silencio. Dentro de dos días es la revisión de Lógica y a Daniel le va la vida pero ahí viene llegando, pide otra cerveza y al sentarse salpica a Choola quien, entre risas, protesta en una especie de mezcla de sánscrito con español amormonado. Son alrededor de las seis de la tarde pero hace horas que oscureció. Dice Daniel que acaba de encontrarse con Paula y Pilar y le dijeron que enseguida vendrían.

el aeropuerto de frankfort estaba lleno de chinos indios beduínos turcos y argentinos pobres alemanes parte el alma

Se ríe con carcajada de esquilador Paula, hembra made in Buenos Aires, rubia hasta la cintura, pero mira la mirada de Daniel y se pone a armar un porrito que da lástima. Un grupo de recién salidos de la clase de Cuántica sustituye a Muddy Waters por Sinéad O'Connor y las muchachas del billar se miran con disgusto, miran a los recién llegados, recogen sus cosas y se van. Choola y Paula han iniciado una conversación que tácitamente, sin que se note ni tenga importancia, divide al grupo en dos porque Daniel explica a Pilar y a Jorge el mínimo incidente que ha protagonizado con una empleada del correo. Por los grandes ventanales se ve la nieve bajando lenta hasta la mullida blancura de la explanada del ayuntamiento.

lo más blanco que hay es la primera vez que ví nieve lo más blanco esos niñitos pequeños astronautas en sus abrigos el rastro de tu sangre en la nieve el tigre en la nieve ¿cómo es la nieve papá? papá papá ¿de qué tamaño es la nieve? yo lo que quiero es coleccionar besos ¿me trajiste besos? la niña me mira entiende mis gestos y abre el estuche con mágica destreza se coloca el pañito rosado al cuello el violín me mira la niña desde su sonrisa cierra los ojos y empieza a sonar una canzonetta que reconozco con asombro mientras las estrellitas siguen resbalando noche abajo al otro lado de la ventana

Esto sí que es un invento, dice Daniel, agua en polvo, agua disecada, ¿qué les parece? Se vende en una cajita con instrucciones, por ejemplo, para obtener un litro de agua poner una cucharadita de polvo en un recipiente apropiado y agregarle dos cucharaditas de agua de la canilla, revolver un poquito y dejar en reposo diez minutos, más o menos, ¿cuántos problemas se solucionarían? Me voy a llenar de guita. Choola es el único que no ha entendido nada porque Daniel ha hablado en español, pero conoce minuciosamente las distintas modulaciones de sus discursos posibles y sonríe.

te llamo primero desde el bar de la esquina y te digo que estoy en otra ciudad y voy a demorar un poco en llegar pero enseguida te llamo de nuevo y te digo ya llegué ya llegué vení viniendo que yo voy yendo y salgo bulevar españa abajo la noche está fría y brumosa montevideo madre cruel una leve sombra viene hacia mí por la vereda sombra en mutación es una estatua negra de paño negro viniendo hacia mí vienes por una deriva de brumas vienes y vienes siempre babucha y franelita blanca piedrita en el zapato tú basurita en el ojo con tu sonrisa de italiana a subvertir el orden pálido del principio de causalidad

En un inglés inverosímil Pilar pide más cerveza y Paula agrega una super pizza. ¿Y qué viniste a hacer? Vine a verte. Eso. Daniel se ríe, ¡estás crazy, muchacho! Jorge contesta en silencio, desde San Gregorio de Polanco, may be, hermanito, may be.

el río negro reposa vasto cristal azogado que sostiene el kayak miguelangel y yo apenas el murmullo de las palas san gregorio se ve chiquito el mundo parece redondo papá vos te ibas achiquitándote ¿no te dabas cuenta?

Hay que venir a verme, ¡muchacho! A donde hay que ir es a Praga, queda bien cerquita. Ha llegado más gente y la máquina de discos del Delphinen pasa de Teodorakis a Quilapayún tanto como del clarinete de Goodman a Caetano rechiflado en su tristeza. Mi vida por un espinillarcito. Te voy a hacer tomar Tokai y no vas a joder más. Ese loco, Ernesto, qué bueno, qué bueno que haya ganado ese concurso, qué bueno. Se muere marilyn monroe / marilyn monroe se muere / mirando el cielo de baja california / y no puedo soportar los pájaros / emigrantes del invierno / largas bandadas ocultándose en el / gris de la distancia / he estado amontonando recuerdos / que vienen de tarde en tarde / en este rincón del siglo, / mientras marilyn monroe se muere en cada verano / mirando el cielo de baja california. La carta de Ernesto reposa entre vasos y ceniceros, entre botellitas y una fuente con restos de pizza, recién llegada de Madrid. Pero acordate, fue en el 80, en Malvín, íbamos en un 370 y cuando me iba a bajar te dije mañana me voy para another country.

felipe artigas murió murió también anderssen banchero mientras amanece

El amigo asintió. También a él, de noche, le gustaba estar entre la luz, entre la gente. Sólo que ya no era tan joven, quizás estuviera más tranquilo, quizás le fuera un poco más fácil estar solo, pensar en esas cosas inconclusas, en esos vagos aconteceres invertebrados, sin sentido.

lufthansa a nueve mil metros de altura cuarenta y ocho grados bajo cero novecientos cincuenta kilómetros por hora miguelángel me dejó en carrasco solo me dejó solo en el mundo y ahora qué hago yo aquí en este momento que no tiene cuándo en este lugar que no tiene dónde tal vez si pongo voluntad y empeño y cierro los ojos fuertemente los abro de golpe y estalla ante mí la mañana de carrasco y allá va miguelángel esperame hermanito no te vayas no me dejes aquí no me dejes tremendo boludo

A la mina la conocí en la Laguna, como de pasada, cuenta Daniel, y cuando quise darme cuenta me estaba desperezando en un cuarto piso de Yaguarón. Esto prueba que el mundo es rarísimo, che. Y yo, dice Pilar, que me encandilé en el liceo de Treinta y Tres y cuando quise ver estaba fornicando en Copenhage...; yo te miraba las manos, fue por eso. El momento más grave de mi vida no ha llegado todavía, dice Paula. Pero eso lo dice Vallejo, dice Jorge. Lo dijo y lo publicó, así que ahora es como el asado en mi pago, insiste la porteña, no es de nadie y es de todos y chupate esa mandarina. Guachita divina, le grita Daniel al oído y todos ven en el Delphinen cómo Paula se disuelve en el naufragio de sus propios ojos. Quiero vivir donde nadie sepa quién soy, un lugar donde no tengas pasado ni futuro, apenas un poquito de presente, un poquitito así, apenitas para ir tirando. Eso. Choola trae más cerveza y ahora suena una música ridícula. Es la cumbia sueca, dice Paula. Oye, chico, le grita a Daniel desde la puerta una hermosa chilena con rostro de torito Hereford, estás acá con tus amigos y nosotros te estábamos esperando en el Alemany. Ah, es verdad...

la casa de la calle treinta y tres en melo unos cinco mil años atrás a mediados de los setenta justo cuando van a matar a trotsky hay apagón y la gente sale del cine guiándose por las linternas de los acomodadores colgadas de unos alambrecitos en las puertas me quedo sin verlo morir al ruso pero date cuenta un poco de las cosas muchacho date cuenta tenemos todo un tiempo hermoso para vivir un poco más

Oye chico, dice la chilena y le habla al grupo, escuché que en Malmö habrá una exposición de Leonardo, estaría bueno para ir, ¿no les parece? Sí, les parece, están todos de acuerdo. También Choola asiente cuando comprende que algo ha sido resuelto por unanimidad.

montevideo la calcuta del plata

¡Milton Nascimento! Alguien ha puesto a Milton Nascimento en la máquina del Delphinen. Juegan los pequeños astronautas sobre la inmaculada blancura, regazo del ayuntamiento. Irán todos juntos a ver a Leonardo el fin de semana. En Estocolmo robaron un Picasso.

cruzo la calle y entro al increíble mundo de don salvador puig siéntese ahí bichito me dice siéntese ahí que yo tengo que terminar esta nube puta que la parió esta nube y este pino ¿qué le parece bichito? no sé yo qué sé por qué no la pinta de azul porque las nubes no son azules bichito ¿dónde ha visto una nube azul? lufthansa las nubes son blancas grises negras amarillas rojas pero no hay nubes azules no hay

Si te andás escapando de algo que tenés adentro, dice alguno con afectada solemnidad, mejor es que te quedes quieto. Cuando después de un tiempo hayas cambiado imperceptiblemente la imagen que tenés de vos mismo y ya no te tomes tan en serio porque no te das tanta importancia, y llegue el día en que esté todo pronto, te vas a sentir mucho más vivo y, casi con seguridad, vas a saber si te tenés que ir o te tenés que quedar y todo te va a resultar un poco más fácil. ¿No te gusta Milton Nascimento? Vamos a poner otro. Yo quiero ir al castillo de Hamlet, dice Pilar.

setenta y dos horas conjugando verbos en el hotel california de montevideo podrás creer matándome suavemente con su canción en el estoril de pelotas por eso cuidado mi amor hay peligro en la esquina y en el virrey de melo quisiera ser un pez o en el central del villorrio los ojos negros de tu cara angelical el lundia de aquí la última noche que pasé contigo la carpa en nueva palmira la cabaña en san gregorio el amor en los tiempos del mercosur nunca se me ocurrió un alce cruzando la carretera y un cartel que indica pare cruzan ganzos

Choola generaliza un saludo y se va. También se va la chilena. Pilar y Paula se han reconcentrado en un cuchicheo, en medio del humo y la cerveza. Daniel mira la noche, callado. Al otro lado de la nieve de Lund un hombre mira la llamita del silencio a través de un atardecer que viene del norte.

Jorge Miguel
Treinta y Tres, 1994

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