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La memoria secreta del Conde de Aranda
Un ejemplo de anticipación geopolítica
Alejandro Michelena

La "memoria" que el conde de Aranda dirigiera secretamente al rey Carlos III de España en 1783, sigue siendo, a los ojos de los analistas de la historia -junto a las reflexiones llevadas a cabo un poco después por Alexis de Tocqueville-, un texto que sorprende por la penetrante visión anticipatoria que evidencia en cuanto al futuro de América. No se puede hablar en este caso de "profecía", pues el planteamiento del conde de Aranda nace de una lógica geopolítica implacable, la que es posible seguir paso a paso en su "memoria". Lo que sí es claro: se ubica a distancia y en contraposición a la ceguera de sus contemporáneos, con su reflexión no solamente lúcida sino también en el mejor sentido "iluminadora".

Las preocupadas previsiones de Aranda en relación al destino futuro de las colonias americanas de España, y sobre el engrandecimiento desmesurado de los en ese entonces recién creados Estados Unidos, resultaron ya, menos de un siglo después, completa y definitivamente certeras. Vale recordar que esta suerte de meditación casi de filosofía política- que el conde de Aranda dirige a su rey, tuvo lugar algunos años antes de producirse la Revolución Francesa, y lejos aún de las conmociones coloniales generalizadas que condujeron a la independencia de Sudamérica. El diplomático, embajador plenipotenciario de España en Paris, había recibido durante su estadía en Francia influencia intelectual del llamado "partido filosófico", en el momento cercano a la corte de ese país. Seguramente, la propuesta de solución que le sugiere a Carlos III -dividir el continente en reinos semi-independientes, regidos por príncipes españoles, manteniendo el rey de España autoridad por encima de esa suerte de federación- contaba con el tácito beneplácito francés, sobre todo teniendo en cuenta que esa potencia, de acuerdo a sugerencia del conde de Aranda, sería beneficiada directamente en la relación comercial con las ex-colonias, en detrimento de Inglaterra.

Lo más notable de esta "memoria", aparte de la previsión -de largo futuro- acerca de la transformación de los Estados Unidos en una potencia y sobre todo en una amenaza para el sur de América, radica en la capacidad de adelantarse a su tiempo y concebir un tipo de relación con las ex-colonias (y el mantenimiento de zonas estratégicas bajo el poder central) que es ni más ni menos que el que adoptará Inglaterra ya avanzado el siglo XX.

"El hombre es el mismo en todas partes; la diferencia de los climas no cambia la naturaleza de nuestros sentimientos"... Este comentario casi al margen que efectúa el conde de Aranda en un pasaje de su texto, filia claramente su modo de pensar con el iluminismo, y con las corrientes de cada vez más decisiva influencia en esos años en Europa, para las cuales las igualdad y fraternidad entre los hombres eran posibilidades alcanzables a partir de una naturaleza común y universal.

Alejandro Michelena
Apunte ensayístico publicado en la revista Hoy es Historia

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