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Alejandro Michelena. Oriental, Montevideano. Poeta, narrador, ensayista, cronista y periodista cultural.

El cronista:

Con siete libros dedicados a desarrollar la crónica general de la capital uruguaya, y uno antológico. Y además: dos centrados en sus tertulias culturales de café. Con tales credenciales se ha constituido en el cronista más constante de Montevideo. En tal sentido, su tarea, que incluye cientos de notas periodísticas sobre estas temáticas, es de consulta ineludible para todo aquel que quiera conocer a fondo la capital uruguaya.

En el año 2008 su inquietud de cronista lo traslada a Buenos Aires, a través de su libro Viejo Café Tortoni, Historia de las horas (Editorial Corregidor), donde recupera la historia y anécdotas del café más famoso y antiguo del Cono Sur, logrando en la demanda aportar información y nuevas perspectivas sobre ese ámbito tan relacionado con la cultura rioplatense.

La saga dio comienzo en 1987 con Los cafés montevideanos (Editorial Arca; con tres ediciones y varias reediciones; la tercera edición apareció en el 2009). Continuó en 1990 con Rincones de Montevideo (Arca, tres ediciones), Más rincones (Arca, 1994), Otras latitudes de Monte Vi Deo (Arca, 1996),  Montevideo: historia de gentes, reuniones y lugares (Editorial Cal y Canto, 1998), Descubrir Montevideo (Arca, 2002). En los años más recientes se sucedieron: el libro dedicado a hacer la historia del recordado café Sorocabana, Gran café del centro (Cal y Canto, 2003) y la Antología de Montevideo (Arca, 2005). Pero también: Montevideo, la ciudad secreta (Editorial El Caballo Perdido, 2005), centrado –como su nombre lo indica– en la tarea de desentrañar los secretos que encierra el entramado urbano,  y el más reciente El tren fantasma (El Caballo Perdido, 2008), que se ocupa de las dimensiones “fantasmales” de lo urbano.

Y el último: el ya consignado Viejo Café Tortoni, que proyecta su labor a nivel internacional.

A propósito de Los cafés montevideanos, y teniendo en cuenta en el análisis también la tarea del autor en otros géneros, el crítico Pablo Rocca escribió que: “Michelena ha sido uno de los mayores, y menos publicitados, trabajadores de la cultura” (semanario Brecha, 27 de mayo de 1988). A su vez, el crítico Jorge Albístur –reseñando Gran café del Centro- describió así su tarea intelectual: “Michelena ha desarrollado una intensa labor de memorialista y se ha propuesto descubrir el alma urbana...”  (Brecha, 10 de octubre de 2003). Por su parte, el escritor Ricardo Prieto establece –refiriéndose a Montevideo, la ciudad secreta- que: “El libro alude con brillo y conocimiento a la presencia del art-déco en los edificios del Centro y en algunos barrios, a los símbolos esotéricos desperdigados por nuestras calles, a la franc-masonería que operaba y sigue operando en nuestra ciudad; alude a Pittamiglio, el alquimista de Trouville, al ocultismo instaurado en la década de los twenties...”  Y culmina, de esta manera: “Les aconsejo que lean este libro notable que nos ilustra sobre nuestra condición de uruguayos abiertos y universalistas” (texto de la presentación del libro, en el Centro Cultural de España, Montevideo, marzo de 2005). 

El narrador: 

El espectro de sus intereses creativos es muy amplio. Incluye la narrativa, a través de dos novelas y de cuentos que fue dando  a conocer en revistas, periódicos y antologías. Las primeras son: Apartamento 108 (Editorial Antares, 1984; firmada con el seudónimo M. A. Daniel) y El vuelo de la oca (Editorial Signos, 1993).

Sobre Apartamento 108 afirma Ricardo Prieto, que: “se ha situado significativamente en el panorama de la narrativa uruguaya; ha conseguido infinidad de lectores, ha cosechado abundantes comentarios y sensatas reflexiones de valiosos sectores de la crítica independiente.” (revista Graffiti, junio de 1993). Y en cuanto a El vuelo de la oca, escribe el poeta Gabriel Peveroni: “No es una novela más; puede y debe ser leída como una corrosiva metáfora de los últimos 50 años de la historia montevideana.”  (diario El Día, 12 de mayo de 1993).

El poeta:

Como tal, ha publicado dos libros: Formas y Fórmulas (Editorial Libros de Granaldea, 1978) y Rituales (Editorial Siesta, Estocolmo, 1984). Sus poemas integran dos antologías significativas: Los más jóvenes poetas (Ed. Arca, 1977; compilada por la crítica Laura Oreggioni y el poeta Jorge Arbeleche) y Poesía uruguaya del Siglo XX (Editorial Alfar, 1994; realizada por Walter Rela, reconocido estudioso e investigador literario). Textos suyos han aparecido en revistas literarias, suplementos culturales y  páginas Web.

Poesía suya se puede leer en la página Las afinidades electivas, en el marco de una muestra de poesía uruguaya actual.

Fue merecedor –en dos oportunidades– de la Primera Mención en concursos organizados por la Feria del Libro y el Grabado de Montevideo, en 1973 y en 1978. Obtuvo una mención en concurso convocado en 1982 por la Embajada de España y el matutino El Día.

El crítico José Carlos Álvarez lo llamó “poeta indudable” (diario La Mañana, 27 de marzo de 1977).  Y Florencio Vázquez escribió: “Es, la suya, una voz segura en la búsqueda del prodigio poético...”  (El Día, 17 de junio de 1978).

El ensayista:

En este género su labor se desplegó en revistas literarias como Nexo (1975) y Cuadernos de Granaldea (1980-82), culturales como Hoy es Historia (entre 1988 y el 94) y Graffiti (entre 1992 y 1998), y de carácter general como Latitud 30-35 (2000 y 2001). Más recientemente: en el suplemento La Jornada Semanal, del diario La Jornada de México (desde el 2004), y en Cuadernos Hispanoamericanos de Madrid (desde el 2003).

Parte de esta labor ensayística se relaciona con la identidad uruguaya desde el ángulo cultural. Y ha revalorado, además, figuras tutelares de la vida intelectual, como Rodó, Vaz Ferreira y Torres García. Particularmente lo hizo en su libro Magos de las palabras (Ed. Arca, 2006).

En este costado de su labor, el crítico Wilfredo Penco encuentra “una firme solvencia intelectual...” (diario El País).  Y refiriéndose a los panoramas de la literatura uruguaya de los setenta realizados por este autor, el crítico Pablo Rocca escribe: “Michelena fue el primero que se atrevió a los balances que, aunque breves y medidos, fueron fundadores”  (Cuadernos de Marcha, julio de 1990).

El periodista:

Ejerce el periodismo desde la segunda mitad de los años setenta.

En carácter de crítico literario: en los diarios Mundo Color (1977 y 78) y La Hora (1985 al 91), en los semanarios Convicción (1984) y Brecha (a comienzos de los noventa, y también desde el 2004), y en la revista cultural Graffiti (1992 al 98).

Como crítico de cine (La Hora), y de televisión (La Hora y Brecha), durante más de un lustro.

Como periodista de “información general”: en diarios como La Hora y mensuarios como Periscopio (1996 a 2007).

Como periodista cultural, en los medios ya nombrados y en revistas como Saltomortal (Suecia, 1983 y 84), semanarios como Decadauno (1993) y revistas como Latitud 30-35 (2000-2001).

Colabora con el suplemento La Jornada Semanal, del diario La Jornada de México (2004 hasta el presente).

Mantiene un espacio de crónica histórico cultural –desde el 2004- en el programa radial El Mural, de Radio Uruguay (Emisoras del Sodre), y a partir del 2008 realiza en radio El Espectador un ciclo sobre personajes urbanos, en el  programa Café Torrado.

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