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"Aviso a los navegantes" de Juan Carlos Legido. Ediciones de la Plaza 94 pág.



Cuentos convincentes, variados y vitales
Reseña de Alejandro Michelena
alemichelena@gmail.com

 
 

Un nuevo libro de Legido significa, a esta altura, un acontecimiento literario. Por la trayectoria del autor, desde sus primeras poesías, pasando por su Montevideo al sur -que incluye el poema que da titulo al conjunto, tal vez uno de los más interesantes de esos primeros años sesenta en la veta coloquial -y también por la agudeza costumbrista manifestada en su teatro, o por su novela La máquina de gorjear (una de las mejores de esa década del 70), hasta llegar a sus más recientes cuentos y poemas. Además de todo esto, que no es poco, Juan Carlos Legido es conocido en el medio como profesor de Historia del Arte.

Sobre fines del año que pasó, se dio a la imprenta este Aviso a los navegantes, donde el escritor reúne relatos bastante diferentes, pero logra sin embargo imprimirle al conjunto cierta unidad y un clima afín, sólo explicables por el trabajo estilístico de fondo al que -lo sospechamos- fueron sometidos estos textos. En lo temático, a diferencia de su anterior volumen del 84, El naufragio de la ballena (Ediciones de la Banda Oriental), cuyos personajes tenían todos que ver con la costa de Rocha y su micro mundo, aquí se ubican tanto en las cercanías de la Troya homérica, en el Montevideo de la dictadura, el París novecentista que todavía se alteraba con el caso Dreyfus, aquel Uruguay hoy mitológico de los radioteatros, y también por supuesto ese universo particular y evocativo de la costa atlántica.

Juan Carlos Legido

De todos estos cuentos, particularmente preferimos a Sweet Georgia Brown, nostálgica y sabrosa evocación de una ciudad todavía “verde y con tranvías” (al decir de los versos de Mario Benedetti), donde el jazz era aún un género musical de aceptación popular y la radiotelefonía vivía su hora mejor. Desde la óptica del sobreviviente -desde la atalaya de la no adaptación a un presente que le es ajeno- el personaje que narra, al que suponemos rodeado de discos de jazz clásico, en un viejo apartamento y algo ermitaño, evoca para un interlocutor que se le parece una añeja historia de su época de pubertad, la de Susana Castroviejo, alias "Sweet Georgia Brown", que gracias a novios primero y amantes después logra trabajar en radio -meta soñada por muchas jovencitas de barrio de entonces- y luego cantar jazz en varias emisoras, preludio de sus éxitos en la vecina orilla y de un viaje a Nueva York donde se perdería de vista. Con estos elementos Legido reconstruye, con precisión y sin caer en lugares comunes, con licita nostalgia, apelando a todas las armas que le da el manejo con soltura del estilo, aquel Uruguay alegre y confiado de hace cincuenta años, al que mira con simpatía cómplice pero también con certera ironía, planeando por sobre lodo el cuento un deliberado acento critico y no complaciente.

Por otro lado, hay que destacar, en El canotier amarillo, el conocimiento profundo de la época y del ambiente espiritual parisién, no extraños en alguien como este autor, que ha apreciado a París desde la perspectiva de estudioso de las artes y la cultura. En Briseida, la inusitada vitalidad que se puede lograr a partir de la variación de un fragmento homérico. En Avisos a los navegantes la consolidación de esa literatura de costa marítima, incuestionablemente uruguaya y róchense -con sus claves, su particular sabor, su mitología apropiada- que es tal vez uno de los mayores aportes originales de este narrador a la literatura nacional.

Los cuentos en general nos parecen todos parejos en su elaboración, decantados lo suficiente, evidenciando la madurez de Juan Carlos Legido en el género. Su pericia de escritor se nota especialmente en un relato de efecto, como es Grupo de familia con gato, donde además de enfrentar al lector sin concesiones al espectáculo de una vejez patética y con mucho de impúdica, lo va conduciendo a un final que aunque sospechado impacta.

Recomendamos estos Avisos a los navegantes donde un narrador en su plenitud de recursos invita a redescubrir el goce de la lectura en su esencialidad, contando historias de manera limpia y sin rebuscamientos, logrando una corriente de sintonía, de complicidad vital con el lector que no suele ser común en nuestro agrisado y demasiado compuesto ambiente literario.

 

Alejandro Michelena
alemichelena@gmail.com

 

Nota publicada originalmente en el suplemento Cultura y Espectáculos, del diario La Hora, el sábado 21 de febrero de 1987.

 

Texto cedido por el autor en formato papel de diario. Escaneado e incorporado a Letras Uruguay, por su editor, el día 27 de febrero de 2014.
 

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