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Entre papeles amarillentos
Alejandro Michelena

En Juan Carlos Gómez entre 25 de Mayo y Rincón, está actualmente Linardi y Risso, la heredera de la vieja librería Salamanca. Este comercio tradicional de Montevideo, a partir de los años 50 enriquece su acervo en el rubro "de viejo" mediante la compra de grandes bibliotecas: las de Raúl Montero Bustamante, José María Fernández Saldaña, Telmo Manacorda, Eduardo de Salterain Herrera, Luis Enrique Azarola Gil y Ángel Falco, entre otras. Pasa entonces a centralizar gran parte de su actividad en torno al libro antiguo uruguayo y del resto del continente. Notorios hurgadores de lo añejo en materia editorial, a la vez que poseedores de inmensas bibliotecas, fueron asiduos visitantes de Linardi; entre ellos, los profesores Simón Lucuix y Ariosto González, y los doctores Antonio Grompone y Armando Pirotto.

Se veía por allí a menudo al escritor español José Bergamín, mientras estuvo exiliado en estas costas. No faltaban a la cita figuras pintorescas como la de Eduardo Víctor Haedo, y también supieron recalar por la clásica librería intelectuales como Carlos Real de Azúa, con su multiplicidad de inquietudes, y Arturo Scarone, disciplinado cultor de minucias investigativas. Más adelante, en años más recientes y ya en la actual ubicación (pues anteriormente ocupó un local enfrente) pudieron llegar a reunirse allí -azarosamente, encarnando aquella acción surrealista por excelencia del "encuentro de un paraguas y una máquina de coser en una mesa de disección"- el poeta y agitador cultural de los setenta Carlos Pellegrino y el ex-dictador Aparicio Méndez. En los ochenta fueron asiduos parroquianos el Dr. Alfonso Fernández Cabrelli y sus colaboradores de la revista Hoy es Historia, publicación que tuvo incluso por algún período su punto de distribución allí mismo.

En cuanto al material que ofrece Linardi y Risso, basta con decir que nadie que busque en Montevideo rarezas literarias, históricas o ensayísticas, vinculadas a Latinoamérica y al Uruguay, puede dejar de visitarla; no es casual que se conecten con frecuencia con sus responsables estudiosos de universidades y grandes bibliotecas especializadas de todo el mundo.

Alejandro Michelena

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