La madre de los siglos
Poemario escrito en 1981

La antigua amanecida

por Marta de Arévalo

Estaban los profetas en su voz prenacida
con mugido celeste testimoniando el Ser.
Los Tronos sustentaba su luz de inmenso cisne
y las Coronaciones nacían por su sed.

Cantaba desde antiguo LA ANTIGUA AMANECIDA,
sabía cuadratura y suma redondez.
Fue ley de multitudes en dualidad sin límite
y la llave del Uno con el Trino en la sien.

Y quiso ser el Sueño soñando trascendida.
Soñó todas las cosas su mente dual y fiel.
En sí misma decía, a sí misma escuchaba,
a sí misma se amaba nombrándose al arder.

Con mil manos de seda se tactó plenamente
y nació de su tacto anaconda y clavel. 
Y se amó con su boca de ondulante saliva 
y nacidos los ríos le lamieron los pies.

Y se ungió con su óleo la Divina Sapiente
y engendrados los sexos contuvieron su miel.
Siete días y noches fue dormida en su lumbre
y surgió de su llama el Arcángel Miguel.

Y su leche de estrellas de sus senos manaba 
porque fuera su pecho de los dioses sostén.
Siete días y noches fue encendida en su ansia
y saltó de su cuerpo el radiante Luzbel.

Y los siglos curvaban su cintura de trigo
y ella espiga se daba en parir y crecer.
Y al mirarse la entraña como tierra morada
su mejor criatura floreció en el Ciprés.

Marta de Arévalo
De "
La madre de los siglos"
Poemario escrito en 1981
Editado en junio 2009

Ir a índice de ensayo

Ir a índice de  Marta de Arévalo

Ir a página inicio

Ir a mapa del sitio