La autora es viuda de Charles Lindbergh —famoso por ser el primer
aviador que cruzó el Atlántico, en 1927— y según la ficha biográfica de
contratapa siempre escribió. El libro es del 55, y se trata de
reflexiones entre intimistas y ensayísticas que giran en torno a la
condición de la mujer moderna.
Bien escrito, logra algunos momentos de verdadera dimensión creativa.
Para llegar a ellos, ciertamente, es necesario obviar mucho lugar común,
y bastante de esa fácil retórica neo-poética que lanzara al mercado
Selecciones del Reader's. No obstante, esos puntos altos bien valen una
lectura, más tratándose de un libro ameno y fluido (podríamos decir,
que ideal como entretenimiento vacacional).
Cada uno de los capítulos tiene su centro de interés en un caracol de
mar distinto, que al mismo tiempo simboliza y pretexta el desarrollo de
un aspecto del tema y sus conclusiones. La autora está en la playa, en
una isla, y a partir de su personal experiencia de reencuentro consigo
misma en la soledad, va desmenuzando sutilmente la problemática y
circunstancia, anhelos y frustraciones, de las mujeres de su generación.
Probablemente, como lo apunta la misma Anne Morrow en el epílogo
—escrito veinte años después— El don del mar resulte algo superado para
las mujeres de hoy, aunque conserva elementos de alguna validez mediata.
