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Coloquial Novecientos y después
Alejandro Michelena

Es sabido que los primeros años de este siglo, sin duda uno de los períodos más intensos y ricos en lo literario por aquí, coinciden también con el esplendor de los cenáculos. Están en primera línea los más legendarios, que han sido por cierto los mejor estudiados. El primero fue el Consistorio del Gay Saber, bautizado así por el malogrado Federico Ferrando; comienza en una pieza de la calle 25 de Mayo casi Colón, y tiene como "Pontífice" al joven y entonces dandy Horacio Quiroga, reuniendo en su torno a gente como Fernández Saldaña, Asdrúbal Delgado y el ya mencionado Ferrando. Funcionará desde 1900 hasta el 5 de marzo de 1902, cuando Quiroga mata accidentalmente a este último y a partir del hecho dramático viaja a Buenos Aires y cambia el rumbo de su vida y su obra. La Torre de los Panoramas -que tenía como animador a Julio Herrera y Reissig- se llamaba de ese modo por efectuar sus reuniones en el "mirador altillo" de la casa del poeta, en Ituzaingó y Reconquista (todavía en pie, y ahora dependencia del Ministerio de Cultura); tenía entre sus asiduos a Pablo Minelli, quien gustaba hacerse llamar "Paul Minely", César Miranda, Medina Betancort e Ylla Moreno, y su vigencia fue de dos años. Estos dos clásicos agrupamientos del modernismo uruguayo naciente, se caracterizaron por depender agudamente del encanto personal y fuerza artística de las figuras mentoras de Quiroga y Herrera, y como consecuencia por girar toda su dinámica en torno a ellas; allí se hacía gala del "decadentismo" propio de las modas estéticas que entonces asomaban, y fueron crisol propicio para "novedades" que el tiempo haría decantar en obras fecundas (sobre todo en el caso de Herrera y Reissig, cuyo universo creativo se liga de manera directa con el "ambiente espiritual" del 900).

Alejandro Michelena

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