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Encuentro con Marosa entre pocillos de café
Alejandro Michelena
alemichelena@gmail.com

Es una de las poetas más originales y extrañas de las letras uruguayas, una verdadera "rara" de nuestra cultura –tal como la calificó el crítico Angel Rama en su momento- que sin embargo ha ido logrando una paradojal notoriedad. Autora de intensos y originales libros poéticos que van desde aquel ya mitológico Historial de las violetas hasta su obra reunida en Los papeles salvajes,  Marosa Di Giorgio se ha reinventado  en  años recientes en el papel extraordinario de intérprete de su propia obra a través de espectáculos que han ido derivando hacia la "ceremonia escénica”. Como tantas veces a través de los años, dialogamos con ella en el rumoroso Café Sorocabana de la plaza Cagancha, pero esta vez grabador mediante.

¿Cómo ve Marosa  la  poeta a la  actriz?

Yo te diría que me veo como poeta y como actriz, integrando un solo ser. Cuando era muy chica inventaba poemas y los representaba frente al jazmín del cielo, a la diamela, y por ahí aparecía la cara del diablo con sus imprevistos colores. Después, con mi hermana Nidia comenzamos cursos de arte escénico en Salto y me resolví, más adelante, a hacer recitales en diversas ciudades, siempre teatralizando el decir de mis textos hasta cierto punto. Acá en Montevideo tuve la oportunidad de actuar en Teatro de la Candela con figuras como Amanda Berenguer y Miguel Ángel Campodónico. Y en otros teatros con poetas como Roberto Echavarren Welker y Ellas Uriarte. Todos ellos me acompañaron muy bien. También Ricardo Prieto, quien me dirigió en Casa del Teatro, en un espectáculo llamado Figuras de Palabras, y después en El Lobo. Y en La Máscara Martín de María -un excelente hombre de teatro - me condujo en el escenario con mano delicadísima.

¿Te llega a satisfacer, creativamente hablando, esta labor escénica, de un modo parecido a lo que te puede suceder con la creación poética?

Son cosas idénticas. Cuando estoy en escena diciendo los poemas es como si recién los estuviera inventando. En realidad los estoy inventando otra vez… están naciendo otra vez.

¿Sirven estos recitales para mejor difundir tu poesía?

Yo los realizo sin ningún propósito utilitario, pero me doy cuenta de que si, que sirven.

A través de los años, tus recitales han tendido cada vez más a lo estricto teatral, ¿cómo ha sido tu relación con los directores?

En general me he sentido muy bien. Tuve una acogida cordialísima en La Candela y en Casa del Teatro. En esta última oportunidad, con los compañeros jóvenes actores que hacían cosas diversas a las mías pero que integraban el espectáculo, y  en La Máscara me sentí como en casa.

¿Y cómo fue la experiencia con  Ricardo Prieto, que además es tu amigo?

Lo valoro como persona además de como poeta y dramaturgo, pero con él la relación tendió a ser más dificultosa.

¿Quizá por el hecho  que Prieto es un director más apasionado?

Es que hay caracteres distintos, y modos diferentes de enfrentarse a la creación escénica.

Debe ser extraño lo que sentirás al recrear tus propios poemas en el escenario...

No, para nada, hay una perfecta armonía entre la Marosa escritora y la Marosa actriz, tanto que por ejemplo mi amiga y también poeta, además de política, Alba Roballo,  manifestó que yo parecía realmente surgida de uno de mis textos…

Marosa en cuanto poeta

En lo que tiene que ver con tu literatura, se ha dicho que eres una escritora algo hermética, y sin embargo es evidente que en el contexto de la poesía de los últimos años seguramente seas, sin lugar a dudas, de los autores más leídos. Si estás de acuerdo con esto, ¿a qué atribuyes la popularidad de una poesía como la tuya, nada complaciente con las circunstancias ni las modas literarias, tan auténticamente alejada de facilismos como de intelectualismos?

Pienso que eso se debe a que lo que hago es auténtico, es puro, sale de lo más intimo de mi ser y aún de más allá... Eso, que parece un poco alejado de la vida para algunos, no es tal. Hay que saber leer, pues en mi poesía está la vida en todos sus aspectos:  la muerte,  las bodas, los recuerdos, la nostalgia, la infancia que es clave para todo ser, el mundo interior,  los mitos. Sin ese mundo interior en perpetuo cambio y ebullición, con todos sus ardores y sus oscuridades, no podríamos vivir, no seriamos nada… Y eso aparece en mi poesía. Y llega a todos.

¿Estás de acuerdo con las opiniones críticas sobre tu obra?, ¿te han Influido a medida que se fueron haciendo más exhaustivas y numerosas?

Bueno, las opiniones han sido unánimes. Hay un consenso general favorable. ¿Cómo no voy a estar conforme? Estoy encantada. No me influyen, me alientan. Me reconfortan. Pero aún en caso de que se tratara de perspectivas negativas yo seguirla en mi línea, porque lo que hago es auténtico al máximo.

Correcto. Ahora bien, se supone que este nuevo canal tuyo de expresión artística, la actuación, tiene a su vez sus propios críticos específicos. ¿Estás conforme con las opiniones que han  merecido tus espectáculos,  y más recientemente "El lobo"?

Sí, en general la interpretación cayó muy bien en el público y también en los críticos. Aunque a veces puede haber en este último rubro algún despiste...

 

Alejandro Michelena

alemichelena@gmail.com

 

Aclaración: esta entrevista apareció publicada –firmada con seudónimo- en el diario La Hora, el 24 de mayo de 1986. El autor la rescata, y  asume su autoría, por considerar que algo  puede aportar a los fervorosos lectores de Marosa, y también a los estudiosos de su obra.

 

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Fue cedida, por el autor, a Letras-Uruguay, en formato papel de diario. La misma fue escaneada por el editor de Letras e incorporada a la misma el 9 de marzo de 2013.

 

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