Colabore para que Letras - Uruguay continúe siendo independiente

El cementerio del Buceo 
Alejandro Michelena

El cementerio del Buceo posee características privilegiadas, al reunir en su ámbito épocas antiguas y más recientes. Constituye un entorno muy rico desde el punto de vista visual y como "espacio" ciudadano.

Recorriéndolo podemos apreciar incontables motivos escultóricos o decorativos. En los sectores más antiguos: las alegorías universales de Jesús crucificado, la joven que llora amargamente, la columna partida, la clásica piedad, o el niño desolado.

Avanzando en el tiempo la perspectiva se va refinando. Desde finales del siglo XIX comenzaron a contratarse escultores especializados, y los motivos tenían muchas veces un sentido esotérico. Así es que nos topamos con un enorme panteón de mármol negro coronado por una esfinge y con motivos egipcios por sus cuatro costados. Y muy cerca de la entrada principal se encuentra la tumba de Francisco Piria, considerada por los entendidos como un verdadero símbolo alquímico, que luce por detrás el Uroboros (la mítica serpiente que se muerde la cola), y por delante la lacónica frase: "Yo y Ella".

El escultor Eduardo Yepes realizó más de una versión de La Piedad en este cementerio. La más interesante se encuentra a sólo una cuadra de la entrada, a la izquierda, en el panteón perteneciente a la familia Gutiérrez Blanco. Es un trabajo en relieve, con elementos formales inconfundibles para quien conozca la obra del escultor, y que posee los rasgos más intensos de su particular expresionismo.

Otro escultor de valía de quien encontramos obras en el Buceo es Juan Manuel Ferrari. Su alegoría de un "hombre desesperado" constituye el motivo central de un panteón ubicado también en la calle central. Pero son muchos más los artistas nacionales que han dejado entre las tumbas obras interesantes. Esto, sin contar a los "especialistas" en motivos funerarios, como el caso de Enrique Lussich, cuya ductilidad para adaptarse a las solicitudes de sus clientes –tal como se puede comprobar allí a cada paso– resulta notable.

Para tomar conciencia hasta qué punto es significativo todo el arte plasmado en esta necrópolis a través del más de un siglo, es interesante transcribir lo que opinaba el reconocido crítico José Pedro Argul sobre la "Piedad" de Eduardo Yepes antes mencionada: "Piedad de Yepes es una obra de hondo pensamiento, plena de humanidad y cultura, asombrosamente multiplicada de signos. Obra compleja, ha de despertar muy ricas sugestiones y ha de confundir, sin duda". Esto era en 1951, al inaugurarse el mausoleo, y la misma obra mereció nada menos que del crítico argentino Julio E. Payró, las siguientes expresiones admirativas: "Piedad cósmica. Españolísima Piedad. Hubiera gustado a Unamuno".

Alejandro Michelena

Ir a índice de Crónica

Ir a índice de Michelena, Alejandro

Ir a página inicio

Ir a mapa del sitio