En la bahía de Montevideo,

el día de Las Piedras

por Cap. de Navío (R) Federico G. Merino

El 18 de mayo de 1811, glorioso día de la batalla de Las Piedras, los españoles perdieron autoridad sobre la campaña de la Banda Oriental. No obstante, conservaron por tres años la plaza fuerte de Montevideo, al tener libre acceso a las vías marítimas, a pesar del riguroso sitio terrestre. En la bahía, a poca distancia del campo de batalla, hubo intensa actividad en esos días; nuestro relato se refiere a ella, relacionándolo en el tiempo, al día del enfrentamiento.

La bahía es una joya natural en la costa este del continente y en 1811, viniendo de aguas calientes, había que navegar desde Río de Janeiro, para encontrar otro fondeadero tan abrigado. Entonces los barcos de mayor calado fondeaban cerca de la boca y los otros hacia la Aguada. Se trasbordaban pasajeros y mercaderías a embarcaciones con menos de un metro de calado y de éstas a carros o carretas con ruedas de dos metros de diámetro. Solamente había un muelle a la altura de la calle San Felipe, hoy Misiones, que los montevideanos también utilizaban como lugar de reunión y de paseo. Fuera de muros, en la playa de la Aguada, estaba el casco varado del barco inglés “Inchiman”, en el cual se producirían refriegas durante el primer sitio en 1811[1] y en el segundo desde el año 1812 al 14.

La escuadrilla naval española del Plata y el Atlántico Sur, con base en Montevideo, al mando del Jefe del Apostadero, brigadier José María Salazar, aunque variaba porque los barcos iban y venían a la península, se puede estimar en una Fragata, dos corbetas, tres bergantines, dos sumacas y barcos menores. Estaba tripulada aproximadamente por 1.200 hombres, montando unos 177 cañones. Para comparar, apuntemos que Alvear al entrar en Montevideo en 1814. encontró 335 cañones, 19 obuses, 19 morteros y 18 carroñadas.

Los barcos de Su Majestad Católica (SMC) estaban activos, habiendo pocos en Montevideo. Desde marzo de 1811 bloqueaban los puertos dominados por la Junta de Buenos Aires; declarándose buena presa aquellos buques despachados por dicha autoridad.

Por el bloqueo, el "Dolphin", bergantín americano, arribó a la bahía el 17 de mayo, en vez de dirigirse a Buenos Aires que era su destino desde Providence en Estados Unidos, pues frente a Maldonado lo intimó el barco de SMC “Santa Casilda". Este barco también sacó desde atrás de Gorriti a las fragatas españoles "Santa Lucía” y “Luisa”, por encontrarlas traficando con los patriotas. La primera arribó a Montevideo el 26 de mayo y la “Luisa” un poco después. ambas con tripulaciones de presa[2].

Desde el oeste, arribó en marzo y fue declarada buena presa en abril, estando por lo tanto en la bahía el día de la gloriosa batalla, la goleta bonaerense “Pura y Limpia”. Fue capturada por los barcos que bloqueaban Buenos Aires[3] . También una balandra y un champán, apresados por estos barcos, habían sido devueltas a sus dueños españoles el 8 de mayo.

La sumaca de SMC “Aranzazú" había apresado a dos balandras en la boca del Riachuelo de Santa Fé[4]. Y también estaba otra presa de 85 toneladas, la “San Juan Bautista”, capturada por la misma sumaca, y que transportaba cal desde el Paraná a la ciudad porteña[5] .

La balandra de SMC “Americana de Indias" (a) Tortuga, apresó al “San Antonio y Animas" cargado con sebo y grasa y se declaró buena presa el 25 de mayo.

Como auxiliares de los buques de guerra, operaban con patente montevideana numerosos corsarios particulares. El día de Las Piedras, entró a la bahía la goleta corsaria "Ntra. Sra. de las Mercedes” (a) Dragón, escoltando a otra goleta, "Remedios” que habla represado a los patriotas en el puerto de La Cruz del río Gualeguay[6]. Otras presas del “Dragón”, fondeadas en Montevideo, eran la balandra “S. Francisco de Paula”, buena presa el 25 y la sumaca “Jesús. María y José" (a) Bombo, de 116 toneladas, abordada por dos botes del corsario cuando regresaba a Buenos Aires con sebo y grasa. Fue declarada buena presa el 5 de junio y en los años venideros, armada a su vez en corso, sería famosa en el Plata, al efectuar cruceros exitosos y figuraría en los versos del “Diario del Sitio”, de Feo. Acuña de Figueroa. el autor de nuestro himno.

Esperando los trámites de adjudicación había otras dos balandras capturadas por los corsarios “Sn. Antonio” (a) Bicho colorado y el "San José"[7]. Pocos días antes se había terminado el trámite sobre la goleta "San Pío", buena presa del "Ntra. Sra. del Carmen”, abordado en el Paraná Ceibo, cargada con carbón.[8].

En mayo, arribaron a Montevideo nueve fragatas mercantes: cuatro españolas, cuatro americanas y una hamburguesa; una polacra en lastre; dos bergantines, uno español y otro americano[9]. El 18 estaba fondeada una embarcación portuguesa con 11 tripulantes y de 40 toneladas, en viaje desde Buenos Aires a Río de Janeiro, pero pocos días después varó frente al Caserío de los Negros, en el Miguelete y fue saqueada por los patriotas.[10].

La sumaca española "Ntra. Sra. de la Concepción" el mismo 18, fue despachada para el Janeiro con 200 fanegas de sal de trasbordo y una pintoresca lista de rancho: 21 pipas de vino carlón; 1 barril de vino tinto; 4 quintales de pan: 1 lonja de tocino y 12 gallinas[11].

Zarpó para Lima la fragata "Resolución y Constancia”, habiendo embarcado 31 negros bozales y 24 barriles de alquitrán, estos de trasbordo desde (a fragata americana "Temperanza”. Además cargó sedas, tafetanes, hierro, clavazón y velas de sebo. La fragata española “Carmela", para La Coruña, con 1.109 cueros, sebo, cacao de Guayaquil, lana y provisiones para rancho: galletas, vino, gallinas, carne salada, aguardiente, pavos, ovejas y terneros. Para Tarragona zarpó la polacra "Sn. Feo. de Paula".

Las operaciones eran lentas, por lo que los barcos estaban muchos días en puerto. Las goletas tenían alrededor de 100 toneladas con unos 20 metros de largo; los bergantines con unas 150 toneladas. median unos 25 y las fragatas variaban entre 200 y 400 toneladas, teniendo la “Luisa”, por ejemplo, 34 metros de eslora para 200 toneladas. Traían hierro, vino, aceite, papel y almidón de España; géneros, alquitrán, muebles, maderas, vinagre, botas y relojes desde Estados Unidos y ron, ginebra, azúcar y tabaco del Caribe.

El trágico tráfico de esclavos era intenso en el Montevideo colonial. Arribó la goleta negrera española "San José” con 84 negros desde Bahía. Se efectuaban trámites para reembarcar 92 negros bozales en la sumaca portuguesa “Invencible”[12]. El 6 de mayo se vendió por $ 10.000 la fragata negrera española "Paz y Religión”. Estos negocios de triste recuerdo, después de haber sido explotados por ingleses, portugueses y franceses, ahora España los protegía para sus propios súbditos, por lo que en el expediente de venta hay un decreto que dice: “Siendo la compra de este buque para el comercio de negros, como lo expone el suplicante, está libre del derecho de Alcabala, en virtud de la Real Orden del 24 de enero de 1793”. Poco después la fragata zarpó para Mozambique.

Cargada de pólvora, estaba en la bahía la fragata española “San Nicolás de Barí”, que el 25 de junio explotaría, al ser descargada[13].

El 18, se escucharon desde la bahía, cañonazos a lo lejos. Por la tarde comenzaron a llegar heridos a la plaza y cuando el sol se ponía corrían rumores de la derrota realista.

Entrada la noche, el vigía del Cerro divisó fogatas y se sentían descargas de fusilería festejando un triunfo. Salazar entró en el Fuerte, donde ahora está la plaza Zabala, gritando ¡Viva el Rey![14].. Pero los ideales de Mayo, de Asencio, de Artigas, habían conquistado el corazón y la mente de los orientales.

El poderío naval español se agostó en tres años, terminando en la batalla del Buceo, en mayo de 1814. Sin ser exhaustivos, además de los ataques desde afuera de las murallas, veamos algunas causas de esta decadencia.

Después de 1812, la jefatura del Apostadero fue desempeñada por marinos de relativa capacidad e inferiores a Salazar o a sus antecesores como Bustamante y Guerra y Ruiz Huídobro.

Sumas de dinero, oro y plata, fueron enviadas a la península en registros de caudales, privando a la plaza sitiada, de recursos que no eran compensados por los auxilios recibidos desde España o desde Lima.

No menos importante para la derrota naval española, fue la formación de gente de mar entre los patriotas, especialmente de origen inglés y americano. Dedicados al tráfico marítimo en el Plata, fueron perseguidos por los corsarios y barcos de guerra realistas. Reaccionando, obtuvieron primero patentes de corso de autoridades patriotas y después tripularon la flota que se organizó al mando de Brown.

Si la historia sirve de enseñanza, tanto en el triunfo como en la derrota, esta decadencia naval española, en un confín de su imperio, puede servir de provechosa lección.

Notas.

Todas las fuentes, cuando no se indica lo contrario, son del Archivo General de la Nación.

[1]  Perez Montero, C.; "La Revolución de 1811" pág. 192, Junta Departamental, Mvd. 1964.

[2] Capitanía de Puertos. Libro 99.

[3] Caja 303.

[4] Idem.

[5] Caja 301.

[6] Caja 302.

[7] Caja 306.

[8] Caja 322.

[9] Capitanía de Puertos, Libro 99.

[10] Beraza, A.; "La Revolución de 1811” pág. 381, Junta Departamental, Mvd. 1964

[11] Caja 305

[12] Caja 302.

[13] Caja 301.

[14] Pérez Montero, C.; Obra citada, pág. 188.

 

por Cap. de Navío (R) Federico G. Merino


Publicado, originalmente, en: Almanaque del Banco de Seguros del Estado año 1981 (Montevideo - Uruguay)

Almanaque del Banco de Seguros del Estado es una publicación editada por el  Banco de Seguros del Estado

Link del texto: https://institucional.bse.com.uy/inicio/almanaques/almanaque-1981

 

Ver, además:

 

                    Gral. José Gervasio Artigas en Letras Uruguay

 

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