En una ciudad de muchas lenguas , fotografías y teatro en medio de la guerra.  

A fines de febrero de 1840 llega a Montevideo la nave escuela francesa    "L'Orientale" en la que viajaba un grupo de jóvenes estudiantes belgas que aspiraban a dar la vuelta al mundo. El abate Compte era el   guía de viaje de estos muchachos y traía consigo una máquina de   daguerrotipos, invento que había sido presentado seis meses atrás en la Academia de Ciencias de París.

El 28 de febrero, desde el Salón de la Casa de Representantes del Cabildo, Compte tomó la imagen de la Iglesia Matriz en cuatro minutos. Este primer daguerrotipo del Río de la Plata fue reproducido pocos días después, el 4 de marzo, en el periódico montevideano "El Talismán"   causando sensación .

Inmediatamente hay gran alboroto, se forman colas y toda la sociedad de la época desfila asombrada ante el nuevo descubrimiento. Como hay un sitio y un bloqueo naval, los estudiantes belgas y el abate no podrán irse durante tres años, así que se dedicarán a sacar fotos.
En medio de la Guerra Grande se pone de moda sacarse daguerrotipos, con estuche forrado en terciopelo y marquito dorado.
Se sacan fotos las damas de pro, las niñas con abultados calzones, los militares, las señoras negras, los curas, las muñecas en sus cajas, los caballeros y los marineros, los peones de estancia y también los payasos. 

Daguerrotipo : Retrato de Margarita Sánchez de Thompson . Circa 1848 . Colección Cuarterolo. Buenos Aires.

Daguerrotipo: Retrato de caballero desconocido. Circa 1848. Colección Cuarterolo. Buenos Aires.

Daguerrotipo: "Retrato de niña con abultados calzones". circa 1845. Colección Cuarterolo. Buenos Aires.

Daguerrotipo: Retrato de damas montevideanas desconocidas con daguerrotipo. Circa 1840.

Colección Cuarterolo. Buenos Aires.

Daguerrotipo: Retrato de marineros. Circa 1848. Colección Cuarterolo. Buenos Aires. Daguerrotipo: Mujer de raza negra. Circa 1848. Colección Cuarterolo. Buenos Aires.

Daguerrotipo: Retrato de payaso. Probablemente de una comparsa de el Teatro de San Felipe. 
Circa 1850. Colección particular, USA.

En este clima bélico singular se continúa con lo que siempre está de moda, ir al teatro.

Durante todo el conflicto hubo dos funcionando: el Del Comercio y el Italiano. En pleno sitio, se demuele el primero de ellos y en su lugar se funda el Teatro San Felipe. Sin duda que había movimiento teatral; es más, la juventud intelectual   que acompañaba a los sitiados, reforzada por los exiliados argentinos, se empeña en descubrir nuevas vertientes expresivas que de alguna manera representaran ese momento histórico.

 

Fernando Quijano, dirige y actúa su ¡Quién diría! acompañado de una juventud entusiasta a cuatro meses de iniciado el conflicto.

Esta pieza desgraciadamente se ha perdido, pero existen testimonios de época que la referencian debido al éxito y a las circunstancias de su representación.

Sabemos que ¡Quién diría! aludía a los sucesos del día y muy especialmente a la actitud de los pobladores de la ciudad de Montevideo que,   integrados en batallones civiles, sin preparación y sin armamento adecuado, intentaban mantener el clima de resistencia.

Es en ese momento que se organizan las Brigadas de los Extranjeros para sumarse a la lucha.

La Legión Italiana , al mando de Garibaldi y la Brigada Francesa, al mando de Thiébaut, eran las más numerosas , a las que le seguían otras colectividades, como la Legión Argentina y la de los vascos y negros libertos.

 

Sin duda que trabajar dramáticamente sobre este tema tenía sus riesgos.

Quijano parece ser que se las arregló muy bien para concretar una pieza con sabor costumbrista, donde estaban representados los distintos grupos de hablantes y clases sociales, cada uno con su correspondiente perfil en juego de contrastes. El tono general, según los informes, fue reidero, ameno y diseñado evidentemente para exaltar los ánimos y crear un clima de contención y solidaridad en medio de tiempos difíciles.

 

¡Quién diría! creó un modelo de referencia, un modo de decir y de hacer teatro que despertó mucha curiosidad entre los especialistas. Durante mucho tiempo se habló de ella, se discutió sobre el valor agregado de esa realidad ficcionada y del sentido de su oportunidad social.  

 

No es casual que la pieza desapareciera   inmediatamente después de acabado el conflicto bajo el poder de una ideología cuyo lema fue: Ni vencidos ni vencedores.

Decididamente que ¡Quién diría! molestó a quienes querían olvidar.

También desapareció la letra y la música de "La Resfalosa" de Hilario Ascasubi por ser demasiado revulsiva para el nuevo gusto que se intentó imponer. Pasarían más de 150 años para que lográramos redescubrirla en su totalidad.     

 

Robert Elwes, un artista inglés que visita la ciudad en los días de mayor enfrentamiento observa que:

 

"Los de afuera disparan si ven a alguien cerca de las líneas, y los de adentro tienen la costumbre de enlazar a la gente y robarla, si uno se acerca al desembarcadero por la noche. Montevideo no sólo está sufriendo un largo asedio, sino que se ha convertido en una especie de refugio para los vagabundos descontentos de todos los países de Europa. Ingleses, franceses, italianos, alemanes, vascos, van allí como mercenarios, y se consideran que están luchando por la libertad del país. Las naves de guerra también van a proteger el lugar; los franceses desembarcan sus tropas, los ingleses, sus marinos, pero apenas saben por qué están luchando, o a quién están apoyando" .

Ariel Mastandrea

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