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Algunos barrios de Piria
Alejandro Michelena

Jardines del Hipódromo se ubica justamente detrás del recinto en el cual desde hace muchas décadas se practica el "deporte de los reyes". Para llegar allí debemos dejar el Camino Maldonado, ya en sus comienzos, e internarnos unas cuadras por José Belloni (la antigua ruta denominada Cuchilla Grande, por extenderse sobre tal accidente geográfico), encontrándonos con una barriada humilde, de calles no precisamente regulares -sin esa disposición en damero que fuera tan usual en Montevideo- y con algunas curvas, de viviendas modestas ubicadas en medio de terrenos largos con mucho frente o amplio fondo.

Como sucede con otras partes alejadas de la capital, el surgimiento de Jardines del Hipódromo, lo mismo que el de Flor de Maroñas, fue debido a la iniciativa del incansable Francisco Piria. En los publicitados remates de terrenos que llevó a cabo en esos parajes, se utilizó como medio de transporte el ferrocarril que cruzando bajo los puentes de Tristán Narvaja, Fernández Crespo y Arenal Grande, surcaba casi en diagonal La Comercial, siguiendo luego por la actual Monte Caseros y culminando su recorrido en el Hipódromo cuando no seguía hasta Pando. Eran multitudes de posibles compradores, y muchos curiosos, los convocados por la estruendosa publicidad del martillo de Piria, quien concebía ese futuro barrio como un enclave residencial, un “barrio jardín” (de ahí el nombre).

Lo que el indudable visionario que fue Piria no pudo calcular fue el destino muy diferente que le esperaba contrariamente a lo acontecido con Piriápolis, que luego de la muerte del audaz empresario -que fuera tanto neodarwiniano como fervoroso partidario de un socialismo utópico para el futuro, como ha quedado documentado en alguno de sus extraños cuanto desmesurados libros- llegó a ser un balneario internacional, Jardines del Hipódromo quedó estancado en su crecimiento, poblándose incluso con gran lentitud. El motivo de este fenómeno tal vez pueda encontrarse en las lentas y nunca fluidas conexiones de la zona con el Centro (las que siguen así, aún en el presente). En la primera década del siglo, se concebía al Montevideo del futuro como una urbe mucho más cosmopolita y diversificada que la actual, y por supuesto nadie pensó entonces que el gran desarrollo, que la impronta residencial, iba a darse a lo largo de la costa.

Increíblemente, en aquellos lejanos tiempos se pensaba, como forma de unir la Ciudad Vieja y barrios como el que nos ocupa, en medios de transporte cuya rapidez aún ahora sería válida, como es el tren subterráneo (el que a la postre no fue, debido sobre todo a la constitución pétrea del subsuelo de 18 de Julio y 8 de Octubre).

Alejandro Michelena

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