Tiremos la casa por la ventana

 
En el pequeño local partidario había un gran movimiento.
Gente que corría para todos lados, gente que estaba en cuatro patas, personas
que colgaban las banderas, los cuadros y las fotos. En medio de todo eso estaba Gustavo, que daba las ordenes pertinentes.
_La foto de Artigas al lado de mi cuadro-
_Al revés, el cuadro de Artigas al lado de tú foto_ dijo uno mientras perseguía una cucaracha con la chancleta en la mano.
_Es lo mismo-replicó Gustavo-un cuadro es la foto del alma-
_No, la foto del alma es el psicoanálisis -dijo el freudiano del grupo.

En eso estaban estos izquierdistas cuando a la carrera llegó Jorge, que se sentó para descansar.
_Te estaba buscando-le dijo Jorge a Gustavo-Raúl tiró la casa por la ventana-
_¿Hizo una fiesta? _pregunto Gustavo sorprendido.
_No, nada de eso, literalmente tiró la casa por la ventana y como no podía meterla de vuelta fue
a mi casa a pedirme ayuda.
_¿Y lo ayudaste?_
_Sí, pero nosotros solos no podemos, así que te precisamos_
_Bueno, vamos_ dijo Gustavo dispuesto a ayudar.
Los dos salieron del local y se dirigieron rápido a la casa de Raúl.
_¿Entonces la casa dónde quedó?_ pregunto Gustavo.
_En la vereda, la mayoría, salvo la parte de adelante que quedó en la calle-
_¿Y ocupa mucho lugar en la calle?-
_Un poco menos de la mitad-
_me imagino los autos-
_Ya hubieron dos choques-
_¿Muertos?-
_Heridos leves, pero autos destrozados-
_Ah-
_Llegamos-dijo Jorge señalando la mitad de la cuadra siguiente donde la casa de Raúl ocupaba toda
la vereda y parte de la calle.
Gustavo había estado muchas veces en esa casa grande y blanca que Raúl había tirado irresponsablente
por la ventana, dejando un terreno baldío en su lugar, él y Jorge se acercaron.
_Ah, llegaron-comento Raúl apoyado en una pared lateral.
_¿Por qué tiraste tú casa por la ventana?-le pregunto Gustavo en tono de reproche.
_Me calenté porque tiene humedad, entonces la tiré, porque no sirve para nada,...sin embargo ahora me
doy cuenta que la necesito, pobre casita, yo la quiero.
_Y ahora no te entra por la ventana-concluyó Gustavo.
_Sí, claro, la ventana es más chica que la casa y no todo lo que sale entra, aparte la ventana que estaba en la fachada quedó atrás.
_Vlaro, al tirara la casa por ahí la ventana salió de la fachada y se encajo en la pared de atrás-explico Jorge.
_Por que en vez de tirar casas por las ventanas sin darte cuenta de las consecuencias, no haces algo por la
revolución-le dijo Gustavo a Raúl.
_Leo a Marx todos los días de 13:45 a 14:30-.
_Ah, bueno no dije nada entonces. Tengo una idea para solucionar esto. Vos tiraste la casa, digo yo que tuviste
que hacer mucha fuerza aunque no dejó de preguntarme cómo pudiste sólo, para eso se necesitan por lo menos cinco tipos. La idea es pedirle ayuda a todos los vecinos y curiosos que están mirando y chusmeando.
Si ellos y nosotros empujamos seremos unos 26, cálculo, para meter la casa por la ventana-.
_De acuerdo_ dijeron a coro Jorge y Raúl a favor de la idea de Gustavo.
_¿Quién les hablá?-.
_vos tuviste la idea ¿no?-.
_¡Yo sabía, siempre me mandan a mí al frente, malditos brujos!-.
Gustavo empezó a gritar para que los que miraban lo escucharen.
_¡Gente, ehhh, escuchen, los precisamos a todos, vengan y empujen la casa hacía la vereda, yo sé que parece absurdo, pero no hagan preguntas, sí quieren ayudar a Raúl, deben tener una fe ciega en que esto resultará,
ustedes empujen nada más.-
Gustavo acabó de hablar y fue a empujar la casa.
Además de Jorge y Raúl, lo imitaron diez personas de veintitrés que miraban.
-Que arrastre que tiene ehh- comentó Jorge.
-Es un caudillo- concluyó Raúl.
Los trece que empujaban se esforzaban al máximo. En medio del esfuerzo Raúl dejó de empujar.
-Esperen- dijo - me acordé que después de tirar la casa cerré la ventana.
- Así no se puede, que vivo que sos- le dijo Jorge con ganas de matarlo.
- Voy a abrirla- gritó mientras corría para abrir la ventana lo más rápido posible, Raúl llegó a la pared que daba al fondo y abrió la ventana.
- Ya está - grito desde atrás de la casa.
Entonces los otros empujaron la casa y está entró facilísimo por la ventana quedando en su lugar habitual.
- Que fácil hasta uno sólo pudiera haberlo hecho-dijo Jorge.
-Así se explica como Raúl pudo tirarla sin ayuda-.
-Es cierto, Gustavo, gracias por tu ayuda-.
-No fue nada, ¿y Raúl, dónde está?-.
-¡UHHHUuu, cuando empujamos la casa él estaba atrás!-.
-¡Vamos rápido!-.
Los dos entraron corriendo en la casa, tras abrir la puerta, recorrieron el zaguán, el living y el comedor antes de llegar al fondo donde estaba Raúl contra el limonero, desparramado tomándose la cabeza.
-¡Che, ¿por qué no avisaron?, me di tremendo golpe-se quejó Raúl.
-perdónanos, no nos dimos cuenta, ¿estas bien?-pregunto Gustavo.
-Si, gracias por poner mi casa en su lugar, no tenían porque hacerlo-dijo Raúl mientras se incorporaba sin ayuda.
-¿venís al aquelarre está noche-le pregunto a Gustavo esperando una respuesta afirmativa.
-No-respondió enseguida Gustavo-ustedes dos son los brujos, chamanes, alquímistas, hechiceros, oscurantistas. ,
etcétera-.
-Epa, somos todo menos etcétera, no te pases de la raya-
-Está bien, está bien- contestó Gustavo abriendo los brazos como diciendo que no quiso ofenderlo.
- También vendrá el conde de Saint Germain y Buda.
-Tienen visitas interesantes- comentó Gustavo.
-Viste che-.
-¿ Ninguna mina?
-Sí, la vecina de al lado-.
-¿también es bruja?-.
-No, cocinera, los brujos también comemos-.
-AH, bueno suerte en la reunión.
-Adiós amigo-dijeron Jorge y Raúl a la vez.
Gustavo se fue caminando lento, pensando en que va ser dura la pelea electoral contra los fascistas.

Santiago Massino
Taller de Escritura y Estilo de la Biblioteca "Carlos Roxlo", barrio La Teja (Montevideo)
Juan Ramón Cabrera - Coordinador

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